El Heraldo
La Fundación Granitos de Paz participa en la feria con su proyecto Patios Productivos. Cortesía
Sociedad

Alimentos orgánicos, un cultivo de historias en Sabor Barranquilla 2021

Flores comestibles, deshidratados, bollos y brotes de plantas son algunos de los productos que comercializan emprendimientos rurales y de la urbe en la feria gastronómica que se vive en el Puerta de Oro.

Visibilizar la importancia de la seguridad alimentaria en ‘Una mesa para todos’ ha sido el objetivo de la edición número 14 de Sabor Barranquilla. En su variada programación contemplan esta temática a través de charlas y conferencias que se vienen realizando desde este jueves 9 de diciembre.

No solo la agenda académica impulsa la significación del acceso a la buena alimentación en las poblaciones y todo lo que esto conlleva. Varios emprendimientos presentes en la feria son pieza clave del evento gastronómico por los productos que presentan ante los asistentes, las historias detrás de estos y su contribución a la seguridad alimentaria de las comunidades.

La zona rural y también la urbe coinciden esta vez en que personas que decidieron apostarle a la buena alimentación y también a la practicidad que ofrece la soberanía alimentaria desde casa para elaborar alimentos propios, comercializan ahora productos orgánicos que contribuyen al cuidado del medioambiente y a la salud humana.

Los tres emprendimientos a continuación: Patios Productivos de la Fundación Granitos de Paz, Aguagreens y Pa La Huerta Tours, engloban características en común como la pasión al elaborar sus productos, la generación de ingresos para sus familias, la defensa del medioambiente y la salud humana como prioridad. 

Poniendo ‘Granitos de Paz’

Hace más de 14 años nació la Fundación Granitos de Paz con el fin de trabajar en pro de la seguridad alimentaria en compañía de la comunidad del barrio Olaya Herrera, en los sectores Rafael Núñez y Once de Noviembre, en la ciudad de Cartagena. 

“Pasamos de ser un proyecto de solo seguridad alimentaria a ser uno de generación de ingresos y mejoramiento de la calidad de salud y vida a través de la alimentación. En este, hay más de 120 familias detrás de estos productos que generan ingresos a partir de la comercialización. Tenemos personas más autónomas que han tenido acceso a créditos y que han logrado salir de la pobreza extrema”, dijo a EL HERALDO Marta Mogollón, directora de la fundación. 

Actualmente, la fundación tiene cinco ejes fundamentales de trabajo: la educación a través del Centro de Aprendizaje Granitos de Paz; salud y planificación familiar por medio de brigadas de afiliación a esta población cartagenera; capacitación y generación de ingresos desde el emprendimiento Patios Productivos; cultura y deporte, que se fomenta con diversas actividades; la vivienda y medioambiente se ejemplifica en las alianzas con empresas del sector privado y particulares. 

A partir de esos pilares, cientos de personas han podido salir adelante y desde Sabor Barranquilla quieren seguir visibilizando su trabajo en Patios Productivos. 

“Esta es una iniciativa para solucionar el hambre de la ciudad a través de un proyecto de seguridad alimentaria. Albahacas, rúgula, cilantro, pepinillos, flores comestibles, deshidratados y más productos ofrecemos a hoteles, restaurantes y también a los hogares de Cartagena”, comentó Fernán Castaño, coordinador del proyecto y quien se encuentra al frente del ‘stand’ ubicado en la feria. 

En su puesto, ofrecen diversos alimentos orgánicos como especias, microgreens (vegetales verdes cosechados justo después del que el cotiledón de las hojas se ha desarrollado). Lo más novedoso en su catálogo son las flores comestibles multicolor. 

Patios Productivos también comercializa miel orgánica que viene desde El Salado, en los Montes de María. 

“En el 2000 los productores de la miel fueron afectados por la masacre de los paramilitares en El Salado, y a través de Huerta Urbana decidimos ser una ventana de comercialización para ellos”, puntualizó Castaño.

Cultivando desde la urbe

Al transitar por la feria gastronómica más importante del Caribe colombiano, Sabor Barranquilla, pudimos notar que no solo la zona rural promueve el cultivo orgánico en casa. Aguagreens, un emprendimiento que nació en el barrio Paraíso, en el norte de Barranquilla, es ejemplo claro de que sí pueden lograrse huertas urbanas. 

Su participación en el evento culinario es con pequeños brotes de plantas (microgreens) y queso vegano. 

“Somos una granja hidropónica urbana que cultivamos solamente con agua, nada de tierra, ni de pesticidas, ni químicos. Ayudamos mucho al medioambiente porque el agua recircula y la aprovechamos en un 80 %”, sostuvo Clara Delgado, creadora de Aguagreens. 

Delgado explica que cada uno de los microgreens iba a ser una planta, y “cuando se come un puñadito de este es como un ‘shot’ de vida”. 

“Es como los seres humanos cuando están bebés que tienen todos los nutrientes y las propiedades. Se consumen crudos, van directamente de la caja al plato porque no han tocado ningún tipo de pesticida, están totalmente limpios. Es un topping natural”, agregó. 

El emprendimiento nació como una forma de negocio “verde” para facilitarles el producto a los chefs que difícilmente tienen acceso a este tipo de alimento orgánico que le hace “muy bien” a la salud humana. Ahora, según ella, es un “éxito en el mercado”.

Agroturismo gastronómico

Diego Dolcey y María Rúa son parte del equipo que fusionó la agricultura, gastronomía y turismo en Pa la Huerta Tours. Esta finca, ubicada en la vía entre Polonuevo y Baranoa, es el gran proyecto experimental que busca mostrar la actividad agrícola desde la cosecha hasta la elaboración del producto final, que en este caso son los bollos propios de Sibarco, corregimiento de Baranoa, Atlántico. 

“Nosotros tenemos una finca con siembra de hortalizas, entre esas lechuga, tomate, habichuelas, melón, pimentón y unas aromáticas. Dentro de esa gama de productos lo que estamos haciendo es que por medio de la parte turística mostrar nuestros abonos orgánicos, viveros, cultivos y animales. La idea es que los niños puedan interactuar con ellos y la gente conozca los procesos”, contó Diego Dolcey, ingeniero agrónomo.

La matrona María Rúa relata que a través del proyecto “crean una experiencia completa”. 

“Todo lo articulamos para mostrar esa experiencia a las personas y que aprendan a elaborar también los productos. Entre esos está el bollo de yuca con coco y panela que es uno de mis productos élites”.

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