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'Mujer que nazca en Luruaco y no sepa hacer una arepa e’ huevo, no es de aquí', es la frase icónica de ese municipio del Atlántico para resaltar las historias de emprendimiento de sus habitantes.

Sin embargo, Jenyfer Ortiz Peña, de 27 años, rompe el esquema porque su resurgir no gira en torno a la cultura gastronómica sino a la violencia intrafamiliar de la que fue víctima por casi 10 años.

'Una mujer siempre está ocupada en labores del hogar', 'si no estudiantes cuando podías, por qué vas a estudiar ahora que tienes una hija', eran algunas de las frases que él le decía sin caer en cuenta que esos eran signos de violencia psicológica –que después de unos años– terminaron en constantes agresiones físicas.

Ortiz Peña recuerda, que ‘la gota que rebosó la copa’ fue cuando la golpeó brutalmente en el rostro. 'Me quedó cicatriz, tuve que ir a la clínica donde me cogieron puntos cerca del ojo izquierdo', dice.

Al salir de la clínica, lo primero que hizo fue contactar a un amigo, quien la ayudó con el proceso de demanda.

Reconoce que antes no había tenido el valor de contar lo que estaba pasando con el padre de su hija por 'miedo al qué dirán sus amistades y familiares', lo cual hoy en día menciona como un error porque 'es algo por lo que nadie debe pasar'.

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Lamenta que su hija, quien recientemente cumplió nuev años, hubiera tenido que ser testigo de todas las agresiones. Afirma que la menor estaba sufriendo las consecuencias y lo manifestaba con su forma de actuar.

'Ella era muy tímida, muy miedosa, no se comunicaba mucho con las personas. Ahora es más expresiva, la noto que es más alegre… ha tenido un cambio grande', asegura.

Cuenta que después de la demanda por agresión intrafamiliar, ella y su hija fueron beneficiarias de un programa social.

Ahí le dieron la oportunidad de estudiar belleza Integral, manicure y pedicure, labor que ejerce todos los días a domicilio y con la que saca adelante a su familia.

'Sólo miro atrás para coger experiencia de todo lo que viví, y sé que todo eso me va ayudar a seguir avanzando en mi vida', dice con orgullo.

Jenyfer asegura que ha tenido la oportunidad de hablar con mujeres que viven lo que ella vivió y a las que les ha aconsejado atreverse a denunciar y no ser dependientes.

'Todos los días cuando me levanto, le agradezco a Dios porque tuve la oportunidad de dejar esa vida atrás… sé que hay muchas mujeres que no logran a contar su historia sino sus familias cuando ya no están', finaliza.