El Heraldo
Margarita Rebolledo tiene 47 años educando niños y jóvenes de todas las edades. Jesús Rico
Barranquilla

Conozca a Margarita Rebolledo, la maestra más longeva de la red distrital

La “seño” Margarita, como la llaman sus alumnos, lleva 47 de sus 74 años dedicados a la docencia. “Paciencia y dedicación son la clave”, asegura.

Este miércoles 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en Colombia. Según datos del Ministerio de Educación Nacional hay actualmente 220.124 docentes laborando en todo el territorio, pero muy pocos llevan tanto tiempo en esta labor como Margarita Esther Rebolledo de Esguerra.

La ‘seño’ Margarita hace parte de los 96 profesores que día a día dan clases, educan y cuidan a los 2364 estudiantes que forman la Institución Educativa Distrital María Auxiliadora en el barrio La Magdalena al suroriente de Barranquilla.

En este colegio, Margarita lleva ya 24 de los 47 años que tiene enseñando, pues antes pasó por otro colegio privado y uno que otro año dando clases particulares. Para ésta mujer de 74 años, la enseñanza siempre ha sido su pasión y nunca dimensionó otra cosa que esta pues alega que, aunque su familia le ha dicho en alguna ocasión que se retire “y que disfrute o viaje por el mundo”, ella asegura que cuando ya no pueda seguir nombrada profesora “pues seguiré viniendo en las tardes a ver como están todos y ayudar en lo que pueda”.

La “seño” Margarita, 47 años como maestra

Margarita Rebolledo lleva 47 años dedicados a la enseñanza. A sus 74 años es la profesora más longeva del Distrito de Barranquilla y divide su tiempo entre su familia y la Institución Educativa María Auxiliadora donde ha laborado los últimos 24 años. 

Doble familia

Margarita tiene 3 hijos de los que habla con mucha emoción y orgullo: Luis Eduardo Esguerra Rebolledo, un ingeniero mecánico de 48 años; Rafael Antonio, abogado penalista de 43 años y Rubén Darío, psicólogo de 41 años. Ellos son su motivo y su máximo apoyo, además de haberle dado la alegría de 5 nietos el cual uno ya estudia medicina y los demás están a punto de graduarse del bachillerato.

La ‘seño’ Margarita, como es llamada por muchos, es licenciada en educación artística, pero desde que ingresó al sector público fue asignada a la primaria y ha dado clases de todo, algo que asegura la ha hecho crecer como persona y que le ha dado potestad para aconsejar a otros que quieren iniciar el bello camino de la enseñanza.

“Un año me dieron la oportunidad de trabajar en séptimo dando educación artística y me gustó por que pude dar la clase que aprendí en la universidad. Tengo familiares y amigas que ahora mismo están en la universidad del Atlántico estudiando y tienen a esperanza que como yo ya soy docente y conozco puedo buscar para que les den el nombramiento”, cuenta entre risas la ‘seño’.

Esos consejos y anécdotas le han quedado no solo a ella sino a sus colegas y compañeros de trabajo. Una de las virtudes que más resaltan y de las que más buscan aprender es la paciencia que tiene con los niños.

“De ella (Margarita) he aprendido la paciencia que tiene con los niños, la forma de hablarles, ella aporta bastante tranquilidad dentro del grupo (…), que a los niños había que tratarlos con mucha calma y que estuviéramos siempre dispuestos a escuchar”, señala Amelia Pérez Ojeda, compañera de Margarita y docente de primer grado.

Este mismo consejo lo resalta una tocaya suya, quien agrega que es algo especial para tener “sobre todo que nosotros tenemos un grado que es de bastante paciencia, tolerancia y de llenarse de esa virtud de carisma para poderlos trabajar y que tengan un aprendizaje significativo”, dice Margarita Contreras.

La compañera y tocaya de la ‘seño’ Margarita resalta también la agilidad de la profesora pues una vez “se le olvidó lo que estaba diciendo en el área y tuvo una habilidad para transformar la clase de español a una clase de matemáticas y los niños ni siquiera se dieron cuenta. Es una habilidad para articular las cosas y es algo muy bonito”.

He tenido varias experiencias donde siento que los alumnos han salido bien preparados, lo pueden decir las compañeras de segundo que los alumnos de Margarita saben leer y escribir.
La rectora del I.E.D. María Auxiliadora, María Junco, resalta la dedicación que tiene la 'seño' Margarita con sus alumnos. Jesús Rico

Dejando una huella

Una de las situaciones que más la llena de orgullo es cuando exalumnos la recuerdan. “Ya son profesionales y eso a uno lo llena de alegría y de satisfacción. Me saludan cuando llegan y me abrazan, se acuerdan de la ‘seño’ margarita. También porque tengo primerito y tengo niños que son hijos de exalumnas”.

No todas las experiencias están llenas de alegrías y risas pues algunos estudiantes le han marcado la vida, pero por la falta que le hacen. “He tenido varias experiencias donde siento que los alumnos han salido bien preparados, lo pueden decir las compañeras de segundo que los alumnos de Margarita saben leer y escribir. Pero, tuve un caso de una joven que me marcó y me cogió por sorpresa. Ella cada rato me pedía permiso para ir al baño y resultó que tenía los intestinos pegados. Se nos fue el año pasado en diciembre y eso me dio muy duro”.

Esto le dio una entereza para seguir con su labor como docente y aunque hace poco le llegó una resolución para ya terminar su período en el CodiMauxi, Margarita tiene todo el apoyo de su colegio.

“Es una excelente profesora, muy comprometida y responsable. Siempre esta atenta y dispuesta a las solicitudes que uno le hace. Cuando le mandaron una resolución que ya se iba hace como 3 años me dijo ‘seño yo no me quiero ir de aquí’ y yo le dije que no se iba. Le llegó mucho porque el colegio tiene una convivencia excelente, reina mucho la armonía y el que llega aquí se amaña”, explica María Junco, docente y rectora de la institución.

Margarita ha dividido su corazón en cientos de miles de estudiantes a los que les ha dado clases y por eso hoy ellos le dicen en coro. “¡Feliz día del maestro!”

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