En un escalofriante recuento de los eventos ocurridos durante el presente año, se ha revelado que 188 líderes sociales han sido asesinados en el país, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). La cifra, que abarca desde el 1 de enero hasta el 28 de diciembre de 2023, pone de manifiesto la cruda realidad que enfrentan aquellos que se dedican a la defensa de los derechos humanos y al liderazgo comunitario en Colombia.
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El informe de Indepaz destaca que la mayoría de las víctimas participaban activamente en Juntas de Acción Comunal, comunidades indígenas o movimientos políticos, evidenciando un patrón alarmante de violencia dirigido hacia quienes buscan construir un mejor futuro para sus comunidades.
Las estadísticas regionales son igualmente desgarradoras, con departamentos como Cauca, Antioquia, Nariño y Valle del Cauca liderando la lista de tragedias. El aumento de los asesinatos en comparación con el año anterior plantea una seria preocupación, especialmente en lugares como Cauca, Córdoba y Bogotá, que han experimentado incrementos significativos.
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Tumaco, desde la firma del acuerdo de paz en 2016, persiste como el epicentro de esta escalada mortal, siendo el municipio con el mayor número de asesinatos de defensores de derechos humanos. Mientras tanto, la subregión del Norte del Cauca se ve afectada de manera desproporcionada, concentrando el 26 % de los asesinatos en los 10 municipios más afectados.
El impacto de estos crímenes va más allá de las cifras, ya que el 62 % de las víctimas eran líderes comunales, indígenas o pertenecían a movimientos políticos. Estas personas, comprometidas con la construcción social de sus territorios, se han convertido en blancos de atentados que no solo afectan sus vidas, sino también a sus comunidades y familias.
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El informe revela una disparidad de género preocupante, donde los hombres representan la mayoría de las víctimas, mientras que las mujeres constituyen solo el 12 %. Esta brecha refleja la dificultad adicional que enfrentan las líderes femeninas, quienes, además de lidiar con las amenazas a sus vidas, enfrentan obstáculos adicionales como las violencias diferenciadas y los recurrentes ataques a sus familias.
La situación descrita por Indepaz pone de relieve la urgente necesidad de abordar y poner fin a la violencia sistemática contra los líderes sociales en Colombia. Este sombrío panorama exige respuestas inmediatas y acciones concretas para salvaguardar la integridad de aquellos que dedican sus vidas a construir un país más justo y equitativo.
