El Heraldo
El jugador brasilero Felipe Melo conecta el rostro de Matías Mier, jugador de Peñarol de Uruguay. EFE
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Un fútbol de goles y golpes

Palmeiras y Peñarol protagonizaron una bochornosa batalla campal luego del partido de Copa Libertadores que los brasileños ganaron 3-2 a los charrúas en el estadio Centenario. 

De los goles se pasó a las trompadas. El gramado del estadio Centenario de Montevideo quedó convertido en un ring de boxeo en el que Peñarol y Palmeiras, que minutos antes habían protagonizado un espectacular y emocionante 3-2 a favor de los brasileños, se trenzaron en una bochornosa batalla campal, que de seguro derivará sanciones para integrantes de ambos clubes.

El partido del Grupo 5 de la Copa Libertadores resultó vibrante. El local ganaba 2-0 con anotaciones de Mauricio Affonso (12) y Junior Arias (38), pero el visitante le dio vuelta al marcador con tantos de Willian Siqueira (48, 72) y el colombiano Yerry Mina (63).

Sin embargo, el partidazo se vio opacado por los incidentes que del terreno se fueron a las tribunas y tuvieron a los hinchas del Palmeiras y a los de Peñarol apenas separados por un vallado y una guardia de seguridad privada que poco pudo hacer para contener la violenta reacción de los parciales (había pocos policías).

Cuando vino el pitazo final, los jugadores de los dos equipos comenzaron a increparse y se vieron agarrones, corridas y golpes de puño a diestra y siniestra, y un particular encontronazo entre Felipe Melo y los jugadores locales. 

Del gramado, la pelea generalizada se fue a las tribunas del ‘Campeón del Siglo’ donde el choque entre las dos hinchadas pudo terminar en desgracia. Un final injusto para un partido de trámite futbolísticamente excelente. En la nómina del Palmeiras se encuentran los colombianos Mina y Miguel Borja. Así mismo el venezolano Alejandro Guerra, quien jugó en Nacional. 

La salvación. Los veinte guardaespaldas con que el Palmeiras viajó a Uruguay salvaron a los integrantes del club brasileño de una tragedia en medio de la pelea, dijo su presidente, Mauricio Galiotte.

“Si el Palmeiras no hubiese llevado veinte guardaespaldas como lo hicimos, habría ocurrido una tragedia. Los jugadores podían haber muerto allá dentro (en los pasillos que conducen a los vestuarios)”, aseguró Mauricio Galiotte. 

“Espero que la Conmebol adopte medidas en relación a esto. Quiero saber por qué cerraron los portones que conducen a los vestuarios. Eso fue lamentable”, agregó. El dirigente también criticó la escasa presencia policial en el estadio.

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