Los graves disturbios ocurridos este miércoles en el estadio de Avellaneda, en Argentina, en el partido entre Independiente y la Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana, ratifican que la estela de violencia en el fútbol parece una historia sin fin.
Leer también: Ni Hernán Torres ni Pinto, Néstor Craviotto es el nuevo entrenador del Real Cartagena
Esta vez la violencia dejó 22 heridos, de los cuales tres ya fueron dados de alta y dos permanecen en grave estado, y 111 personas detenidas, 109 de ellas aficionados chilenos.
Todo comenzó sobre el final de la primera mitad, con el partido igualado a uno y un global de 2-1 en favor de la U, cuando fanáticos del equipo visitante comenzaron a lanzar butacas, sanitarios y trozos de la grada extraídos de la estructura del estadio hacia la parte baja de la gradería, donde estaban hinchas del Independiente.
Pese a los esfuerzos por contener la violencia, un grupo numeroso de hinchas del Rojo logró acceder a la tribuna donde aún quedaban aficionados chilenos, que fueron violentamente atacados.
Los graves incidentes vuelven y reabren el debate sobre la seguridad y el triste protagonismo de las barras bravas. A continuación otros hechos para olvidar en el fútbol sudamericano.
Segundos disturbios de hinchas chilenos este año
Los disturbios en el estadio de Independiente de Avellaneda son los segundos que protagonizan este año hinchas chilenos después de que el 11 de abril se cancelara el partido de Copa Libertadores entre Colo Colo y Fortaleza por la invasión del césped del estadio Monumental de Santiago.
Leer más: “A excepción de Santa Fe y Nacional, no veo un equipo que le compita a Junior”: Comesaña
En ese encuentro y en el de este miércoles en Argentina el árbitro central es, por coincidencia, el mismo: el uruguayo Gustavo Tejera.
En el Colo Colo-Fortaleza la violencia se originó cuando dos hinchas del Cacique murieron atropellados, presuntamente por un vehículo de la policía, en los minutos previos al encuentro cuando intentaban entrar al estadio sin boleta.
Cuando se supo la noticia, con el partido ya en juego, miembros de la barra brava Garra Blanca comenzaron a romper las vallas del estadio. Después saltaron a la cancha con palos y otros objetos, obligando a los jugadores de ambos equipos a buscar refugio en los vestuarios y a Tejera y a la Conmebol a suspender el juego a los 72 minutos.
Colo Colo fue sancionado por la Conmebol con la pérdida por 0-3 del partido, cayó en la eliminatoria y recibió una sanción económica de 80.000 dólares. Además le tocó jugar a puerta cerrada de local por cinco compromisos y en los cinco partidos internacionales en condición de visitante no pudieron entrar sus aficionados.
Una fiesta que comenzó mal y pudo terminar peor
La final de la Copa América que Argentina ganó en tiempo extra a Colombia por 1-0 el 15 de julio de 2024 en el Hard Rock Stadium, suburbio de Miami Gardens, no fue la fiesta ideal esperada.
Pero pudo haber tenido consecuencias más graves, casi trágicas.
El ingreso masivo al coliseo de centenares de fanáticos sin entradas desató una avalancha que desbordó a los miembros del equipo de seguridad del estadio y del destacamento policial.
Leer también: La Conmebol promete actuar con la “mayor firmeza” tras actos violentos en Avellaneda
Las imágenes dejaron en evidencia los fallos de la organización para garantizar con un esquema macizo el orden y la seguridad a un evento de tanto interés colectivo.
Los problemas se registraron una hora antes en los alrededores del escenario situado en el sur de Florida en el que se congregaban alrededor de 30.000 personas.
Hinchas que hacían filas sufrieron desmayos y contusiones ante la brutal arremetida de los invasores, que, forcejearon con autoridades y para ingresar escalaron muros y portones y derribaron protecciones metálicas.
El comienzo del partido se retrasó treinta minutos, tiempo que las autoridades necesitaron para cerrar accesos, recuperar el control y arrestar a los causantes del caos.
Una final que la violencia llevó a Madrid
En 2018, la última final de la Copa Libertadores con el formato de ida y vuelta enfrentó a los archirrivales River Plate y Boca Juniors.
Tras el partido de ida jugado el 11 de noviembre en La Bombonera con un saldo de 2-2, la fiesta terminó mal en la vuelta, día 24 en el Monumental.
Al autobús que transportaba a la delegación de Boca Juniors al estadio se le atacó con piedras y botellas, y varios jugadores resultaron heridos, entre ellos el capitán Pablo Pérez.
Los directivos de ambos clubes se acusaron mutuamente y a la policía se le señaló de permitir que las barras bravas de River Plate atacaran a la delegación boquense.
La Conmebol decidió aplazar el partido para el día siguiente, pero Boca Juniors alegó falta de garantías y la definición de la Libertadores quedó en el aire.
Entonces surgió la sorprendente decisión que trasladó la final de la Copa Libertadores de América a Europa. Real Madrid ofreció su estadio, el Santiago Bernabéu para el encuentro pactado el 9 de diciembre, con hinchadas de ambos equipos. El resto es historia.
Pesadilla en el fútbol de Sudamérica
La muerte de un joven en Bolivia en un partido de Copa Libertadores y los destrozos causados al Centenario de Montevideo en otro, dispararon las alertas a un año del Mundial de Brasil 2014.
San José y Corinthians jugaban el 20 de febrero en el estadio Jesús Bermúdez de la ciudad boliviana de Oruro cuando un joven de 14 años fue impactado en la cabeza por una bengala arrojada por ultras del club brasileño.
Doce personas fueron detenidas bajo cargos de homicidio agravado y complicidad tras comprobarse su responsabilidad.
La Conmebol sancionó a Corinthians, campeón de la edición 2012 de la Libertadores y por entonces campeón mundial de clubes, a jugar sus partidos a puerta cerrada. A la vez se le prohibió jugar con hinchas sus partidos de visitante.
A finales de 2012, la FIFA llamó la atención a la Conmebol y pidió mejoras en la seguridad como consecuencia de los incidentes registrados durante la final de la Copa Sudamericana de ese año entre Sao Paulo y Tigre, club argentino, que denunció a agentes de seguridad de la entidad brasileña por presuntos ataques en el vestuario durante el descanso del partido en el estadio Morumbi.
Una historia sin fin a la vista
El 1 de marzo de 2013 barrabravas del Vélez Sarsfield argentino ocasionaron millonarios destrozos en dos tribunas del estadio Centenario de Montevideo tras el partido de Copa Libertadores que su equipo ganó por 0-1 al Peñarol.
Esa misma semana un fanático de Tigre murió a balazos como consecuencia de las heridas que recibió durante una gresca entre barras organizadas en Buenos Aires.
Otros dos hinchas fueron ingresados en un hospital de Buenos Aires en grave estado.
Según la Policía, La pelea entre los barrabravas de Tigre se produjo por el control de las fuentes económicas que los financian.