Pisar suelo barranquillero no es solo encontrarse con el calor humano de su gente, la exquisita gastronomía que se saborea en cada esquina y un avance cada vez más moderno en su infraestructura.
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Recorrer sus calles también es tener la posibilidad de hallarse un día cualquiera con camisetas de Junior en la piel de los ciudadanos o una marimonda pintada en una pared. Pues, es quizá uno de los elementos más comunes para identificar que se está en La Arenosa.
(“Estoy preparada para mi primera visita a los grupos folclóricos”)
Y es que aquí se vibra con dos pasiones inseparables: Junior y el Carnaval. Cada uno, por sí solo, es un símbolo de identidad y orgullo para los barranquilleros, pero juntos forman una sinergia única, una mezcla de alegría y celebración que inunda cada rincón de la ciudad.
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Cada vez que una nueva estrella se borda en la camiseta rojiblanca se enciende el Carnaval en Curramba. No importa la época, ni el día. Todo se pone ‘monocuco’, tal como el disfraz. Las marimondas alusivas al equipo se desempolvan y la algarabía no da espera.
Un Bando para el recuerdo
Decretar el inicio de los cuatro días de fiesta es una tarea apasionante para las reinas que a través de la Lectura del Bando le dan rienda suelta al festejo. Recordar los más memorables dependerá de la experiencia de cada visitante. Sin embargo, ¿les suena Teófilo Gutiérrez en uno de estos eventos?
(“La tradición fue fundamental para escoger a Tatiana como reina 2025”)
Transportarse al 2019 es revivir uno de los momentos más emocionantes de un juniorista en un Bando. “Mi Junior del alma. Primero que todo: Gracias, porque fueron ustedes quienes calentaron los motores para que este Carnaval sea de los mejores”, decía la reina de ese año, Carolina Segebre.
Cuando se avecinaba el artículo cuarto, muchos se preguntaban quién era la persona que sostenía el pergamino que la soberana leía, hasta que ella misma dijo: “ajá... y sigan creyendo que la marimonda es Mickey”.
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Era Teófilo Gutiérrez, recién ganador de la octava estrella con el equipo. El 16 de diciembre habían logrado la victoria, solo habían pasado 34 días, pues este evento se realizó el 19 de enero de 2019. El Carnaval ya había prendido motores casi un mes antes y sin duda, este campeonato le daba un toque único.
“Queríamos que Teo, que es uno de los jugadores mas queridos de la institución hiciera parte de este momento y darle una sorpresa a los barranquilleros, por eso le pedí que se pusiera un disfraz de marimonda y me acompañara en el momento que leía la estrofa dedicada a nuestro equipo del alma”, dijo Segebre a EL HERALDO.
(“Me enamoré del Carnaval y ahora me voy a entregar a Barranquilla”)
Para ella, fue un momento inolvidable que nunca desvanecerá de su memoria: “Esto causó una sensación única en la Plaza de la Paz, donde todos empezaron a hacer cánticos en honor al Junior a todo pulmón. Muy eufóricos”.

Homenajes inolvidables
Todas las reinas del Carnaval se han caracterizado por mostrar en carne propia los símbolos de la cultura barranquillera, por lo tanto, su arraigo con el Junior es indispensable. Una de las que decidió rendirle tributo al equipo fue Stephanie Mendoza, soberana en el 2017, mejor conocida como ‘Fefi’, quien en La Guacherna decidió portar los colores rojiblancos.
Fue un traje compuesto por un corsé de tonos plateado y rojo, una falda azul, un tocado con las siete estrellas que había obtenido el equipo hasta ese entonces, unas alas traseras en reconocimiento al ex arquero Sebatián Viera y unos tacones con la figura del tiburón.
(“Siempre amé el Carnaval y estoy preparada para entregarme a la fiesta”)
En diálogo con este medio, ‘Fefi’ revivió este momento asegurando que era esencial rendirle homenaje a una escuadra que se convierte casi que en el alma de la ciudad.
“Llevar los colores del Junior en mi traje significó cargar con orgullo la camiseta que tanto nos representa a los barranquilleros. Quería rendirle homenaje a este equipo que tanta alegrías nos ha dado y fue todo muy hermoso. No olvidaré esa época”.

Color a cada desfile
El corazón de Barranquilla late por Junior y eso lo tienen claro cada uno de los hacedores que hace posible la realización de la celebración carnavalera. Es por ello que en sus vestuarios, no solo se destacan los símbolos de la agrupación, sino que optan por bordar el escudo rojiblanco en muchos de estos trajes.
¿Qué sería del Carnaval de Barranquilla sin la Marimonda? Este irreverente disfraz ha sido icónico en la fiesta y es capaz de sacarle una sonrisa hasta al más introvertido.
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Las Marimondas de Barrio Abajo son fiel reflejo de esta tradición hace 40 años y con brincos de alegría han cautivado este emblemático rincón de Curramba.
En varios de sus chalecos es común ver el escudo rojiblanco. Uno de ellos es Wilmer Monsalve, quien grita una frase bastante mencionada por el currambero y es “Barranquillero que se respete es juniorista”, y en este caso “juniorista que se respete es carnavalero”.
(Javier Castell y ‘Los 100 del centenario’ de Junior)
“Desde pequeño soy hincha número uno de Junior y como buen barranquillero también participo en el Carnaval. En nuestros chalecos tratamos de mostrar lo que nos gusta y nos identifica como barranquillero, carnavalero y sobre todo juniorista, por eso siempre llevo el escudo bordado”.
Como lo dice la directora de Las Marimondas de Barrio Abajo, Patricia Gómez, esta comparsa es un emblema para el Carnaval de Barranquilla, al igual que el Junior lo es en la ciudad. Por esto, ellos fueron los encargados de abrir la bandera más larga del mundo el miércoles en el Gran Malecón.
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“Junior, Carnaval y marimonda son íconos que nos representan como barranquilleros. Nuestra comparsa, las Marimondas del Barrio Abajo, tiene muchos hinchas del Junior que decoran sus disfraces alusivos a este club”.
El Garabato, en esa lucha de vencer la muerte, también se escuda en el equipo. Sus capas también lucen este símbolo barranquillero.
(“El nivel de compromiso para el partido tiene que ser alto”: Arturo Reyes)
“El garabatero tiene la libertad de lucir en sus capas o petos lo que sienten a través de elementos íconos de la ciudad. En este caso es una pasión que tiene mucha relación con ese ADN carnavalero y el Junior”, dijo el director de Cipote Garabato, Hernán Pernett.
Y así seguirá bailando esta danza eterna entre Carnaval y Junior, un solo sentimiento que late al compás de la alegría barranquillera.

Joyas rodantes también rinden tributo
La Batalla de Flores es uno de los días más esperados por los curramberos y ese día, un gran número de carrozas desfila por el sector. Hay una en especial que quizá aún permanezca en la memoria de los barranquilleros.
Aquella denominada ‘Chateo’ en 2018 en honor a la dupla ofensiva que en ese entonces estuvo integrada por Teófilo Gutiérrez y Yimmi Chará. El diseñador y fabricante de la carroza ‘Chateo’ fue el artista plástico y carrocero Roy Pérez.
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“Fueron grandes contrataciones en el camino por el título y a mí se me ocurrió hacer esa carroza. Sabía que al barranquillero le iba a gustar y la hice con esponja, icopor, papel maché, malla, soldadura. Fue todo un trabajo bien bonito”.



















