Por Lisandro Polo
Especial para EL HERALDO
Aníbal Velázquez Hurtado, es un nombre que está ligado a la historia de la ciudad como el Carnaval mismo.
Es músico, compositor, creativo, un hombre que se destaca no solo por la ejecución del acordeón, sino por ser una persona sencilla, alegre y servicial.
Nacido en Barranquilla el 3 de junio de 1936, celebra este lunes 88 años. Desde muy temprana edad tuvo inclinación por la música, en sus inicio deleitaba a sus vecinos del populoso barrio Rebolo tocando dulzaina al lado de Nelson Pinedo.
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Desde joven mostró sus virtudes para la ejecución del acordeón, aunque también tuvo otras facetas y otros quehaceres.
A mediados de los años 50 estuvo dirigiendo parte de la construcción de las casas de pino finlandés que, desde el gobierno central, a través del Instituto de Crédito Territorial (Inscredial) y a cambio de café, se fabricaron al pie de lo que fuera el primer Aeropuerto de esta ciudad; teniendo el maestro Aníbal, su aporte en los inicios de lo que hoy es el barrio Simón Bolívar, uno de los sectores más populares y alegres de La Arenosa.
Quienes tuvimos el privilegio de ‘patonear’ verbenas y casetas, sabemos lo que es disfrutar la música guarachera y “Raspacanillas” del ‘Bárbaro del Acordeón’ alegrándonos a través de los picós, amenizando con su música.
Rey de los picós
Y es que en el ambiente picotero el maestro Aníbal Velásquez marcó una pauta. Es que para los conocedores de lo que es calentar un picó y de lo que es en el argot picotero “ahogar al otro” se usaba la música de Aníbal.
Los picoteros tenían temas de combate como Mejor para ti, esa era una manera de asegurarse que los bajos y brillos estuvieran en su nivel, pero también el maestro grabó música exclusiva para algunas máquinas de sonido como: Amor en Jet para el Son Latino, El Negrito Conversón para El Coreano No.1, No hay una Timba, para el Soviético, entre otros.
Para quienes trabajaron y trabajan al pie de estas potentes máquinas, Aníbal Velásquez tiene un gran significado. Y es tanta su pasión por el picó, que el ‘Rey de la Guaracha’ construye turbos, algunos por encargo y decorados a su gusto.
Un artista polifacético

Definitivamente Velásquez ha marcado con su música un largo sendero, dejando huellas con pasos firmes, porque con Aníbal la cuenta es larga, no solamente por la música que escuchamos en la época de diciembre y Carnaval, es también su trasegar por otros aires, que no lo ubican a él en el estilo donde normalmente lo conocemos; entre otras músicas que no se han escapado del embrujo de sus notas está la música Ranchera, grabando en México más de 5 LP, incluidas canciones de su autoría y de su inseparable hermano, José “Cheito” Velásquez, dándole a la ranchera un nuevo estilo.
La música antillana se dejó llevar por su creatividad mostrándonos un “Aníbal en su Salsa”; también lo escuchamos ejecutar notas tan especiales, que se pudiera pensar que no es el mismo Aníbal tocando música Llanera, pero sí, es él, tocando Joropos y sus variantes.
A mediados del siglo pasado, no había posibilidad de pensar que a la música festiva, le abrieran las puertas en los grandes salones de bailes, pero el Mago no le cerró la puerta a su creatividad y con la magia de su acordeón, grabó boleros cantados por su hermano “Cheito” Velásquez, los que fueron del agrado del público. Esto lo inspiró para la creación de un nuevo ritmo, combinando el Paseo Vallenato, (que fue lo primero que interpretó con su acordeón) y el Bolero, naciendo así el “Pasebol” el cual se posicionó de forma inmediata, siendo interpretado también por otros artistas del momento.
En sus inicios conformó la agrupación Los Vallenatos del Magdalena junto con Carlos y Roberto Román, con quienes grabó la primera versión de La Casa en el Aire del Maestro Rafael Escalona, así como Pájaro Amarillo y Nube Viajera del maestro Rafael Campo Miranda y muchos más.

En el Festival Vallenato
Gracias a su interpretación y estilo se ganó la simpatía y respeto de sus colegas, es debido a la maestría en la ejecución del acordeón y la gran acogida que gozaba, lo que lo llevó a inscribirse en el Festival de la Leyenda Vallenata, siendo “el primer Rey sin corona”, cuando en 1973 lo declararon fuera de concurso, antes de iniciar la contienda, dándole como compensación por parte de la junta organizadora, un Acordeón Honner y $500.000 en efectivo.
El maestro ha sido motivo de inspiración del nuevo trabajo musical del Grupo Tambó, La Guaracha Vive, que incluye cuatro temas con la participación del Mago del Acordeón.
El trabajo consta de dos covers al estilo de Tambó y dos temas inéditos escritos en Décimas, Aníbal el Rey y Aníbal Speak Spanish. Los temas están inspirados en los aportes del maestro y sus vivencias, esas que han sido pilar en su carrera musical.





















