Compartir:

Un centenario árbol de caucho ubicado en el centro histórico de Santa Marta ha despertado la solidaridad de la comunidad, que sin distingo de clase social, raza o credo, ha unido sus voces para defender su supervivencia. La construcción de un edificio comercial en el sitio donde está plantado (calle 22 entre carreras 4 y 5) lo llevaría a una inminente tala.

Personas del común, organizaciones sociales, ecologistas y hasta políticos en campaña levantan su voz de inconformismo y se dan cita en el gigantesco árbol para abrazarlo e impedir que sea ‘asesinado’, paradójicamente, con autorización del ente rector del medio ambiente en el Distrito, el Dadma.

La noticia de que el frondoso caucho sería cortado de raíz se regó a través de las redes sociales, así como por el lleva y trae propio de la convulsionada y transitada zona donde se encuentra, en cuyo alrededor funcionan oficinas de abogados, consultorios médicos, tribunales de justicia y toda clase de comerciantes informales.

'Que no se silencien los crímenes contra los pulmones de nuestra capital', dijo la abogada Stefanie Sánchez, quien propuso que se modifiquen los planos del centro comercial, de tal forma que el árbol se preserve.

'Lo que van a hacer es el crimen más horrendo que se pueda cometer con la complacencia de las autoridades', anotó Norma Benavides, vendedora de fritos del sector.