Invasión del espacio público, informalidad, basuras y falta de cultura ciudadana, fueron los lunares negros del puente festivo en El Rodadero y la bahía de Santa Marta. Pese a ello, el turismo le respondió a esta capital.
El acecho de los vendedores ambulantes en la playa y en el camellón de dichos balnearios, de día y noche, no pudieron ser contrarrestados por las autoridades pese a los esfuerzos que hicieron.
El cierre con vallas del malecón de El Rodadero no fue la medida más adecuada para ponerle filtro al ingreso de los vendedores ilegales. Se dice que ello obedeció a que en las vallas no hubo vigilancia. 'Las pusieron pero nadie estuvo atento a que los comerciantes no pasarán a la ', dijo Tomás Insignares, miembro de una junta cívica en Playa Salguero.
Iván Calderón, presidente de la Promotora Turística de El Rodadero. ProRodadero, manifestó que 'ha sido el puente festivo más desordenado de la historia'.
'Si bien es cierto que son problemas recurrentes, en esta ocasión hubo un desborde sin antecedentes', anotó.
Seguridad
Aunque hubo percepción de inseguridad, las autoridades opinan lo contrario y desestiman las aseveraciones que sobre el tema se hicieron.
Sin desconocer que se presentaron hurtos, estos fueron menores y tuvieron que ver con 'el factor oportunidad o descuido'.
El secretario de seguridad y convivencia del Distrito, Camilo George Díaz, expresó que 'es el puente de San Pedro y San Pablo más seguro de los últimos 4 años'.
El funcionario reveló que hubo cero atracos en los corredores turísticos, disminución del 30 por ciento de las riñas en toda la ciudad frente a mismo período del 2018, no hubo homicidios y no se registraron accidentes náuticos.
Los sitios turísticos estuvieron vigilados por 700 policías, 100 soldados y 4 botes apóstol de armada con más de 25 hombres para vigilancia marítima.
Los perros
La invasión de perros en la playa y en las calles fue otro punto negativo en el fin de semana en El Rodadero.
Los turistas expresaron su descontento debido a que los caninos -sin dueños - se metían n a las carpas y en algunas ocasiones mostraban agresividad.
Los visitantes no callaron y vociferaron. 'Esto es falta de autoridad', dijo José Manríquez, turista bogotano quien advirtió que empacaría maletas para Cartagena.
'Los perros se han adueñado de la playa. Esto es una grosería', interpeló Fabiana Gómez, empresaria antioqueña.