El Heraldo
Olga Anillo muestra la foto de Mario Anillo, uno de los siete desaparecidos por las AUC. A su lado Alex Anillo.
Cesar

“Han sido 20 años de dudas”: la desaparición de 7 agentes del CTI

La masacre de los 7 investigadores del CTI en Cesar por la que fue condenado ‘Jorge 40’ es un misterio “¿Por qué los mataron, dónde los enterraron?”: familiares.

Dos décadas después de la desaparición de siete agentes del CTI a manos de paramilitares en el norte del Cesar, el caso sigue siendo un misterio para sus familiares, que siguen en búsqueda de la verdad y de los restos de sus seres queridos.

 Fue el 9 de marzo de 2000 cuando los funcionarios judiciales cayeron en poder del frente Juan Andrés Álvarez del Bloque Norte de las Autodefensas, comandado por John Jairo Esquivel, alias El Tigre, en momentos en que llegaron a la hacienda ‘Holanda’, en el municipio de La Paz.

Los investigadores iban a exhumar el cuerpo de Alcides Tiburcio Rivera, un vendedor de paletas que había sido reportado como desaparecido el 15 de octubre de 1999.

 Tres de los agentes salieron de Valledupar y los otros cuatro de Codazzi. Pretendían encontrarse en el área rural de Minguillo, donde se suponía estaba sepultado Rivera. Allí fueron interceptados y desaparecidos por las AUC.

 Desde ese día comenzó la angustia para estas familias que han acudido al relevo generacional para no desfallecer en el intento de saber qué sucedió.

Versiones confusas. Ya son tres generaciones en la búsqueda: padres que han envejecido; hermanos, algunos también muertos en el rastro; esposas, y ahora hijos y sobrinos, quienes mantienen vivo el seguimiento a este hecho que los marcó con una huella de dolor.

 La única certeza que tienen es que Edilberto Linares Correa, Danilo Carrera Aguancha, Carlos Ibarra Bernal, Hugo Quintero Solano, Israel Roca Martínez, Mario Anillo Trocha y Jaime Barros Ovalle fueron asesinados, pero la ubicación de los restos sigue siendo incierta.

 Las versiones de los desmovilizados que han confesado su participación en la masacre crean confusión. Alcides Manuel Mattos, alias el Samario, desmovilizado del frente Juan Andrés Álvarez de las AUC, declaró en una audiencia que recibió los restos en siete sacos y los arrojó al río Cesar desde el puente Rabo Largo, en el centro del departamento.

 John Jairo Esquivel, alias El Tigre, relató que la orden de asesinarlos la dio el jefe máximo de las AUC Carlos Castaño Gil. El Tigre entregó además las coordenadas de las fosas comunes, a orillas del río Cesar. Nunca las hallaron en más de 100 excavaciones.

 En su afán por conocer la verdad, Claudia Balsero, viuda del técnico criminalista Israel Roca, y familiares de los otros agentes del CTI, lograron una cita con Carlos Castaño, quien reconoció que el hecho sí lo habían cometido los paramilitares, pero por orden de ‘Jorge 40’. Castaño calificó los asesinatos como una “embarrada” del Bloque Norte en el Cesar.

 Tiempo después Claudia abandonó el país tras ser amenazadas por las marchas y manifestaciones que lideraba para exigir justicia y verdad. Actualmente vive en exilio.

 No hubo verdad. Para las familias de los siete asesinado, las AUC “nunca dijeron la verdad. Eso de justicia y reparación tampoco se ha dado”. También  señalaron que los postulados no dijeron dónde dejaron los cuerpos, ni el Estado ha hecho efectiva la indemnización a las familias.

 Para Edinson Ibarra, hermano del investigador judicial Carlos Ibarra,  han sido 20 años de “sacrificio e impotencia de no saber hasta la fecha dónde están enterrados los cuerpos”.

Sin embargo, dice que seguirán luchando hasta encontrar los restos. “Ha sido un tiempo muy duro, hemos tenido mucha tristeza, mis padres han sufrido por la muerte de mi hermano, pero vamos tras la verdad y dando nuestro testimonio para que esos flagelos del secuestro y la desaparición forzada no sean reiterativos en Colombia”, puntualizó Edinson, quien a raíz del caso de su hermano ingresó a trabajar en la Fiscalía.

