Saliendo de su espacio de comodidad o de una operación en automático, la multilatina ISA, empresa del Grupo Ecopetrol, se fija en su nueva estrategia a 2040 ambiciosas metas, en las que Transelca redefinirá su rol de transportadora para enfocarse en la consecución de proyectos de soluciones energéticas. En el camino para ser líderes de la transición energética en América Latina, en cabeza de su presidente, Jorge Andrés Carillo, la empresa con sede en Barranquilla será la punta de lanza para buscar negocios de infraestructura fotovoltaica, almacenamiento y conexión que impulsarán más inversión, desarrollo y empleo en la zona.
¿Por qué ISA escoge al Caribe como plataforma para sus nuevos negocios en soluciones energéticas?
Venimos de la estrategia ISA 2030. No ha llegado aún el 2030, pero ya quedó atrás. Hicimos un balance y fuimos sobresalientes en todo, menos en la velocidad con la cual desplegamos nuevos negocios en energía. Por eso construimos la estrategia ISA 2040, en la que somos más ambiciosos y tenemos claro lo que no queremos hacer tras haber aprendido lecciones.
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ISA tiene capacidades y talentos que nos dan mucho soporte. Son negocios de concesión que no requieren tanta velocidad, en los que todo el rigor técnico está presente y no necesitan grandes habilidades comerciales. Nuestros nuevos negocios requieren rapidez, foco y diferenciarse de lo que hemos hecho siempre, que es transmisión, vías y telecomunicaciones.
Y ahí es donde entra Transelca a ser un actor relevante…
Transelca es nuestra empresa que mayor contacto tiene con el mercado: presenta soluciones, ofertas de conexión, consigue negocios de todas las envergaduras posibles y esas capacidades las queremos aprovechar. La mayor explosión de proyectos fotovoltaicos en Colombia ocurrirá en la Costa porque tiene todas las cualidades: radiación, terrenos con altitud y demanda desatendida cerca. Por eso debemos estar en el Caribe. Hoy, la conversación gira en torno a dar la energía más limpia y más confiable. Es una preocupación que compartimos.
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Dentro de la estrategia ISA 2040 y, como estamos en la Costa, hay un energético que nos hace ojitos, el hidrógeno. Podemos pensar en exportar energía, al estar cerca de puertos. Ecopetrol tiene avances importantes en el tema, así que todo confirma que aquí, en el Caribe, es donde debemos estar. Tenemos sede y gente, nos quieren y, la verdad, no encuentro un sitio mejor.
¿Cuál será el papel puntual de Transelca en el nuevo espectro de negocios de ISA?
Lo explico con un ejemplo. Triple A es un gran consumidor de energía que compra dentro de un mercado con fenómenos de variabilidad climática. ISA le puede ofrecer a Triple A la construcción de parques solares muy cerca de sus instalaciones, lo cual tiene varias ventajas: no hay cargos por transmisión, ni por distribución, ni por comercialización, ni restricciones. Por tanto, de los componentes tarifarios que hoy en día paga un servicio de ese tipo, muchos no habría lugar a hacerlo. En resumen, la primera ventaja es la eficiencia.
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A todos nos interesa abastecernos de una energía más limpia para hacer nuestra propia contribución a la reducción de emisiones, y ofrecemos energía renovable y más barata. La energía renovable no compite en términos de firmeza porque no la tengo disponible las 24 horas, así que agregamos almacenamiento. Siguiendo con Triple A, ISA puede darle mayor firmeza o respaldo de forma eficiente porque no puede dejar de suministrar agua en ningún momento. Y si eso fuera poco, también la podemos conectar al sistema de transmisión.
En conclusión, este es un paquete que solamente puede ofrecer ISA hoy en día. Y queremos que Transelca presente esas ofertas a clientes como Triple A u otras industrias para ayudarlos a entender su dinámica energética, de acuerdo con consumo y costo, y hacerles una propuesta de largo plazo porque somos inversionistas de largo plazo. No ofrecemos energía para un mes o dos, sino que nos imaginamos negocios de 10, 15 o 20 años.
¿El contrato sería construir infraestructura y luego operar a largo plazo?
Sí, porque el negocio en el que queremos estar no es el de meter nuestra energía a la red, sino darle nuestra energía a clientes especiales. Es una línea de negocio que se llama B2B, negocio a negocio; no nos vemos empresa-mercado, sino empresa a empresa.
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Estamos detrás de clientes como los que tenemos hoy, evaluando riesgo soberano, buena capacidad de pago, reputación y confiabilidad. ISA tiene un perfil de riesgo que los accionistas han determinado y no me puedo aventurar, como sí lo pueden hacer comercializadores porque ese es su negocio. El nuestro es otro. Es de soluciones, lo que se llama: energía como bien. Y en él creemos que somos muy eficientes y rápidos. Además, ISA es una marca con una historia reconocida y, pase lo que pase, así debamos sacrificar rentabilidad, cumplimos.
