El Heraldo
A la Otan pertenecen 29 países, pero una decena de Estados fuera de Europa y Norteamérica son ‘socios’. Tomado de Otan.
Colombia

Entrada de Colombia como socio global de la Otan divide opiniones

Analistas coinciden en que el anuncio del presidente Santos tensiona relación entre Bogotá y Caracas. Ingreso se formalizará la próxima semana en Bruselas.

El anuncio del presidente Juan Manuel Santos acerca de que la semana entrante se formalizará en Bruselas el ingreso de Colombia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan, como el primer socio global latinoamericano, enfrenta miradas entre analistas y congresistas de las comisiones de asuntos de seguridad y defensa.

Por ahora, lo que ha dicho el jefe de Estado es que “formalizaremos en Bruselas la semana entrante, y esto es muy importante, el ingreso de Colombia a la Otan en la categoría de socio global. Seremos el único país de América Latina con este privilegio”. Y agregó que adoptar esta categoría “mejora la imagen de Colombia” y le “permite tener mucho más juego en el escenario internacional”.

“Es para disuadir conductas hostiles”

El internacionalista Vicente Torrijos le dijo a EL HERALDO que la condición de socio global de la Otan “es el punto culminante de una aspiración que tenía Colombia desde el primer gobierno del expresidente Álvaro Uribe, cuando se constató que el país podía hacer muchos esfuerzos en materia de conflicto armado interno, pero que debido a las alianzas de estos grupos guerrilleros con los gobiernos cómplices del área, resultaba absolutamente imprescindible contar con un paraguas, una cobertura para que pudiera disuadir a tales gobiernos de emprender conductas hostiles”.

Frente a la posible relación directa que tendría esta movida con la situación en Venezuela, el catedrático puso de presente que “la idea es que ningún gobierno, como Nicaragua o Venezuela, se vean estimulados, autorizados o atraídos por la idea de desarrollar más actividades en contra de la integridad colombiana (…). Venezuela o Nicaragua reciben fuerte apoyo del exterior, fortaleciéndose en su armamento convencional, aquel que es útil para la guerra entre los estados”.

“Colombia debería construir paz”

Iván Cepeda, integrante de la Comisión Segunda del Senado -de asuntos de política internacional y defensa nacional – recordó en EL HERALDO que desde la época en que se discutió en el Parlamento una adhesión a la Otan su opinión fue adversa: “Colombia es un país que debe estar inscrito en la órbita de las naciones que están construyendo paz y no intervenciones militares o acciones bélicas en el mundo, y la Otan es un pacto militar que se caracteriza por ese tipo de acciones, así que no veo qué tiene que hacer Colombia, que está intentando consolidar su proceso de paz en este momento, en pactos o bloques militares que pueden terminar llevándonos a dinámicas de guerra internacional”.

Añadió el legislador del Polo Democrático que espera que el anuncio de Bruselas no tenga que ver con la crisis entre Caracas y Bogotá: “yo espero que eso no sea así, porque el presidente Santos ha dicho en reiteradas oportunidades que Colombia es partidaria de las salidas de carácter diplomático y que no va a estar de acuerdo con una intervención militar”.

Colombia y la Otan

Desde 2006 el expresidente Uribe planteó la posibilidad de que Colombia hiciera parte de la alianza, pero el ente multilateral contestó que el país no cumplía con los criterios geográficos (países de Europa y América del Norte) para entrar.

Sin embargo, con mayor concreción, en 2013 Santos firmó en Bruselas un acuerdo con la Otan de intercambio de información y seguridad, con la idea, indicaron en ese momento las partes, de fortalecer la construcción de integridad y transparencia en temas de seguridad, así como de acercar la cooperación de las Fuerzas Armadas con este organismo multilateral a cambio de la experiencia que Colombia puede ofrecer en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

El Congreso de la República avaló en 2014 el acuerdo de cooperación, pero la Procuraduría General –bajo el mando del hoy opositor Alejandro Ordóñez- solicitó en 2015 a la Corte Constitucional declarar improcedente el acuerdo debido a que “no define con precisión su finalidad (…), no hay claridad de qué tipo de información es la que se intercambiará” y por “vaguedad que podría tener consecuencias prácticas de gran importancia”.

