
Ser zurdo en un mundo hecho para diestros
Hoy se celebra el Día Internacional de los zurdos y varias historias dan cuenta de que no todo está hecho a la medida de ellos.
Por como patea, como escribe, como agarra la tijera o como toca la guitarra, la pregunta con tono de sorpresa por quienes no lo saben puede ser la misma: “¿eres zurdo?”.
Zurdo es un adjetivo, aunque también puede ser un apodo. “Que tiene tendencia natural a servirse preferentemente de la mano izquierda o también del pie del mismo lado”, es el significado que le da el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Cada 13 de agosto es celebrado como el Día internacional del zurdo desde 1976 impulsado por una iniciativa de la Asociación Internacional de Zurdos.
Antiguamente eran dos las palabras para determinar la mano hábil: diestro y siniestro. Una tendencia a que son los zurdos los “diferentes o extraños” y que se refuerza con que los elementos cotidianos como pupitres en colegios o tijeras están elaborados para el uso de la mano derecha. Pero que en la realidad no es más que un comportamiento natural del ser humano que se desarrolla desde el vientre y que se identifica desde temprana edad aunque sea en menor porcentaje.
Se dice que representan aproximadamente el 10% de la población. Y, aunque ya no se trata de una persecución para que se “conviertan” a diestros, las incógnitas sobre los motivos por lo que se trabaja de mejor forma con la mano izquierda siguen siendo objeto de estudio en la ciencia y en la cotidianidad de anécdotas como el costado de la palma de la mano manchado de lapicero porque a la hora de escribir se va, casi que de manera inmediata, rozando la tinta aún húmeda o la sorpresa para los rivales que marcan desde el costado derecho y la salida se da por el izquierdo.
Por años se había afirmado que si se es zurdo se desarrolla y estimula de mejor forma el hemisferio derecho del cerebro y, si se es diestro, el izquierdo. Algo que resulta en la posibilidad de determinar la personalidad de cada uno y decir que aquellos que desarrollan más la corteza derecha son mayormente creativos. Sin embargo esta teoría fue hace un tiempo desestimada.
Un estudio desarrollado por la Universidad Ruhr de Bochum y publicado en la revista eLife determinó que es la médula espinal y no el cerebro quien determina si un individuo es zurdo o diestro. Así que lo de Leonardo da Vinci, Mozart, Marie Curie, Miguel Ángel, Lionel Messi o Barack Obama pudo suceder en el vientre y preferir el uso de la mano izquierda debido a la expresión génica en la médula espinal.
Más allá de todo el contexto científico, lo cierto es que ser zurdo lleva a tener anécdotas curiosas por ser minoría y estar en “un mundo hecho para diestros”… O que lo diga en singular Ned Flanders y su tienda para zurdos en Springfield.

“Soy zurdo de los buenos”. Así confirma el senador Efraín Cepeda que es zurdo y hace un guiño a la política. Historias tiene muchas, van desde lo deportivo hasta la discusión por intentar que fuera diestro.
“En el jardín infantil yo tomaba el lápiz con la mano izquierda y las profesoras se molestaban muchísimo porque yo estaba escribiendo al revés. Tenía que escribir con la derecha. Y cuando lo intentaba los trazos me salían terribles entonces volvía a la mano izquierda, pero llegaban al punto de darle a uno palmadas. Así transcurrieron muchos días, y yo confundido pensando que la culpa era mía. Un tío médico me dijo que eso era terrible y al día siguiente llegó al salón, regañó a las profesoras y de ahí en adelante comencé a escribir libremente”, cuenta.
Con las tijeras, dice, es “un sufrimiento”. El ejemplo lo da cuando lo invitaban a inaugurar una obra porque no podía cortar la cinta, “hasta que hace pocos años en Estados Unidos descubrí un almacén para zurdos. Ahí encontré unas tijeras para zurdos, así que puedo decir que me cambiaron totalmente la vida”.
Pero no todo es malo. Cuando jugaba béisbol, cuenta, batear con la izquierda hacía incomodar a los pitchers y eso le permitía sorprenderlos. Además, en el baloncesto “la mano izquierda significaba una gran ventaja” porque los defensas lo marcaban a la derecha y él salía por la izquierda. “Cuando se daban cuenta que era zurdo ya había logrado encestar varias canastas”.

