Pese a las acciones vandálicas que cada año son protagonizadas por decenas de jóvenes que toman los escenarios de la fiesta para confrontar entre grupos barriales agrediéndose con botellas piedras y hasta armas blancas, la tradición traída de Francia sigue intacta y acaba de cumplir 151 años de estar haciendo gozar a los propios y visitantes.
A las dos de la madrugada de este domingo cerca de 500 hombres y mujeres vistiendo sacos que previamente habían metido en un charco de barro localizado entre la avenida Circunvalar y el lecho del río Ranchería emergieron de la penumbra para tomarse las calles mientras emitían sonidos con características guturales.
¡Uuuf!, es el sonido que sale de sus gargantas cada vez que un líder grita la palabra ¡Embarradores!
Así, en medio de cherchas y abrazos gélidos de dos de la madrugada a los espectadores, caminan por las calles con rumbo a la Plaza Padilla y al Parquecito del Cementerio, donde cada año le rinden un homenaje póstumo a Piade (Reginaldo Bernier Escudero), uno de los primeros embarradores, quien fue asesinado en el desarrollo de una fiesta por un ciudadano la madrugada del domingo 25 de febrero de 1.974.
Una tradición que crece
Cada año son más ciudadanos que aceptan meterse a una charca que ha sido preparada previamente a un lado del Río Ranchería, tratando de escoger un barro que no sea pestilente y que no lleve elementos que puedan producir daño a los cuerpos de los danzantes.
Hace un mes fue inaugurado un nuevo monumento a los embarradores. La estatua de unos tres metros representa el abrazo de dos embarradores y es creación del artista riohachero Javier Julio Mendoza.
Este año la Avenida Circunvalar alojó cerca de siete mil ciudadanos que llegaron con el objeto de ver en escena a ‘El Pilón de los Embarradores’. Ya es una tradición y se encuentra entre las cosas importantes que hacen sentir orgullosos a los habitantes de la capital de La Guajira.
Es una tradición europea
La idea de Los Embarradores vino de Francia, cuando José Laborde Ariza, hijo del capitán de una embarcación que traía mercancía desde los puertos de ese país, quiso imitar lo que hacían los integrantes de un grupo folclórico en las calles de París, los cuales se llenaban de barro y celebraban así cada año la Toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa.
‘El Pilón de los Embarradores’ era una comparsa exclusiva de los hombres, pero en el año 1967, las mujeres se rebelaron y solicitaron la entrada que fue aceptada.





















