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Andrés Altafulla habla desde el corazón, sin guiones ni poses. Sentado frente a los micrófonos en una rueda de prensa desde el Canal RCN en Bogotá, tras coronarse como el ganador de la segunda temporada del reality ‘La Casa de los Famosos Colombia’, no esquiva la emoción ni la gratitud.

Ante la pregunta de EL HERALDO sobre el fenómeno que ha generado en Barranquilla y otras ciudades de la Costa, donde su paso por el programa se celebró con caravanas, pancartas, fiestas y lágrimas, su respuesta es clara: él se debe a su gente.

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“Bueno, yo siempre he sentido, y digo claro, que los artistas somos del pueblo, nos debemos a él. Cuando hablo del pueblo, hablo de la ciudad, del corregimiento, del departamento. Nos debemos a la gente”, asegura con su característico desparpajo costeño.

Altafulla —apellido de este barranquillero soñador y persistente de 33 años— no solo conquistó con su talento, sino con una autenticidad sin filtros que conectó profundamente con miles de personas en todo el país, especialmente en la Región Caribe.

Desde su casa natal en La Arenosa hasta los barrios más populares de Cartagena, Valledupar y Santa Marta, se sintió su presencia, aunque estuviera encerrado en una casa-estudio en Bogotá.

“Altafulla” en la calle y en la tarima

“No más es que yo pise Barranquilla para que tú veas cómo yo le devuelvo todo ese amor”, insiste. Y no lo dice como promesa de campaña artística, sino como quien conoce el valor de cada abrazo callejero, de cada “¡Papi, una foto!” y de cada abrazo que le ofrecen en medio de una caminata por su barrio.

Él no quiere desconectarse de la raíz, ni perder la magia de lo cotidiano: “Yo me la paso por Barranquilla trotando en la calle, y eso va a seguir siendo igual. Obviamente, si estoy ocupado, no voy a poder, pero nada me hace más feliz que sentir ese cariño de la gente”.

En sus palabras hay una mezcla de emoción, nostalgia y compromiso. Asegura que está listo para recorrer las calles de su ciudad en un carro de bomberos si es necesario, con música, flores y hasta una valla si se puede. “El verdadero vacile lo vamos a formar ahora que llegue, ni crean que me voy a perder de toda esta fiesta”.

Un mensaje de fe y persistencia

Altafulla sabe que ahora tiene una responsabilidad mayor. Ganar el reality fue solo un paso en un camino largo que, para él, representa a muchos jóvenes con sueños parecidos. Por eso, su discurso también se convierte en testimonio:

“Ojalá que toda esa gente que sintió amor por mí y se conectó con esto que era Altafulla en la casa, sienta que valió la pena. Que vean que aquí está Altafulla, un pelado común y corriente con un sueño entre ceja y ceja y un mensaje en la frente: que sí se puede”.

En medio de la emoción, también recuerda los días en los que sintió que el tren de la oportunidad se le pasaba de largo: “Yo tengo 33 años y todos los días digo ‘un día más viejo’. Cuando entré a ‘La Casa de los Famosos’ dije: Ahora seré un día más renovado”.

Por eso, su mensaje final es contundente para quienes dudan o sienten que ya es tarde para intentarlo: “Hey, nunca es tarde. Empieza a intentarlo, que el futuro depende de lo que hagas hoy. Todo gran acontecimiento empieza con pasitos pequeños. Entonces, dale pa’ lante, tranquilo, dale con todo… y en Barranquilla nos vemos”.

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Altafulla no solo ganó un reality: ganó la oportunidad de convertirse en símbolo, en embajador musical de una región que se volcó con él. Y si cumple lo que promete, el vacile apenas comienza...