Carlos Daniel Urueta tiene 20 años y es tatuador. Lo habitual, dirían muchos, es que empuñen la máquina con la derecha, pero él desde pequeño ha utilizado la izquierda. Y ha acomodado a lo largo de su vida todo para que se le haga más sencillo.
“Se complica en la postura del cuerpo, por ejemplo. Ahora llegué a un nuevo local y tuve que pedir que reoganizaran todo porque estaban acostumbrados a que era para derecho, y es un tema de comodidad y postura”, cuenta después de haber tatuado leones, lobos, rostros de mujeres y otro sinnúmero de diseños plasmados en la piel de sus clientes. Ahora estará en una competencia de tatuadores local llamada Ink Karnaval Fest.
Escribir siempre ha sido un tema complicado. “Uno escribe de izquierda a derecha y como la mano viene de allá, la parte de la muñeca pegada a la libreta quedaba manchada y además se manchaba la hoja. Se viene la tinta contigo”. Él siempre ha dibujado y la enseñanza era, como él la llama, a la manera del derecho. “La posición de la tabla con la que uno trabaja, cómo la agarras, todo se dificulta un poco más”.
“Prácticamente todo es hecho para los diestros, a los zurdos nos toca acomodarnos”, afirma. “En los deportes es un plus, siempre nos reconocen porque tenemos buen pegue. Los mejores boxeadores y futbolistas son zurdos”, cuenta ‘el zurdo’, como lo han apodado sus compañeros.

Josselin Melissa Quiñones es abogada especialista en derecho ambiental territorial y urbanístico. Tiene 24 años y en cada uno ha luchado por algo diferente por ser zurda.
De su época escolar recuerda que todos los años al iniciar académicamente tenía una misión bastante particular: “encontrar un pupitre para poder escribir correctamente”, aunque, entre risas agrega que al final terminaba dilatando lo más que pudiese la “encontrada del pupitre” porque eso le permitía capar clase.
De esas clases también recuerda el momento de los exámenes. ¿Han visto a un zurdo escribir? Es un reto a la anatomía del ser humano. “Estar girado hacia atrás hacía en algunos momentos más sencillo todo”, dice, teniendo en cuenta además que muchos se debían hacer en puestos elaborados para diestros.
“Muchos asocian mi caligrafía terrible con el ser zurda”, es otro de esos momentos épicos de esta abogada. Aunque eso, dice, funcione de excusa para no escribir en trabajos grupales.
Pero la cosa se complica a la hora de conducir un carro debido a que “el brazo o mano más hábil resultó siendo el contrario al que se usa en la conducción”. Además, si se agrega que el destino de ese carro sea una cena la cosa termina de complicarse, otra escena comentada por Josselin y que sucede muy a menudo en su vida, aunque ya haya encontrado solución para eso. “Se chocan los codos al comer en la misma mesa si estamos hablando de que al lado hay un diestro, por lo cual debo sentare en la esquina de la mesa para tener mi brazo libre y tener una cena mucho más amena”, cuenta con gracia.

A los 12 años Chago, un cantautor costeño finalista de un concurso de cantautores desarrollado en España ‘Sabina por aquí’ en el que competirá por el trofeo el próximo 7 de septiembre, decidió darse un gusto que no debía tener mayor problema, era comprarse una guitarra. No contó con un pequeño detalle que podía hacer todo más complejo: ser zurdo. Y como no es nada común tener en el hogar o cercano a uno alguien que pueda cambiar las cuerdas y adaptarlas para tocar con la mano izquierda, él tomó la decisión de aprender a tocar como diestro. Y así lo ha hecho por otros 12 años.
“Ya me acostumbré a tocar la guitarra y el bajo como derecho. Era eso o no tocar y me acostumbré, y ya no sé tocarlo como zurdo”, dice.
Pasa algo similar con la batería, aunque con un dato bastante particular. “Hay ritmos que solo sé hacer como zurdo y otros que solo puedo hacer como derecho. Me enseñaron derecho, pero creo que mi cerebro no conecta y no me salen algunos de esa forma”, dice mientras se ríe. Todo lo tropical entonces va con la mano izquierda, eso es ya una ley para él.
Cuando hace el ‘check in’ en aviones busca el lado izquierdo, “es para mí natural” y así, cuenta, se siente más cómodo.
“Mi pasión era pintar desde chiquito y terminaba con las manos vueltas nada. Pensé que era normal, que a todo el mundo le pasaba, pero no, era de nosotros los zurdos”, recuerda mientras confiesa no entender “cuando la gente dice que uno escribe con la mano torcida porque para nosotros es normal”.
Para él ser zurdo le parece “una fortuna” porque es ser “diferente” en “un mundo hecho para derechos y toca pensar cómo reacomodarse”.