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Durante la última década, Amarilo se ha convertido en un aliado clave para el desarrollo urbano del Caribe colombiano. Su apuesta no se limita a levantar edificaciones: la empresa ha impulsado una transformación profunda en la forma de habitar.

“Creemos en el poder de los territorios, en la fuerza de su gente y en la capacidad transformadora que tiene la vivienda para impulsar progreso, bienestar y desarrollo sostenible”, ha manifestado Roberto Moreno, Presidente de la compañía, reafirmando que su presencia en la región “es una apuesta profunda por creer en la Costa, en su potencial y en su futuro”.

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Construir con propósito

La presencia de Amarilo a la Costa Atlántica marcó un nuevo capítulo en el urbanismo regional. Sus proyectos no solo ofrecen soluciones habitacionales modernas, sino que promueven la inclusión social, la creación de empleo formal y el fortalecimiento de economías locales a través del encadenamiento con proveedores del territorio.

Cada metro cuadrado construido representa un paso hacia comunidades más integradas y sostenibles. “Nuestro objetivo es construir confianza y fortalecer el tejido empresarial local para que las ciudades costeras sigan siendo polos de innovación, turismo y calidad de vida”, reiteró Moreno.

Marcar el desarrollo

En la capital del Atlántico, Amarilo lidera algunos de los proyectos urbanísticos más ambiciosos del país, con propuestas que han redefinido el crecimiento ordenado y la calidad de vida de miles de familias.

Entre ellos destaca Alameda del Río, el desarrollo urbano más grande de Barranquilla, con 183 hectáreas y más de 23.000 unidades de vivienda, ubicado sobre la Avenida Circunvalar entre las carreras 38 y 46. Este megaproyecto integra senderos peatonales, ciclorrutas y zonas verdes que fomentan una convivencia sostenible.

También sobresalen los proyectos Monterivera, Altos de la Reserva y Rivera del Río, en el norte de la ciudad, en el sector de Riomar, donde el confort, el diseño contemporáneo y el contacto con la naturaleza se combinan en propuestas residenciales de alto nivel.

Por su parte, Ciudad Mallorquín, el proyecto de urbanismo más grande del Atlántico, se levanta sobre el municipio de Puerto Colombia en un área de 80 hectáreas, de las cuales 45 están destinadas a vivienda. Allí, Amarilo ha desarrollado más de 14.000 unidades VIS y ya ha entregado más de 1.000 apartamentos, impulsando un entorno integral con espacios públicos, vías y equipamientos de calidad.

En el municipio de Soledad, la compañía también lidera el desarrollo del macroproyecto San Antonio, una propuesta de vivienda con excelente conectividad y alta valorización, cercana a vías principales, centros comerciales y servicios de salud y educación.

Sostenibilidad y biodiversidad

Más allá de la infraestructura, Amarilo ha asumido un papel pionero en materia ambiental con la implementación de su Política de Biodiversidad, la primera en el sector constructor colombiano.

“Somos la única constructora del país con una política de biodiversidad. Apostamos a conservar y restaurar ecosistemas estratégicos con el propósito de generar bienestar a las comunidades y al planeta, dejando un mejor lugar para las generaciones futuras”, explicó Moreno.

La meta de Amarilo es conservar y restaurar 10 millones de metros cuadrados de ecosistemas amenazados a 2030, integrando soluciones sostenibles en el uso del agua, la energía, los residuos y el diseño bioclimático en todos sus proyectos.