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Barranquilla

A golpe de caja y fe, la familia de ‘Teogol’ alentó el triunfo de la Selección

En una casa ubicada en el corazón del popular barrio Las Nieves, carrera 9 No 24-88, amigos y familiares del implacable delantero colombiano Teófilo Gutiérrez, vibraron con las emociones de un partido que desde sus inicios pintaba bien para un combinado que venía motivado y con hambre de gloria.Armados con una caja, una guacharaca, silbatos, camisetas de la tricolor, gorros alusivos a los colores patrios y una fe aprueba de goles, los progenitores de ‘Teo’ acompañados de unos cuantos amigos cercanos alentaron al habilidoso goleador y a todos sus compañeros, entonando cánticos.En el patio de la espaciosa casa, en una galería decorada con fotos, globos de colores, varias fotografías del ídolo, afiches y uno que otro trofeo obtenido por el jugador que se levantó en el populoso barrio La Chinita, se respiraba un ambiente de optimismo desde los primeros minutos del cotejo.Frente a la pantalla del televisor un grupo expectante de espectadores respiraba profundo mientras un silencio ceremonial recorría la instancia, silencio que se quebró cuando a los 15 minutos del primer tiempo ‘El Tigre’ erró un cabezazo que salió disparado por arriba del horizontal. Automáticamente el sonido de la caja, acompañado de la guacharaca y una seguidilla de aplausos se manifestó como el primer síntoma de la fiesta que se avecinaba.“¡Vamos, vamos mijo, vamos ‘Teo’!”, gritaban las voces espontáneas de los asistentes.Con las manos plegadas muy cerca de su rostro, como en ademán de oración, miraba concentrado el patriarca de la casa, Teófilo Gutiérrez Castro.¡Colombia, Colombia, Colombia! Cantaban en coro alentando a una selección que hasta ese momento jugaba bien y con mucho orden. La expulsión de Gary Medel, el jugador chileno que ya tenía tarjeta amarilla, fue recibida con aplausos y con emoción “¡Bravo, bravo! gritaban todos con ganas de comerse la pantalla.En el nombre de Jesús sí se puede, sí se puede, sí se puede, cantaban con emoción, llenos de entusiasmo y optimismo.Un optimismo que no se vio afectado cuando en el minuto 41 ocurre lo inesperado y la selección chilena se pone arriba en el marcador con un zapatazo abajo de Matías Fernández, que Ospina no logra controlar.“Estamos bien, esa fue una jugada desafortunada no más, pero de que ganamos, ganamos”, replicó el padre de ‘Teo’.Algunos de los espectadores golpeaban con sus puños los muebles lamentándose.“Vamos a ganar yo confío en mi hermano”, afirmó Aura Gutiérrez.“Pienso que Colombia está haciendo un buen partido.Desafortunadamente esta jugada de Valencia que la rifó ahí cerca al área, pero vamos a ganar, el partido queda 2-1 con goles de ‘Teo’ y de Falcao”, pronosticaba el padre.Para Cristina Roncancio, madre del jugador, el triunfo estaba asegurado. “Tengo fe en Dios que ganamos, le estoy haciendo fuerza con todo el corazón y él va marcar, quedamos 2-1, Falcao y él hacen los goles”, pronosticó.David Gutiérrez, hermano de Teófilo, pronosticó un 3-1 optimista y a la postre daría en el clavo con lo que parecía una precipitada profecía.Cuando el más ‘pollo’ de los batalladores de la tricolor en el minuto 13 del segundo tiempo cobra ese tiro libre que abrió el camino al triunfo, el grito de ¡Goooool! Que estalló en el patio puso a temblar la casa entera. Entre abrazos, saltos y una alegría desbordada se celebró aquella pintura ejecutada con gran maestría por James Rodríguez.La fiesta se prende y los cambios ejecutados por Pékerman comienzan a dar sus frutos y un Aldo Leao que usa su inteligencia con la pelota para filtrar un pase que coloca mano a mano al ‘Tigre’ con el portero Bravo y Falcao mete una puntada venenosa que se cuela entre las piernas del portero que termina en el fondo de la red.¡Sácalo, Sácalo. Vamos Teo que falta el tuyo! gritaba la improvisada tribuna enloquecida.Tres minutos después en el patio de la casa de la familia de aquel niño que jugaba la pelota en las calles destapadas, se sintió una especie de temblor cuando el barranquillero recibe en el área y con la zurda le acomoda la redonda a un costado del portero y los corazones de los presentes se detienen y el grito de ¡Goooooool! Es una apoteosis de júbilo y felicidad que reverbera por toda la casa.“Yo te lo dije no hay que ser un brujo, el fútbol es uno solo mijo. Ahora que vengan a decir los uruguayos que fue por el calor”, gritaba un padre orgulloso mientras le enviaba un beso sentido a la imagen de ‘Teo’ centrada en la pantalla. “Eso, papa bello que Dios te siga bendiciendo que te lo mereces, eres un buen hijo, un buen padre, un buen hermano, un buen esposo, un buen amigo”, soltó el patriarca esas palabras salidas del corazón. Mientras los demás cantaban al unísono Goleador, goleador es el Teo goleador. Para cerrar una tarde histórica e inolvidable.Por Carlos Polo

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