Para muchos verse bien se ha convertido en una prioridad e incluso para los hombres a los que, generalmente, la vanidad le era ajena por todo este tema del machismo. Y para lucir atractivo o atractiva en el mercado existe una amplia variedad de productos que prometen detener el envejecimiento prematuro o las manchas.
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Los serum, las cremas, las BB cream, o los humectantes son algunos de esos que prometen un “rostro de porcelana”, sin imperfecciones y saludable. Pero resulta que no todos los remedios vienen en empaques.
Y es que más allá de lucir una cara sin texturas o una glass skin, como se le conoce, la fisionomía y la simetría juegan un papel importante a la hora de verse cautivador o cautivadora.
Por eso existe el mewing, un ejercicio que promete corregir las imperfecciones de la mandíbula o definirla y que ha conquistado especialmente a los más jóvenes en redes sociales. Y aunque esto no es nuevo, las plataformas se han encargado de viralizarlo y sean las nuevas generaciones el target de una técnica que promete cambiar el aspecto físico.
Según la Clínica Dental Ruiz de Gopegui de Madrid, el mewing consiste en una serie de ejercicios diseñados para promover la correcta posición de la lengua, presionándola suavemente contra la parte superior y frontal del paladar. Fue creada por el ortodoncista británico John Mew, de ahí su nombre.
“Se cree que el mewing puede influir en la forma de la mandíbula y los maxilares superiores, pero hasta el momento carece de respaldo científico que sustente estas afirmaciones”, asegura el centro especializado en estética dental.
El objetivo principal del mewing es promover una correcta posición de la lengua y fortalecer los músculos faciales asociados buscando estimular el desarrollo adecuado de la mandíbula y los maxilares superiores lo que hará resaltar dichos huesos que muchos encuentran atractivo pues brinda armonía y simetría al rostro.
¡Ojo! Puede ser contraproducente
“Forzar la posición de la lengua propuesta por el mewing puede resultar contraproducente por varias razones. La lengua es un órgano muscular complejo compuesto por 17 músculos que están diseñados para diversas funciones, como el habla, la masticación y la deglución”, advierten.
Los riesgos incluyen posibles alteraciones en la articulación temporomandibular y el desplazamiento de los dientes, que no necesariamente resultarán en una alineación adecuada, de acuerdo a los expertos de la salud bucodental.
Las consecuencias de esta práctica que se replica por redes sin fundamento científico, se pueden traducir en dolor, chasquidos al abrir o cerrar la boca, dificultad para mover la mandíbula e incluso bloqueos temporales que limitan la apertura completa de la boca.
“Es importante considerar estos riesgos y consultar con un profesional de la odontología antes de adoptar cualquier técnica que afecte la posición de la lengua o la estructura facial”, recomienda la Clínica Dental Ruiz de Gopegui.


