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Con la llegada de diciembre no solo se encienden luces y celebraciones. También se intensifica un problema que se repite cada año y que afecta de manera directa a miles de mascotas en el país, el impacto de la pólvora y los ruidos fuertes en perros y gatos.

De acuerdo con la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (RSPCA), el 45 % de los perros presenta señales claras de miedo cuando se enfrenta a explosiones de pirotecnia. En el caso de los gatos, el 34 % de los cuidadores afirma que sus felinos reaccionan con temor ante los fuegos artificiales.

Estas cifras no son menores si se tiene en cuenta que, a diferencia de los humanos, los perros poseen una sensibilidad auditiva mucho mayor, capaz de percibir frecuencias y niveles de ruido que para las personas pasan desapercibidos, lo que amplifica su respuesta de estrés.

Para los veterinarios, estos números desmontan la idea de que el miedo a la pólvora es una exageración. “En esta época del año vemos un aumento significativo en los episodios de ansiedad, huida y desorientación en perros y gatos debido a la pólvora. La prevención es la herramienta más poderosa que tienen los cuidadores”, explica Michel Cardona, médico veterinario de Gabrica. Según el especialista, muchas de las emergencias podrían evitarse si las familias se anticiparan a los días y horas de mayor ruido.

De acuerdo con el veterinario se debe insistir en que proteger a las mascotas no requiere medidas complejas, sino constancia y preparación. Una de las principales recomendaciones es crear un refugio seguro dentro de la casa. Se trata de destinar un espacio tranquilo donde el animal tenga su cama, agua, comida y algunos juguetes, y donde pueda sentirse protegido.

“La música suave o sonidos constantes pueden ayudar a amortiguar el impacto de las explosiones externas, al igual que el uso de sprays de esencias florales pensados para promover la calma”, comentó.

Otra medida clave es prevenir las fugas. Durante las festividades es común que los animales intenten escapar por miedo, lo que incrementa el riesgo de accidentes o de que se pierdan. Si la mascota permanece en exteriores, el uso de collar y correa resulta fundamental, así como verificar que puertas y rejas estén bien cerradas.

En el caso de los perros, el uso de feromonas sintéticas se ha convertido en una herramienta de apoyo frecuente. Collares como Adaptil emiten una señal que imita las feromonas calmantes naturales, lo que puede ayudar a reducir la ansiedad en situaciones de ruido intenso. A esto se suma el contacto físico, siempre que el animal lo tolere.

Consejos a tener en cuenta

Otra de las recomendaciones de Cardona son los abrazos suaves o bandas de compresión que pueden generar una sensación de seguridad en algunos perros, aunque los especialistas aclaran que no todos reaccionan igual y que nunca se debe forzar este tipo de contacto.

Y es que según un estudio de la Facultad de Medicina Veterinaria Cummings de la Universidad de Tufts de Estados Unidos, perros y gatos pueden manifestar malestar mediante jadeo excesivo, temblores, esconderse, conductas destructivas, irritabilidad, gruñidos o posturas corporales tensas (cola baja, orejas hacia atrás o pupilas dilatadas). Reconocer estos signos, especialmente en épocas de mayor agitación, permite actuar a tiempo y ofrecerles un entorno más seguro y acorde con sus necesidades.

Las terapias complementarias también tienen un lugar en el manejo del estrés. Las esencias florales, como las asociadas al miedo, el estrés o la ansiedad, son utilizadas como apoyo dentro de procesos de acompañamiento emocional. De acuerdo con los expertos, estos productos no reemplazan tratamientos médicos cuando son necesarios, pero pueden contribuir a modular las emociones y favorecer estados de calma. En la misma línea, algunos biomoduladores buscan regular la ansiedad a nivel neuroquímico, siempre bajo orientación profesional.

Un punto en el que los veterinarios son enfáticos es en evitar el castigo. Regañar o sancionar a una mascota por su miedo solo refuerza la ansiedad y puede empeorar la conducta.