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La prensa da cuenta de un caso de una adolescente de 16 años que sufrió un apuñalamiento múltiple “80 navajazos”, además traumas (patadas, puñetazos) y métodos asfixiantes durante más de 14 horas y pudo sobrevivir. Cuando leí el informe pensé en noticias falsas o fake news, de la cual están inundadas las redes, pero las fuentes parecen ser serias y confiables y el caso se está investigando

¿En este caso se informa de 80 heridas?, un incidente impactante, pues se esperaría que, por el múltiple apuñalamiento durante ese tiempo, se causen lesiones graves, serian muchos los vasos sanguíneos que se cortarían y se produzca un shock, conllevando a la pérdida de función de órganos esenciales tales como el corazón, pulmones, o un accidente cerebrovascular, a causa de la pérdida de sangre y la muerte.

En las clases de traumas y heridas el profesor Efraín Gaines ponía de presente que la piel humana tiene una propiedad algo elástica como defensa propia; cuando el cuerpo humano es apuñalado por un objeto como un cuchillo o navaja como en este caso, la piel a menudo se cierra firmemente alrededor del objeto y si se retira se cierra nuevamente, por lo que puede atrapar algo de sangre dentro del cuerpo. Pero advertía que el sangrado interno es tan peligroso como el sangrado externo; si suficientes vasos sanguíneos se cortan como se suponen que pudo ocurrir, la elasticidad de la piel no podrá hacer nada para evitar que la sangre salga del sistema circulatorio y se acumule inútilmente en cavidades o tejidos del cuerpo.

Según la víctima parece que actuaron con sevicia y querían terminar con ella. Si todo fue así fue un milagro sobrevivir, solo Dios pudo salvarla y darle otra oportunidad. Aunque hay antecedentes como el de Melissa Dohme, de Florida, tenía 20 años cuando su exnovio la apuñaló más de 30 veces y la dejó al borde de la muerte. Contra todo pronóstico sobrevivió. Al victimario lo sentenciaron a cadena perpetua sin libertad condicional, y en este caso a los presuntos victimarios en el centro de reclusión el osasis, localizado en soledad, Atlántico.

Agustín Guerrero Salcedo