Como parte de una respuesta de Dios, Natalia Amín, madre de Cristian y Natalia Farah, dice recordar con mucha emoción una de las experiencias espirituales más significativas de su vida, una que sin planearlo se convirtió en una realidad.
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‘Let’s Dough It’, es esa promesa. Sus intereses siempre han estado guiados hacia el servicio, tanto así que de su familia, Amín, siempre es elegida por todos como la mejor anfitriona.
Natalia ha tenido un gusto por la repostería, los sabores dulces, las texturas y la creatividad han hecho parte de su motivación.
Sin embargo, entre los agites de la vida y las responsabilidades de la adultez, todas las ocasiones en las que se proponía lanzarse a tener una repostería, se veía impedida y abandonaba el sueño.
'Cocinar es una de mis pasiones más grandes, y en casa siempre he tenido libros de cocina, hago cursos, estudio y demás. Uno de mis sueños siempre fue tener un espacio en el cual poder vender lo que preparaba, pero siempre surgía algo que no me lo permitía y quedó ahí, pendiente'.
'Cuando estoy en un retiro espiritual una de las promesas que recibo se relacionaba con mis manos, y me decía: ‘En tus manos está tu don’, cosa que en ese momento no entendí, pero muchos años después, al ver este sueño cumplido me doy cuenta a lo que se refería'.
Surgió en la adversidad
Durante la pandemia, en casa de la familia Farah Amín todo comenzó a moverse. La menor de todos, quien también lleva el nombre de su madre, Natalia se encontraba inquieta, hasta que encontró algo que hacer.
'Me encanta siempre estar moviéndome y cuando me encuentro encerrada decido ir a la cocina y ponerme a experimentar, ya conocía un par de recetas que me quedaban bien, pero ante el ocio y la disponibilidad, comencé a crear', dijo Natalia Farah.
Como parte del proceso, Natalia compartía las recetes en sus redes sociales.
'Cuando llevo mis recetas a redes sociales me doy cuenta que las personas querían comprar. Y yo nunca lo había pensado como un negocio', aseguró Farah.
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El producto estrella
Debido a lo rico que le quedaban los postres a Natalia, su hermano mayor Cristian, decide pedirle que haga algo especial para regalarle a su novia de ese entonces.
En esa búsqueda de algo innovador, Natalia Farah encuentra lo que vendría a convertirse en el producto estrella de la marca, los ‘brookies’, una mezcla entre brownie y galleta.
'Ya yo tenía claras las recetas para hacer brownie y galletas, pero nunca las había juntado y me pareció que podía ser interesante. A la primera no salió, pero cuando encontré el balance, sacamos un producto excepcional', dijo Natalia.
No tocar la despensa
Motivado por los buenos comentarios, Natalia hija comenzó a venderlos por sus redes, comenzaron con domicilios y usando los productos de la despensa de su casa, hasta que la demanda aumentó y su mamá le dijo, no tocas más la despensa.
'Hacer negocio con la los insumos de otro es muy fácil, porque solo sacas la rentabilidad, pero no inviertes y ya había pasado un tiempo en el que mi hija recibía el dinero, pero no invertía y le dije que necesitaba ver esto como algo real, en lo cual tenía que comprometerse', dijo Natalia Amín.
Sin embargo, a su fórmula le haría falta un ingrediente fundamental, su madre. Natalia Amín se sumó a este equipo.
No solo su vocación de servicio ha hecho que todo funcione, sino que juntos han encontrado en este nuevo reto la oportunidad de acercarse más, y mejorar su relación.
'Esto de ha sido una oportunidad maravillosa para compartir. Juntos hemos crecido enormemente desde el interior, y estamos convencidos de que unidos somos capaces de conseguirlo todo. La vida sin duda es una receta que se hornea con paciencia y dedicación', mencionaron en conjunto los miembros de esta familia.
{"titulo":"Almuerzo en el restaurante Manuel Cocina con el chef peruano Mitsuharu Tsumur","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociales/almuerzo-en-el-restaurante-manuel-cocina-con-el-chef-peruano-mitsuharu-tsumura-982785"}
Cristian, el socio que necesitaban
Madre e hija se sentaron a sacar cuenta de los insumos, para determinar la inversión y definir margen de ganancias.
Con el paso de los días el número de pedidos había aumentado mucho, y Natalia hija recordó que su hermano Cristian, ya le había propuesto ser su socio, porque él claramente le veía mucha proyección a la marca.
'Yo sabía que el producto era rico, ya lo había probado, pero supe que era rentable un día que la veo sacando cuentas y en un día había vendido 300.000 pesos. Nadie estaba produciendo en casa, y ella en plena pandemia si lo hacía, eso me sorprendió', dijo Cristian.
Apenas Natalia lo solicitó, Cristian comenzó a apoyar en la organización de la empresa haciendo uso de su carrera en Administración. Definieron proveedores, costos operativos, nomina e incluso se arriesgaron con un punto físico, porque la cocina en la que habían comenzado ya no les alcanzaba.





















