El 23 de diciembre de 2019, en los alrededores de la vereda Perico Agua’o, población del corregimiento de Guachaca, en la Sierra Nevada de Santa Marta, una extensa y codiciada tierra de la que alguna vez fue dueño Hernán Giraldo, alias El Patrón, comandante de las AUC, el brazo armado de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra recibió una orden directa de la comandancia central: encontrar a los culpables del asesinato de la pareja bogotana Rodrigo Monsalve y Nathalia Jiménez.
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Los recién casados, que se movilizaban en una camioneta por la Troncal del Caribe, rumbo a Palomino, fueron encontrados muertos, amarrados y con el rostro cubierto con capuchas por un indígena arhuaco y eso –en una tierra donde la organización ilegal es la única ley– no significó otra cosa que el avistamiento de una oleada de violencia. Dos días después – en Buritaca– hombres armados asesinaron de tiros en la cabeza al venezolano Freddy José García Ortega, hermano de Luis Enrique Ortega, alias el Veneco, uno de los implicados en el crimen.
Fuentes judiciales consultadas por EL HERALDO fueron mucho más allá y, en medio del recuento de los hechos, aseguraron que Los Pachenca, como también son conocidos, obligaron a que Giovanny Ortiz Calderón, otro de los implicados, se entregara a las autoridades. De lo contrario, lo iban a matar a balazos.
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Las ACSN no actuaron en nombre de la justicia por indignación o dolor. Lo hicieron por una simple razón: un horripilante asesinato en la zona turística de la Sierra iba a alejar a los visitantes del comercio, el cual paga puntualmente ‘vacunas’ al grupo. Menos visitantes representaba menos dinero. Y de no tener flujo de caja, era difícil seguir combatiendo al Clan del Golfo, que en esa época le quitaba cada vez más territorios.
Cuatro años después, las ACSN han extendido sus tentáculos mucho más, hasta el punto de que han recuperado territorios perdidos como Ciénaga, se han expandido hacia La Guajira y, poco a poco, con sus más de 800 hombres, según la Oficina del Alto Comisionado de Paz, le ha empezado a ganar el pulso a las Autodefensas Gaitanistas. Un escenario impensado, luego de la muerte en 2019 de Jesús María Aguirre Gallego, alias Chucho Mercancía, quien en 2013 asumió el liderazgo del grupo heredero al Clan Giraldo; Mario Giraldo Márquez y, posteriormente, en 2020, la de Deimer Patiño Giraldo, alias 80, máximo cabecilla en ese entonces, quien falleció en combate con uniformados de la Policía Antinarcóticos.
Orígenes
Tras la desmovilización del Bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en 2006, varios grupos empezaron a emerger para adueñarse del material de guerra que había quedado y para unir a sus filas a personas que no se acogieron al proyecto del Gobierno y que estaban protegiendo bienes y rutas del narcotráfico de Hernán Giraldo, quien en 2008 fue extraditado a Estados Unidos.
Las divisiones también tocaron al clan del capo, que en su mayoría estaba integrado por hijos, hermanos, sobrinos y gente de confianza. Cada uno cogía por su lado. Cada uno buscaba su mejor alianza.
'El Bloque Cacique Arhuaco tiene muchas bases de lo que hoy son las ACSN.(...) ¿Cómo llegan ahí? Fue un proceso de sujeción, de disputa por el territorio que inició a mediados de 2006 y que se ha ido extendiendo por todos estos años, pero que a partir de 2012 ya empiezan a desaparecer la Oficina de Envigado, la Oficina Caribe, los Rastrojos, Paisas, Águilas Negras, los Urabeños (Clan del Golfo) son extraditados, los Mellizos son asesinados y otros extraditados; es decir, las otras estructuras empiezan a decaer y empieza esta a tomar fortaleza', explicó Lerber Dimas, director de la Plataforma de Defensores de Derechos Humanos, Activistas y Líderes Sociales de la Sierra Nevada.
En ese año, según el líder, se generó una pugna entre Urabeños y la Oficina del Caribe, integrada en su mayoría por familiares de alias El Patrón, que salió victoriosa.
