La risa como refugio. La fe como excusa. El barrio como escenario. Esos parecen ser los tres pilares de El novicio rebelde, la nueva serie colombiana que ya se estrenó en Prime Video y que desde su primer episodio puso en evidencia que la comedia absurda también puede ser cercana, entrañable y profundamente humana.
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Protagonizada por el comediante Hassam —quien interpreta a su icónico personaje Rogelio Pataquiva—, El novicio rebelde sigue la historia de un ladrón de buen corazón que, en su intento por escapar de sus enemigos, termina escondido en la iglesia del barrio El Milagro.
Allí, por una confusión, todos lo creen el nuevo seminarista. Para salvar su pellejo, decide seguirles la corriente, armándose de oraciones improvisadas, refranes callejeros y mucha labia. En ese proceso, Rogelio descubre algo que no esperaba: la amistad, la solidaridad, el amor... y el valor de una vida honesta.
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Pero aunque el humor es la fachada, detrás de cada situación absurda se asoma una dosis de crítica social, ternura y verdad. Así lo explicaron Paola Rey y Rafael Zea, quienes interpretan a María Marta y Severo Jiménez, durante una entrevista con EL HERALDO. “Creo que nunca fue la intención dejar un mensaje o una reflexión, eso se da solo porque los personajes son reales. La gente se refleja en ellos y, al hacerlo, también se ríe de sí misma”, dijo Rey.
Zea, por su parte, destacó que lo mágico de la serie es justamente ese equilibrio entre el absurdo y la emoción: “Rogelio es un personaje que todos conocíamos en otro contexto, pero acá lo vemos en una historia con corazón. Hay algo muy lindo en cómo se integra ese universo de comedia con personajes que parecen salidos de cualquier barrio colombiano”.
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La serie, de 10 episodios, fue producida por Rhayuela Films y dirigida por Rodrigo Triana (Juanpis González, Pasión de Gavilanes), bajo la producción ejecutiva de Rosa Clemente (De brutas nada, Cómo sobrevivir soltera). Clemente resumió la esencia del proyecto con una frase: “Queríamos hacer un producto que hiciera reír, llorar y disfrutar a la gente. Esa fue la premisa desde el primer día”.
Durante el rodaje, la risa fue protagonista. “Yo en todos mis años de carrera nunca me había reído tanto”, confesó Paola Rey. “Llorábamos de la risa en cada escena. Éramos como niños, no podíamos parar. Y eso, estoy segura, se va a notar en pantalla”.
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Zea complementó la anécdota con una escena memorable: “Había una toma en la estación de policía con una cámara en 360 grados. Apenas la cámara pasaba por Paola, ella se reía. Luego pasaba por mí, y yo igual. No podíamos contenernos, y ya el director nos tenía al borde del regaño”, recordó entre carcajadas.
Aunque la serie fue escrita con el barrio bogotano en mente, sus protagonistas coinciden en que su lenguaje es universal. “Puede estar ambientada en El Milagro, pero esas dinámicas de vecinos, iglesia, amor imposible y personajes entrañables pueden suceder en cualquier parte del mundo”, dijo Zea. Rey añadió: “Colombia tiene una identidad única, pero cuando esa identidad se cuenta con honestidad, puede conectar con cualquier audiencia”.
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Además del humor y la ternura, El novicio rebelde también es una apuesta por el talento local. Fue grabada en Colombia y recibió el incentivo audiovisual CINA otorgado por el gobierno a través de Proimágenes, lo que refleja el compromiso de Prime Video por apoyar producciones originales en el país. “Con el increíble talento y humor de nuestro renombrado comediante a la cabeza, estamos emocionados de ofrecer nuevas perspectivas y narrativas identificables para un público general”, dijo Camila Misas, ejecutiva de contenidos de Prime Video para Sudamérica.
Para Rey y Zea, ver la serie terminada fue tan emocionante como haberla grabado. “Aunque no la hemos podido ver completa, sentimos que se logró algo muy especial”, dijo Rey. “Yo me llevo este proyecto en el corazón”.
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La invitación, entonces, es clara: asomarse al universo de El novicio rebelde no solo es reír con personajes desbordados y situaciones inverosímiles, sino también mirar por el “telescopio del barrio” —como dice Zea— una historia profundamente colombiana que, desde lo local, toca lo universal.
