
Las fatídicas noticias sobre tres jóvenes que murieron ahogados en playas de Puerto Colombia, entre el pasado 1º y 9 de enero, no han ahuyentado a los bañistas, quienes siguen llegando a los diferentes balnearios para disfrutar de sus últimos días de vacaciones.
Luis Peñaranda, natural de Norte de Santander y residente en Barranquilla, no se dejó llevar por las alarmas acerca del fuerte oleaje y ayer decidió ir a Pradomar con su hija y su nieta que vinieron de Bogotá.
El santandereano dice que es un asiduo visitante del Municipio y, por lo que observó, está convencido de que las altas marejadas son normales en esta época debido a los vientos alisios que seguirán soplando hasta marzo.
'Sí es posible bañarse en la playa, pero con mucha precaución. Las imprudencias son las que causan tragedias', afirma Peñaranda sentado en un kiosco mientras vigila a sus seres queridos jugando en la orilla.
Llamado a la prudencia. Nilson Pérez, salvavidas de Puerto Colombia, sostiene que la muerte de Deivis de Jesús Solano Pérez, de 20 años, y Carlos Obeso Fontalvo, de 19, el domingo pasado, fue producto del estado de embriaguez en que se encontraban ambos.
'Los jóvenes habían amanecido tomando licor y así se metieron a la playa, donde se les llamó la atención varias veces para que tuvieran cuidado, pero lo que hicieron fue desafiar a mis compañeros diciéndoles que primero se ahogaban ellos', cuenta el rescatista.
Está de acuerdo con que la gente se bañe en las playas, pero cerca de la orilla y manteniéndose lejos de los espolones, que tienen banderas rojas izadas para indicar el peligro que hay de que alguien choque contra las rocas por los fuertes vientos que alcanzan velocidades de 36 a 45 kilómetros por hora y los oleajes de dos a tres metros de altura.
Los caseteros invitan a los turistas a que sigan visitando las playas porque la seguridad está garantizada.
Por Víctor Ovalle Gil



















