‘Crímenes de provincia’, el acertijo que trata de resolver Pedro Badrán

Tal vez fue la negligencia de los fiscales la que obligó a Rodolfo a enfrascarse en resolver el caso del asesinato de Horacio. Que al igual que muchos otros fue cayendo en el olvido sin que la verdad saliera a flote.

Y es que no importa hacia dónde se dirija la mirada, siempre se topa con la turbia y cada vez más desprestigiada imagen del honorable Senador Maldonado.

Rodolfo y Horacio crecieron juntos en Puerto E.; allí recorrieron ciénagas al anochecer, leyeron juntos innumerables historietas y regresaron para ser médicos.

Sin embargo, el encendido carácter de Horacio y su profundo interés por ayudar a la comunidad, además, de sus amores prohibidos lo fueron alejando del Senador Maldonado, su padre, y un poco de Rodolfo.

Ahora con su mejor amigo en una tumba, Rodolfo se encargará de conducir el camino por este pueblo marcado por la violencia, donde el poder es solapado e impune, y termina por descubrir ciertas realidades sobre sus orígenes y el horror que esconde el país.

Bajo esta premisa y con un fuerte tono de crónica, el escritor magangueleño Pedro Badrán regresa con una trepidante novela enmarcada en la historia de un homicidio sin culpable.

El uso de un lenguaje preciso que en algunos casos raya por encima de lo explicito garantiza que el lector en su viaje solo quedará con una duda, ¿es realidad o ficción?

La novela da la bienvenida con el anuncio de un crimen, el cual será el eje central de la nota, mientras en conjunto se desarrollan dos historias paralelas que buscan integrarse entre sí

En la conversación que dirigió Badrán sobre el lanzamiento de su libro comentó acerca de la inspiración para construir su nuevo título.

'La novela tiene evidentemente una raíz en algunos hechos que sucedieron en mi pueblo hace muchos años. Sin embargo, no fue solo hasta la pandemia que comencé a urdir la historia con otros crímenes y allí comencé a escribir'.

Durante el proceso creativo Pedro mencionó que su hoja de ruta estuvo enmarcada por bocetos que solo vislumbraban luces de lo que podía llegar a ser la historia, pero que en el camino se dejó guiar por la narrativa hasta el final.

'Uno de los aspectos más curiosos de mi escritura en general y que también está plasmado en esta obra es que a diferencia muchos autores yo nunca tengo un plan preconcebido, tengo imágenes e historias pararles que voy descubriendo en el camino y el final siempre termina siendo una sorpresa incluso para mí'.

Así mismo, para el autor uno de los puntos más difíciles dentro su esquema de escritura fue descubrir al narrador ideal para cada historia.

'Poco a poco fui descubriendo un narrador cronista, pero que también servía de testigo, pero que necesariamente también debía padecer su propia historia. Y es allí donde encontramos las dos versiones paralelas, una primera línea que es la investigación y una segunda línea en la que se devela la vida misma de quien narra'.

Dentro de su discurso Bardán cuenta que aunque es Rodolfo, el narrador de la historia, este tampoco tiene ni brújula ni mapa para guiarse en medio de la pesquisa.

'La narración hace guiños a lo metaliterario, por lo que el texto se comenta a sí mismo. Finalmente la estructura de la novela termina siendo en espiral, por lo que da la ilusión de que parece que se devolviera manteniendo al lector expectante'.

Finalmente, Bardán es un experto en el lenguaje caribeño tanto así que en medio de la presentación que más allá de la búsqueda de un texto hegemónico se basa en la oralidad y la melodía que permite al lector soñar.