La donación de sangre o de sus componentes se convierte en un factor determinante a la hora de salvar la vida de una persona, como en el caso de Gilberto Romero, un hombre de 58 años al que una leucemia grado tres le hizo cambiar de manera radical a su familia la percepción acerca de donar sangre.
Luisa Fernanda Hernández, su sobrina, es donadora por aféresis (técnica mediante la cual se separan los componentes de la sangre). Hace ocho años empezó.
La Cruz Roja Colombiana define la donación por aféresis como un proceso en el que 'se recolecta en forma selectiva uno o más componentes de la sangre, mientras que devuelve al donante el resto de los componentes'.
Luisa Fernanda recuerda cómo su familiar se fue deteriorando poco a poco en su salud. De ser un hombre activo que practicaba fútbol de forma recurrente se fue convirtiendo en un paciente al que sus piernas no le daban para caminar.
A Gilberto se le tuvieron que practicar varias quimioterapias por lo que su cuerpo quedaba débil y bajo de plaquetas, de ahí que necesitara donantes para poder reponer lo que su cuerpo perdía.
'Era muy difícil conseguir donantes, es por ello que entendí mucho más sobre la importancia de donar sangre o sus componentes. Para mi familia era complicado conseguir plaquetas', indica la joven.
Gilberto perdió, en tan solo 3 meses, cerca de 30 kilos. Por fortuna, con el paso del tiempo, lograron conseguir donantes.
Aunque no se repuso del todo, logró mejorar un poco su calidad de vida pues ya se le notaba otro semblante, según cuenta su sobrina.
De no haber conseguido personas que le hicieran reposición de este componente sanguíneo seguramente 'mi tío estaría más complicado', reconoce Hernández.
'Uno no sabe cuándo pueda llegar a necesitar sangre o alguno de sus componentes, es por ello que debemos ser empáticos y solidarios y por lo menos hacer el intento. Al principio mi familia pensaba que era algo peligroso, pero aquí estoy y ahí está mi tío', afirma.
Gilberto tuvo que someterse a un trasplante de médula para superar la enfermedad y a la fecha se encuentra en recuperación.
Experiencia personal
No muy lejos de la situación de Gilberto, con respecto a la donación y transfusión de sangre, se encuentra mi experiencia personal en 2010, cuando estaba en la universidad.
Para esa época tenía 20 años y hacía parte del equipo logístico que se encargaba de recibir a los nuevos estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Autónoma del Caribe.
Un día, luego de llevar a un grupo de alumnos de primer semestre hasta un salón ubicado en un cuarto piso, me sentí agitado, creí que era algo normal y que era producto de subir las escaleras por lo que le resté importancia.
Debido al constante cansancio que sentía decidí tomar vitaminas, en ese momento pensé que me ayudarían a aliviarme.
Otro día, luego de ir al baño, me di cuenta que mis deposiciones eran negras. No le di importancia porque creí que era producto de las vitaminas que consumía.
Fue el 14 de diciembre del 2010 cuando los síntomas empezaron a empeorar, al levantarme de la cama mi visión se ponía borrosa y aparecía una cefalea que me impedía caminar con tranquilidad aunque con el paso de los minutos el malestar parecía aliviarse.
Al día siguiente no pude levantarme de la cama porque ya el dolor de cabeza era insoportable y con solo dar dos pasos se me cortaba la respiración. Mi familia decidió llevarme a un puesto de salud.
El médico que estaba de turno me hizo un chequeo general y recomendó que me practicara un examen de hemoglobina. Me lo hicieron el 16 de diciembre. Poco después que me sacaran cinco mililitros de sangre empecé a sentirme débil, mi padre me acompañaba en ese momento y trataba de sostenerme mientras un taxi paraba para ir de vuelta a casa.
Era consciente de que algo en mi cuerpo no estaba para nada bien. Es más, en algún momento pensé que mis horas estaban contadas. De regreso a casa decidí dormir, lo hice con incertidumbre pues no sabía si volvería a levantarme.
A eso de las 4 de la tarde de ese 16 de diciembre, mi padre llegó con los resultados de los exámenes de hemoglobina. La tenía en 5.6, cuando lo normal es mantenerla igual o superior a 13.8, en el caso de los hombres.
Mi familia decidió llevarme a la Clínica del Norte para que me atendieran y dieran con la causa de esa hemoglobina tan baja.
Al llegar, una enfermera me dijo que en ese centro asistencial solo atendían emergencias vitales por lo que mi papá se angustió y le mostró el resultado de los exámenes, ella se los pasó a un doctor, quien dio la orden de que me internaran enseguida.
Me repitieron una prueba rápida de hemoglobina y el resultado no fue muy alentador. Ya estaba en 5.2 por lo que consideraron darme atención prioritaria pues en cualquier momento, debido a la poca sangre y poco oxígeno en mi cuerpo, podría presentar un paro cardiorrespiratorio. Estaba a horas o tal vez minutos de un desenlace fatal.
Se me practicaron más exámenes a profundidad para determinar la causa de la pérdida de sangre, pero los médicos coincidían en que necesitaba siete pintas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, una persona adulta contiene en su cuerpo entre 4,5 y 5 litros de sangre. Una pinta equivale a 0,47 litros de este líquido.
Llegaron los resultados y se confirmó que tenía una hemorragia interna como consecuencia de una úlcera gastrointestinal que se me reventó.
No hubo necesidad de operarme, al parecer la úlcera se estaba cicatrizando sola, lo que sí se debía hacer con urgencia era la transfusión de sangre. Ese año, precisamente, se abrió un boquete en el Canal del Dique y el invierno estaba en su apogeo, por lo que en el departamento y el país las cosas estaban complicadas y había pocos donantes de sangre, pero mucha demanda.
Por fortuna lograron conseguir tres de las siete pintas que necesitaba y pude estabilizarme un poco, la hemoglobina quedó en 7,5.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional (Acobasmet), en 2019 los 83 bancos de sangre del país recibieron 1.051.510 donantes potenciales, lo que representó un incremento del 3,2% respecto a 2018.
En Barranquilla, hasta la semana pasada, se reactivó la recolección de sangre en diferentes puntos, ya que se estaba haciendo de forma voluntaria y a domicilio.
Disminuyen donantes
Según José Pérez, presidente de la Asociación Colombiana de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional, debido a la pandemia se ha visto una disminución del 50%,en las donaciones de sangre. Esto lo explica porque antes se buscaban en empresas, universidades o el espacio público. 'Hoy la promoción de donación voluntaria de sangre se ha reinventado, ha cambiado paradigmas y ha empleado herramientas digitales. Por consiguiente, se están utilizando otras estrategias como la convocatoria telefónica de donantes, correos electrónicos y por las redes sociales'.




