De esta manera, ese mismo año la Sala Plena de la Corte Constitucional declaró inexequible la ley que hace referencia al acuerdo, pero más por temas de forma, pues señaló en su fallo que en la segunda vuelta en el debate en el Senado de la República no se hizo la respectiva votación nominal, sino que se aprobó dicho acuerdo a ‘pupitrazo’.

Posteriormente, Santos, en 2016, volvió a la carga y anunció una “mayor” cooperación militar con esa organización, precisamente, tras el acuerdo de paz con las Farc: “Radicamos la solicitud hace cerca de nueve años (durante la era Uribe) para hacer un convenio de cooperación, que es la máxima instancia que tiene la Otan con países que no son miembros, para colaborar mutuamente. Y me entregaron la carta donde dice que Colombia ha sido aceptada para iniciar las conversaciones para esa cooperación”. 

Las reacciones en la región

Mientras Bogotá coqueteaba con el ente multilateral, los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Brasil y Ecuador calificaron el acercamiento como “una amenaza para la estabilidad regional”, ya que permitía “un control militar dentro de la región”.

Incluso, se planteó la necesidad de hacer una asamblea extraordinaria de la Unasur para tratar el asunto.

De hecho Caracas describió el escenario como “un intento de introducir factores externos con capacidad nuclear” en Latinoamérica.

Entre tanto, tras el acuerdo de La Habana, el líder del ahora partido político Farc, Rodrigo Londoño, antes Timochenko, advirtió que la adhesión al tratado era “otro paso atrás en materia de soberanía e independencia” y señaló que estaban aprovechando el fin de la guerra “para la entronización absoluta del neoliberalismo, la entrega del Estado y de nuestras riquezas naturales al gran capital financiero transnacional y nacional, incluida la mano de obra colombiana, para lo cual requerirá del empleo de un aparato militar y policial de enorme significación, el cual juzga relegitimado con los Acuerdos de La Habana”.

Y, desde la otra orilla, el senador barranquillero Jaime Amín, del Centro Democrático, también criticó en EL HERALDO el anuncio de Santos de esta semana: “Lo que no hizo como presidente en la manutención y la conservación del orden público, que está disparado con las bacrim y las disidencias de las Farc y con el embate del Eln como grupo terrorista, ahora lo hace con estos anuncios que son solamente distractores de un gobierno que está en las postrimerías”.

Agregó Amín en este sentido que “este anuncio que ha hecho nos parece que no está a la altura de un gobernante que desperdició gran parte de su gobierno sin atender los problemas de los ciudadanos para concentrarse en la vanidad personal”.

Sobre la Otan

El ente multilateral, que funciona en Bruselas, fue creado el 4 de abril de 1949 por Estados Unidos y sus aliados europeos, en Washington, en medio de la denominada Guerra Fría, para darse mutuo apoyo militar en caso de agresión de terceros.

De suerte que la Otan era una reunión de países occidentales y capitalistas, que tenía como principal finalidad evitar la expansión del comunismo soviético, que recibía apoyo del Pacto de Varsovia, que era como la contraparte. No obstante, en 1991, cuando se desintegró el bloque socialista, el pacto se disolvió y la Otan se hizo más poderosa permitiendo la entrada de más países.

Los primeros miembros fueron Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Bélgica, Islandia, Países Bajos, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Portugal e Italia.

Y ahora son en total 29 naciones. También están: Grecia, Turquía, Alemania, España, República Checa, Hungría, Polonia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia y Montenegro –este último se unió en 2017-.

Los objetivos actuales de la Otan, según su página web, son los de “salvaguardar la libertad, promover la estabilidad y bienestar en el área noratlántica, defender la colectividad y preservar la paz y seguridad”.

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