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La pantalla brilla y una notificación aparece. “Tienes un nuevo match”. En teoría, es una buena noticia. Alguien te ha visto, te ha leído, te ha pretendido, pero del otro lado no hay certezas, ni promesas, solo un rostro que puede desaparecer en cualquier momento con el mismo dedo con el que llegó.

Y bajo esa premisa de acceso ilimitado al amor, las aplicaciones de citas han abierto una puerta a un nuevo terreno afectivo que, aunque lleno de posibilidades, también ocupa muchos vacíos emocionales, vínculos fugaces, silencios que duelen y una gran sensación de desgaste.

Lejos de ser solo un espacio para el encuentro, estas plataformas se han convertido en un escenario donde la ansiedad y la desconfianza conviven con la ilusión romántica. El resultado es que cada vez más personas reportan sentirse solas, frustradas o emocionalmente agotadas, aun en medio de múltiples “conexiones”.

En un solo día, alguien puede hablar con más personas en una aplicación de citas que en un mes entero caminando por su ciudad. Y sí, cuando las cosas fluyen, cuando hay conexión, el efecto puede ser tan positivo como inmediato, pero ese acceso ilimitado tiene un precio que no siempre se paga en el momento, pero que se acumula, día tras día, conversación tras conversación.

“Las apps te dan algo que antes era dificilísimo, como el acceso a muchas personas que probablemente no conocerías en tu rutina diaria. Eso da ilusión y, cuando te va bien, te da un aumento de autoestima. Para personas tímidas o con agendas apretadas, puede ser una forma válida y útil de conocer a otros sin la presión del cara a cara”, explicó la psicóloga de parejas, Natalia Restrepo.

Opciones y poca conexión

El problema es que esa misma virtud puede convertirse en una trampa emocional. Y es que mientras más opciones tienes, más dudas aparecen. “Como me dijo alguien en consulta: ‘aquí eres reemplazable en segundos’. Esa frase me pareció demoledora, pero muy real”.

JOSEFINA VILLARREAL

Las personas sienten que basta una palabra mal dicha, una foto mal tomada o una pausa larga para que alguien pase de interesarse a desaparecer”.

La conversación que ayer era intensa, hoy se enfría sin aviso. El “hola” del lunes se convierte en un “visto” eterno el martes. Y con eso llega el ghosting (práctica donde una persona corta abruptamente toda comunicación con otra sin previo aviso ni explicación).

“Después de un tiempo, puedes terminar sintiéndote cansada, desconfiada o incluso cuestionando tu propio valor, no porque seas menos, sino porque el entorno estimula esa sensación de que no eres suficiente o de que el problema eres tú”.

¿Será que hay una cultura de desechabilidad afectiva asociada a estas plataformas? Según explica la psicóloga Andrea Murcia, el diseño mismo de estas aplicaciones facilita el reemplazo veloz de las personas.

“Rechazar o eliminar a alguien se vuelve tan sencillo como hacer clic. Si te gusta lo que ves en un perfil, puedes iniciar un primer contacto. Pero si después de una o varias conversaciones la persona deja de interesarte, es igual de fácil descartarla y pasar a la siguiente”.

Este ciclo de conexiones y rupturas ‘exprés’ crea una dinámica que se aleja del vínculo humano real. En palabras de la psicóloga, se asemeja más a un mercado que a un espacio de encuentro emocional. “Si este producto, entre comillas, no cumple tus expectativas, simplemente lo reemplazas por otro que se vea más prometedor”.

Sin embargo, no todo está perdido. Murcia aclara que el impacto de estas herramientas también depende del enfoque desde el cual se accede a ellas.

“Para mí, depende del lugar desde donde llegues a estas aplicaciones, y ese lugar puede ser tanto la superficialidad del entretenimiento como la búsqueda genuina de con alguien”.

Cultivar buena autoestima

Construir una autoestima sólida no puede depender de la atención de los conocidos, mucho menos de los desconocidos. Así lo enfatiza la psicóloga Lina Jiménez. “Construir la autoestima realmente siempre diría que la autoestima es un culto. Entonces, es como un gimnasio y estamos de pronto rebeldes, un tipo de músculo, así que uno empieza día a día lo que es la parte de un cultivo”.

Ese cultivo empieza con un primer paso esencial que consiste en el autoconocimiento. “Es aprender a ser testigos de nuestro propio valor, a reconocerlo sin que dependa de aplausos externos. Es un camino que también incluye cómo cultivamos los vínculos con quienes nos rodean. Incluso si esos lazos no siempre son cómodos, forman parte de nuestra red de apoyo y de nuestra narrativa personal”.