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Todavía recuerda escenas con nitidez. Bertica de Carbonell era apenas una niña que 'no tenía ni idea de fútbol', cuando su padre Armando Benedetti Vergara decidió llevarla al estadio Romelio Martínez para ver un partido contra Unión Magdalena en 1966.

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El escenario se encontraba repleto y con largas filas en su exterior. El equipo rojiblanco estaba reapareciendo esa temporada en el torneo de la Dimayor después de 12 años de ausencia por inconvenientes económicos que obligaron su retiro y el del Sporting, el otro equipo profesional de la ciudad en aquellos tiempos.

Los aurinegros, que jugaron en primera división entre 1950 y 1953, siguieron en el balompié aficionado (hasta un fugaz resurgimiento entre 1988 y 1991), mientras los rojiblancos, que estuvieron desde la inauguración del rentado nacional en 1948 hasta 1953, se quedaron para siempre en la principal competencia.

El renacimiento profesional de los ‘Tiburones’ (que en esa época llamaban ‘Miuras’) estalló la efervescencia y pasión por el club que hoy en día es un símbolo de Barranquilla y el Caribe colombiano en general.

'Yo estaba pequeñita, pero me acuerdo que mi papá era hincha de Junior y mis tíos maternos eran del Sporting. Se formaban unas discusiones bravas en la casa entre ellos. Yo no sabía por qué, ni sabía qué era fútbol hasta que mi papá me llevó al Romelio para que viéramos lo que era Junior', recuerda Bertica, una de las primeras mujeres que habló de fútbol en medios de comunicación colombianos.

En esa reaparición en 1966, por convertirse en el único representante de la ciudad y por la orfandad de fútbol profesional que se extendió durante 12 años (más allá de la participación del Libertad, de Roberto Esper Rebaje (q.e.p.d.), los junioristas y el sentimiento hacia el club fueron en aumento.

Como el Sporting prácticamente desapareció del primer nivel, toda la ciudad arropó al Junior.

'Hay personas que dicen que el Sporting tenía mucha hinchada. Algunos dicen que era mitad y mitad y otros que el Sporting tenía más. No sé porque no viví esa época, pero entre 1954 y 1965 sí había una especie de frustración porque siempre se dijo que Barranquilla era la cuna del fútbol, y en ese período se quedó sin club profesional. Sus dos equipos se retiraron del campeonato por circunstancias económicas. Pero cuando Junior reapareció, fue la locura', rememora el periodista Raúl Correa De Andreis.

'Sporting sí tenía mucha hinchada porque ahí jugaba Romelio Martínez (quien le dio nombre al estadio de la calle 72). Romelio dirigió después a Junior, pero siempre jugó en el Sporting como puntero izquierdo. Era un hombre que despertaba mucha admiración, cariño y respeto. Su carisma era una vaina brava, brutal. Fue una verdadera estrella', expresa el historiador y periodista Pepe Sánchez, que tiene una memoria prodigiosa.

'Sporting nació primero que Junior y tenía una muy buena hinchada. La cuestión estaba dividida entre los dos equipos', dice Estewil Quesada Fernández, otro comunicador con una brillante capacidad de recordación.

'La gente iba a béisbol, el estadio Tomás Arrieta se llenaba a reventar. Las canchas de fútbol aficionado también se veían repletas, pero todos extrañaban competir en el torneo de fútbol profesional', apunta Correa De Andreis.

La cuna del fútbol colombiano empezó a tener un solo consentido. Todos arrullaban, apoyaban, impulsaban y le tomaron un cariño especial a Junior.

Un aspecto que atizó la llama de la pasión rojiblanca tienen que ver con la rivalidad entre costeños y cachacos. Cuenta Pepe Sánchez que la disputa de la Adefútbol, creada en Barranquilla, con la Dimayor, organizada en Bogotá por el barranquillero Alfonso Senior, uno de los fundadores y primer presidente de Millonarios, sacó a relucir un sentido de pertenencia nunca antes visto a nivel deportivo.