“Carlos era un buen funcionario, una buena persona, como un compromiso y gracias al apoyo del entonces fiscal General Mario Iguarán ingresé a la institución hace ya 11 años”.

Olga Anillo, hermana de Mario, otro de los agentes desaparecidos, dijo que han sido dos décadas de ausencia y dolor. “Los postulados en Justicia y Paz no han dicho la verdad; tampoco tenemos claro por qué los asesinaron. Nosotros no sabemos la verdad”.

Relató que Mario ni siquiera estaba en Valledupar. “Él llegó la noche anterior de Aguachica, donde estuvo como director encargado del CTI, ese día le dijeron que tenía que salir a hacer un levantamiento, no lo alcanzamos a ver, salió para la zona con sus otros compañeros y los desaparecieron”.

Su hermano Alexander Anillo cuestionó que algunos de los que participaron en ese crimen resultaron con beneficios de Justicia y Paz, pero las familias que realmente son las afectadas como víctimas están desamparadas y sin reparación alguna.

El drama de justa correa.  Justa Correa ya es una mujer de casi 90 años, y con problemas de salud. Madre de Edilberto Linares, lideró hasta que pudo la búsqueda, junto a los familiares de otros, y mantuvo una lucha constante por conseguir la verdad.

A esa labor se sumaron dos de sus hijos, quienes también encontraron la muerte en el proceso.

En el afán por encontrar a su hermano, Eulises y Ustacio iniciaron la búsqueda por su cuenta, viajando de un sitio a otro tratando de conseguir información de Edilberto. En ese proceso fueron asesinados por las Autodefensas.

Justa asistió a la mayoría de las audiencias de Justicia y Paz, escuchó versiones de los postulados sobre lo que sucedió con Edilberto, pero nunca lo supo.

En una de las entrevistas con EL HERALDO sostuvo: “Dios me está dando fuerzas, él camina conmigo, me cuida y sabe los porrazos que he recibido, cuando destapé los ataúdes de mis hijos me quiso dar algo, pero el Señor me dio fortaleza y sigo de pie”.

Condena a ‘Jorge 40’.  En 2012, el Juzgado Penal del Circuito de Descongestión Adjunto de Valledupar condenó a 25 años al exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 por la desaparición y muerte de los siete funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación.

 De acuerdo con el fallo, ‘Jorge 40’ habría ordenado la muerte de los siete agentes. Durante las versiones de los exparamilitares algunos confesaron su participación en los hechos.

John Jairo Esquivel, quien se sometió a Justicia y Paz, confesó su participación en la desaparición de los funcionarios judiciales, quedando en libertad en el marco de esta jurisdicción. Fue capturado en diciembre pasado por su presunta vinculación con el secuestro en el Magdalena de Melisa Martínez, sobrina de Gabriel García Márquez.

El exparamilitar reveló que los agentes fueron asesinados con tiros de gracia por ‘Gorgojo’, ‘La Mona’, ‘Kevin’, ‘Guerrero’, ‘El Paisa’, ‘Martín’ y ‘Guajiro’, miembros del frente ‘Juan Andrés Álvarez’.

Ceremonia. La Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas viene ofreciendo apoyo a los familiares de los agentes del CTI, en un proceso de reconocimiento y fortalecimiento del relevo generacional, dando cumplimiento a la solicitud que presentaron ante el organismo.

En conmemoración de  los 20 años que se cumplen hoy, este lunes desde las 8:30 a.m. será ofrecida una eucaristía en la sede del CTI de la Fiscalía en Valledupar. Y a las 4:00 p.m. familiares, con apoyo de Fasol y la Unidad de Búsqueda, realizarán una jornada con intervención de la Fiscalía.

Carlos Ibarra, Israel Roca, Mario Anillo, Hugo Quintero, Edilberto Linares, Danilo Aguancha y Jaime Barrios, los siete agentes del CTI del Cesar desaparecidos y asesinados por los paramilitares el 9 de marzo del 2000.
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