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'Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar esa tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo', con estas palabras el Nobel colombiano Gabriel García Márquez da inicio a su obra Cien años de soledad, la cual sirvió de inspiración para que la coreógrafa barranquillera Mónica Lindo creara el espectáculo musical A ritmos de Macondo.

'La inspiración nos llegó en el 2015. Tuvimos que leer y releer el libro numerosas veces, sentirlo, escucharlo e imaginarlo, desde que lo presentamos por primera vez no ha dejado de evolucionar para convertirse en lo que es hoy en día', manifestó la coreógrafa.

La puesta en escena que, como explicó Lindo, solo se ha presentado un par de veces en Barranquilla, fue desarrollada en el auditorio de la Universidad del Atlántico en el marco de la Muestra Distrital de Danza organizada por la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo del Distrito para conmemorar el Día Internacional de la Danza.

Al finalizar el evento la directora del programa de Licenciatura en Danza de la Universidad del Atlántico, Alejandra Ortiz, y el decano de la facultad correspondiente, Álvaro Bermejo , entregaron una distinción a los creadores de la obra 'en nombre de la danza, la cultura y Bellas Artes' por su labor en la preservación del arte.

'En esta obra quisimos imprimir el folclor musical de la Costa Caribe. Nos fue muy útil tener dentro del grupo personas de diferentes partes de la región, por ello pudimos usar ritmos autóctonos de todos los rincones', dijo Robinson Liñán, esposo de Mónica Lindo y creador de la musicalización.

Jesús Rico
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Con realismo mágico. En medio de la oscuridad una danza de mariposas amarilla se tomó el escenario del auditorio para transportar a todos los asistentes al mágico mundo macondiano que Gabo relataba en el trascurrir de hojas de Cien años de Soledad.

El mágico viaje, que empezó en un paisaje guajiro, trasportó a los asistentes a diversas escenas características de la historia de la familia Buendía y el lugar que fundaron.

Escenas como la peste del olvido, la subida al cielo de Remedios la bella, la Guerra de los Mil Días, La locura y muerte de José Arcadio Buendía, fundador del mítico pueblo macondiano, el trabajo del coronel Aureliano Buendía con los pescaditos de oro, la vejez enceguecida de Úrsula Iguarán y el peso del espíritu de matrona que, tal como el Nobel colombiano relató, siguió cargando aún encorvada por el paso de los años y la desaparición de lo que durante años fue Macondo.

Con sonidos autóctonos de la región Caribe como un acordeón atacando los acordes de una puya vallenata, un marcado bullerengue, un laborioso seresese, vallenatos de Rafael Escalona y ritmos africanos como el son de negro, el mapalé y el lamento africano, la obra logró mostrar al público que 'las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra'.