'Alfonso Senior y su séquito querían llevarse la Adefutbol, que tenía el aval de la Fifa, para Bogotá. Finalmente logró llevársela y eso generó un movimiento sin precedentes en todo el periodismo deportivo y la afición barranquillera por defender lo suyo', explicó Sánchez.

Otro de los factores que incidió enormemente en que Junior incrementara el número de devotos de su fútbol fue la contratación de un técnico (Marinho Rodrigues Oliveira) y jugadores brasileños como Othon Valentin, Escourinho, Roberto do Amaral, Roberto Botejara, Ayrton do Santos, Othon Alberto Dacunha y legendario Edvaldo Alves de Santa Rosa, Dida.

Marinho también vinculó en aquellas épocas a sus hijos Federico y Paulo Cesar De Oliveira,

Toda esa samba se mezcló con la cumbia de Calixto Avena, Arturo Segovia Hermenegildo Segrera, Joaquín Pardo y Antonio ‘el Cañonero’ Rada, entre otros.

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'Cuando yo empecé a querer a Junior, los que jugaban eran Dida, Ayrton, Quarentinha… ¡Yo vi la chilena de Dida en Santa Marta!', dice Bertica con emoción. 'La gente se iba desde las 10 de la mañana para el estadio porque el espectáculo era extraordinario. Por eso todo empezamos a sentir demasiado amor por la camiseta de Junior', añade.

'Era un equipazo. Daba espectáculo. Aunque al final quedó en octavo lugar, la gente disfrutaba con el show que se ofrecía en el campo', afirma ‘el Mono’ Correa.

Grandes figuras, no solo brasileños, continuaron pasando por Junior y a partir de 1977 comenzó a bordar estrellas en su escudo. A punto de cumplir un centenario de existencia, fue fundado como equipo amateur el 7 de agosto de 1924, ‘el Tiburón’ ostenta nueve títulos de Liga, dos de Copa Colombia, dos Superliga, un subtítulo en la Copa Sudamericana y una semifinal de la Copa Libertadores.

Pero independiente de su permanente protagonismo en el balompié colombiano, de lo que gane o deje de ganar, Junior indudablemente ocupa un lugar privilegiado de los barranquilleros y caribeños en general, sin distingo de clase, raza, ocupación o religión. A sus casi 100 años de edad sigue siendo el pechichón en la ciudad cuna del fútbol criollo.

HINCHAS Y FRÁSES CÉLEBRES

Shakira, cantante, bailarina, actriz y empresaria: 'A mis hijos les canto la música del Junior de Barranquilla, se saben la del 'Tiburón': 'y dale vo, dale vo, dale vo, dale dale dale Junior...'.

Juan Gossaín, escritor y periodista: 'El juniorismo es un estado de alma. Una manera de ser. Una actitud ante la vida. Una posición frente a las crudezas del mundo. El día en que Junior pierde, como si fuera una fatalidad del destino, se va la luz en Barranquilla; si el equipo hace agua en el campeonato, la ciudad amanece inundada por los arroyos, aunque sea verano. Es fácil adivinar, por lo contrario, que el Junior ha ganado, sin necesidad de oír el estropicio que forman los comentaristas radiales, porque el lunes sale el sol más temprano y hasta el sepulturero del cementerio de Calancala tiene una sonrisa de triunfador pintada en la cara'.

Álvaro Cepeda Samudio (q.e.p.d.), escritor y periodista: 'Junior es la querida de Barranquilla'.

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Édgar Perea Arias (q.e.p.d.), legendario narrador: 'A Junior tienes que matarlo. Junior es tu papá'.

Fabio Poveda Márquez (q.e.p.d.), legendario periodista: 'Para jugar en Junior hay que tener fuego en el corazón'.

Gabriel García Márquez (q.e.p.d.) Premio Nobel de Literatura: 'Si los jugadores del Junior no hubieran sido ciertamente jugadores sino escritores, me parece que el maestro Heleno de Freitas habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas. Su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus desenlaces rápidos y sorpresivos le otorgan suficientes méritos para ser el creador de un nuevo detective para la novelística de policía'.