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En un escenario iluminado suavemente, una voz calma invita al público a cerrar los ojos. “Piensen en un recuerdo”, dice. A los pocos segundos, el asombro se dibuja en los rostros: ese recuerdo, íntimo y único, acaba de ser traído al presente por alguien más. Ese alguien es Daiver Zambrano, mentalista, educador y explorador incansable de la mente humana.

Nacido el 29 de noviembre de 1981, en Barranquilla, Zambrano encontró su primer destello de magia en los libros. Pero no eran libros de trucos o ilusiones visuales: eran textos sobre psicología, comunicación y pensamiento. “Desde muy joven sentí una profunda fascinación por la mente humana”, confiesa. Fue esa combinación entre ideas, emociones y percepciones lo que lo llevó, con el tiempo, a descubrir el mentalismo, disciplina que convirtió en su lenguaje artístico y vital.

Lejos de limitarse a un escenario, Zambrano ha llevado el arte del mentalismo a territorios inexplorados: la educación, el liderazgo, la vida cotidiana. “A veces, entender cómo piensan los demás es el verdadero truco”, dice con una sonrisa. Y en su caso, ese entendimiento ha sido puente, herramienta y brújula. Ha utilizado los principios del mentalismo para generar confianza, mediar en conflictos y enseñar desde lugares poco convencionales.

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En este 2025, su trayectoria alcanzó un nuevo hito al ser galardonado en el Campeonato Latinoamericano de Mentalismo, durante el congreso FLASOMA, el encuentro de magia más importante del continente. Allí presentó una rutina que combinaba emoción, narrativa y técnica, y que fue reconocida por su originalidad y profundidad. El premio, cuenta, no fue solo un trofeo, sino un reconocimiento a años de dedicación silenciosa.

Cortesía

La vida llevó a Daiver a los Estados Unidos, donde su vocación como educador encontró nuevas posibilidades. “Descubrí que podía combinar mis dos pasiones —la enseñanza y el mentalismo— para crear experiencias transformadoras”. Desde entonces, ha tejido puentes entre dos mundos que, en sus palabras, “lejos de estar separados, se nutren mutuamente”. En ciudades como Washington D.C., Baltimore y Arlington, su presencia escénica ha dejado huellas: no tanto por los trucos, sino por las emociones que despierta.

¿Qué se encuentra en un show de Daiver Zambrano? No solo predicciones o juegos mentales. Sus espectáculos son, ante todo, experiencias humanas. Sueños, decisiones, recuerdos: todo se entrelaza en un viaje donde el misterio no es un fin, sino un medio para conectar con algo más profundo. “No se trata solo de adivinar pensamientos”, explica. “Se trata de despertar ideas”.

En una era marcada por pantallas, algoritmos y estímulos veloces, Zambrano también ha encontrado en la tecnología una aliada. La incorpora con cuidado, como una herramienta narrativa que amplifica —sin opacar— la esencia del mentalismo. En sus presentaciones, los dispositivos digitales no deslumbran, sino que acompañan, intensifican y a veces, incluso, desaparecen.

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A sus 43 años, Daiver Zambrano no se presenta como un mago tradicional, ni como un conferencista al uso. Es un creador de experiencias, un intérprete de la mente humana y un narrador de lo invisible. Su magia no está en lo inexplicable, sino en lo profundamente humano.

Recientemente tuvo unas presentaciones en Barranquilla y en Cartagena, pero promete que regresará para seguir conquistando público como ya lo ha hecho en el exterior.