Tras la victoria, nombraron a Jesús María Aguirre Gallego, alias Chucho Pachenca, como líder de la organización. Ahí nacieron Los Pachenca, un remoquete impuesto por la Policía.
Crecimiento
La organización dejó de ser simplemente una estructura criminal y hoy en día ha tenido grandes ajustes internos en términos políticos y militares que los ha empoderado en la Sierra. Las ACSN tienen tanto poder y control social que, en algunos puntos del Magdalena, son quienes autorizan qué mototaxistas pueden laborar. Esto con el objetivo de conocer de primera mano las personas que circulan en sus dominios.
'Su principal renta ilegal es la extorsión en alta, media y baja escala. Además, del denominado impuesto de guerra que equivale al 10 % . Esto quiere decir que si vende una propiedad deben pagarles el 10 % a ellos. Es un impuesto que han venido cobrando desde hace mucho tiempo', reveló Dimas.
Por otro lado, la organización ilegal se encarga de cobrar impuestos por la salida de droga en los puertos, la contaminación de contenedores y el acopio de cocaína en la parte alta de la Sierra.
Voluntad de paz
Expertos del conflicto armado revelaron en diálogo con este medio que luego de la salida de las tropas del Ejército de la Sierra Nevada (tras el acuerdo de cese al fuego), las ACSN empezaron a animarse a conquistar más territorios, lo que ha desencadenado olas de homicidios en Ciénaga, Zona Bananera, territorios que habían sido ganados por el Clan del Golfo, y algunos municipios de La Guajira. Su poder se ha extendido porque –además– las Autodefensas Gaitanistas de Colombia han sufrido golpes importantes, como la captura de Édgar Ariel Córdoba Trujillo, alias 5.7, 4.9 o Joel, por quien las autoridades ofrecían hasta 300 millones de pesos.
Posteriormente, la organización, a través de alias Camilo, dejó entrever su intención de lograr un reconocimiento político.
'Yo iniciaría por mencionar por esta campaña del grupo que se les reconozca como las ACSN y ya no más con Los Pachenca. Esta resignificación de la estructura tiene un lugar en esta apuesta por el reconocimiento político, por justificar su presencia en la zona y por legitimar unas banderas que se alzan en pro de la defensa de los derechos de las comunidades. De hecho, reclamaron una mayor interlocución con el comisionado de paz. Hay unos retos y el primero es qué tipo de negociación se va a dar, si es política o si es de sometimiento. Y el segundo es la confrontación que se ha agudizado con las AGC que dificulta alcanzar ceses al fuego definitivos', explicó Carlos Espitia, experto de Indepaz.
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Sin embargo, Dimas criticó que la disposición de paz de las ACSN, que tuvo su primer acercamiento con Danilo Rueda, alto Comisionado para la Paz, ha sido más de palabra que de hechos. Renglón seguido, también cuestionó la labor del Gobierno en los procesos actuales por la falta de claridad en ellos.
'Es un debate que tiene que abrirse. El problema es que el Estado no quiere reconocer que ellos son actores políticos. Habría que abrir una discusión sobre el estatus político o si realmente no lo tienen. Habría que medirlo a través de otro sistema que nos permita tratar de entender, sin decir que son buenas, sin decir que lo que están haciendo no es perverso porque no son Estado; si son un proyecto político o no', explicó.
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Por otro lado, una lideresa del Magdalena, que prefirió reservar su nombre, rechazó tajantemente el actuar de la organización ilegal.
'Ellos no son buenos, no los podemos mirar así, no podemos decir que ayudan a la comunidad porque lo hacen de mala fe. Lo que debe haber es más fuerza del Estado, mayor presencia del Ejército. Es doloroso ver cómo los dejan crecer de esta manera', criticó la defensora.
De acuerdo con un informe de inteligencia del Gobierno, entre enero y abril hubo 459 violaciones al cese al fuego. Las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra habrían cometido cinco; sin embargo, esta cifra es rotundamente rechazada en el Magdalena al no haber mecanismos de verificación certeros sobre esta situación.


