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La Policía Nacional está de luto tras la trágica muerte de dos de sus patrulleros, ocurrida en las vías del departamento de Bolívar. Carlos Eduardo Julio Jiménez, de 24 años, falleció en la tarde del viernes 25 de julio, tras luchar durante más de un día por su vida luego de un grave accidente vial en la carretera que comunica Mompox con Guamal, en el Magdalena. Su compañero y amigo, Miguel Alexander Rebolledo García, murió en el lugar del siniestro.

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El hecho ocurrió el jueves 24 de julio mientras los uniformados regresaban de prestar apoyo a las corralejas de Hatillo de Loba. Según versiones preliminares, una volqueta invadió el carril por el que transitaban en motocicleta, embistiéndolos de frente y causando un impacto fatal.

“Hoy no perdemos solo a dos patrulleros. Perdemos a dos hijos del uniforme, dos hermanos del alma”, lamentó el coronel John Edward Correal Cabezas, comandante encargado del Departamento de Policía Bolívar. “Su ausencia duele… pero su ejemplo vivirá para siempre”, añadió visiblemente conmovido.

Carlos Eduardo, oriundo de Arjona (Bolívar) pero criado en Restrepo (Meta), era conocido entre sus compañeros por su alegría y carisma. Llevaba menos de un año en la institución y ya había recibido ocho felicitaciones oficiales. Ingresó a la Policía en 2024 tras prestar servicio militar en la Armada Nacional. Se había graduado en la Escuela de Carabineros Alfonso López Pumarejo y había sido asignado a la Fuerza Disponible de Bolívar, donde forjó una estrecha amistad con Miguel Alexander.

Miguel, también de 24 años, era barranquillero y llevaba poco más de un año como patrullero. Amante del Junior, del dibujo y la salsa, era respetado por sus superiores y querido por sus compañeros por su carácter tranquilo, atento y comprometido. Ya sumaba 12 felicitaciones en su hoja de vida.

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Ambos jóvenes representaban, según sus compañeros, “lo mejor de la institución”: valentía, entrega, solidaridad y una profunda vocación de servicio. La tragedia que los arrebató ha generado una profunda conmoción entre sus familias, colegas y comunidades.

Uno de sus compañeros resumió el sentimiento colectivo: “Carlos no soportó quedarse. Tal vez escuchó a Miguel desde el otro lado decirle: ‘vamos, hermano, que aún nos falta la última ronda’... y decidió irse con él”.

La Policía Nacional ha rendido homenaje póstumo a los patrulleros, destacando que su legado no se borrará: “Se fueron cumpliendo su juramento. No pueden ser una cifra más. Son héroes”.

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Sus nombres, aseguran desde la institución, quedarán grabados no solo en los registros oficiales, sino en la memoria de quienes conocieron su labor y su calidad humana.

Con información de Emilio Gutiérrez Yance, policía del departamento de comunicaciones de la Policía de Bolívar.