Hablar con voz aguda, usar diminutivos exagerados o inventar palabras infantiles con la pareja puede parecer un juego privado o incluso un gesto ridículo para quien lo escucha desde afuera. Sin embargo, este tipo de interacción, conocida comúnmente como “lenguaje de bebés” entre adultos, es mucho más frecuente de lo que se piensa y, de acuerdo con expertos en psicología, cumple una función emocional clave en los vínculos amorosos.
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Valeria Sabater, psicóloga y divulgadora en temas de bienestar emocional, señala que este comportamiento es una forma íntima de comunicación que se desarrolla en la confianza de la pareja. “Este lenguaje es un canal del afecto indiscutible y un territorio abonado para el amor más nutritivo”, explicó en una publicación para ‘La Mente es Maravillosa’.
Según la especialista, más del 70% de los adultos ha utilizado alguna vez esta forma de hablar con alguien a quien ama. Lejos de ser un acto inmaduro, la práctica refleja un profundo nivel de complicidad: “Jugar con el lenguaje y el tono es un signo de deferencia hacia el otro y también un acto de desahogo emocional“, afirmó.
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Desde una perspectiva científica, Sabater destaca que ya existen estudios que respaldan los beneficios del llamado lenguaje infantil en las relaciones de pareja. Esta manera de hablar, que imita la forma en que los adultos se dirigen a los bebés, no es una casualidad o algo que ocurre sin razón: los tonos suaves, las palabras simples y la carga emocional del discurso generan un entorno seguro para expresar afecto.
Una investigación liderada por la doctora Patricia K. Kuhl, especialista en neurociencia del lenguaje, también ha abordado este fenómeno. Su estudio sobre el “maternés” o lenguaje dirigido al bebé, demostró que este tipo de discurso facilita el desarrollo comunicativo en los niños, al ofrecer estímulos emocionales y lingüísticos potentes. En las relaciones adultas, el principio se mantiene: el tono y las palabras dulces actúan como un puente hacia una mayor intimidad.
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“La ciencia ya demostró que hacer uso del lenguaje infantil es un comportamiento enriquecedor que beneficia las relaciones románticas", concluyó Sabater.
Así, detrás de lo que podría parecer una simple broma privada, hay una estructura de afecto que fortalece la confianza mutua, fomenta el deseo y construye una intimidad emocional más sólida. Hablarse como bebés, entonces, y según los expertos, se convierte en una forma legítima y efectiva de comunicación afectiva.