¿ISA seguirá en su negocio histórico?
La estrategia 2040 deja como negocio central la transmisión. Algunos estudios indican que se requerirá 2,5 veces la longitud actual de líneas de transmisión a 2050. Los últimos 15 años se multiplicaron por 1,5. La velocidad es un factor clave e ISA confía en sus capacidades. Estamos en mercados competidos; ya no es un asunto nacional ni regional. Jugamos contra competidores americanos, australianos, chinos e indios. Nos corresponde mostrar de qué estamos hechos en un mundo más competitivo y global, que —en favor de ISA— está diseñado para grandes jugadores, no para locales.
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Es muy raro ver hoy en día empresas de transmisión solamente en un país. Esas compañías están llamadas a ser absorbidas o a ampliar su operación, porque esas eficiencias no se están consiguiendo. A eso súmele que la demanda también se va multiplicando por cerca de dos veces. Entonces, nosotros creemos en un boom de oportunidades. Hay un dicho irrebatible: “Sin transmisión no hay transición”. Todos los países —y la invitación es a no quedarnos solo en Colombia, sino a pensar en la región— pueden hacer apuestas gigantescas en parques solares y eólicos, pero si los transmisores no hacen su tarea, no sirve de nada. Nosotros somos un actor invisible; solo lo somos cuando hay problemas.
¿Quién construirá las líneas de transmisión de las que habla: Intercolombia o Transelca?
Desde hace varios años, el único que construye grandes líneas de transmisión en nuestro país es Intercolombia. Por un mecanismo legal y regulatorio, solo una de las empresas puede competir y está obligada a participar en las convocatorias de la UPME (Unidad de Planeación Minero Energética), que es la forma como desplegamos infraestructura. Entonces, no puede participar Transelca, que ahora es la encargada de hacer las conexiones. Eso permanecerá así. Sin embargo, el tema de conexiones sí va a migrar a Intercolombia y Transelca canalizará todos los negocios que despleguemos con un componente de infraestructura.
¿Qué pasará con el personal, las instalaciones de Transelca, su nombre?
Todo permanecerá. Transelca seguirá siendo la dueña de sus activos. No es una fusión de activos; lo que hacemos es que una sola empresa en Colombia represente comercialmente la gestión de toda la masa de activos de ISA. Para todos los efectos, somos un solo grupo: ISA. Entonces, habrá una evolución, un mayor reconocimiento de la marca, que es necesario.
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Hace más de un año, cuando me designaron presidente de ISA, la mitad de personas que me felicitaron pensaban que iba a dirigir ISAGEN. ISA es una marca bonita y, si le sumas su propósito, que es conexiones que inspiran, se vuelve más bonita aún. A una generación le es fácil recordar de dónde salió su nombre, que quiere decir Interconexión Eléctrica S.A. Pero una persona joven que vea el logo no sabe lo que significa. Por eso volvemos a visibilizar la marca, a mostrar nuestra relevancia en transformar el planeta con acciones contundentes, en términos de descarbonización, en hacer las cosas bien y a la velocidad adecuada.
¿Le da un parte de tranquilidad a quienes temen que se lleven a Transelca para Antioquia?
Transelca se mantiene. Las personas a cargo de la operación tal vez cambien de camiseta, pero no vendrá gente de Medellín a manejar el Caribe. El talento, en su gran mayoría, permanece. Y la propiedad seguirá siendo de Transelca, los ingresos son de Transelca y tributaremos acá. Es una forma distinta de hacer las cosas e incluso mejor porque llegarán nuevos negocios con más inversión, desarrollo y probabilidades de empleo para la región.
Si se cumple la estrategia como la pensamos, invertiremos en ISA 2040 cerca de 7 billones de dólares. Hoy en día, nuestras inversiones solo en Colombia son alrededor del 40% del total. Si mantuviéramos la tendencia, hablamos de casi 3 billones de dólares en ese tipo de soluciones energéticas. Si lo conviertes en energía, serían 3.000 megas; eso es más grande que cualquier hidroeléctrica o planta que exista en la actualidad en Colombia. En el caso de la Costa, ese nivel de inversión no se ha visto aquí, ni tampoco la energía barata y confiable que ofrecemos.
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Si materializamos la estrategia de forma eficiente y rápida, estamos ante el mejor gana-gana: ISA, una empresa con participación pública y privada, con relacionamiento en el territorio y capacidad de desarrollo. Somos capaces de decirle al Atlántico o a cualquier territorio donde estemos que inviertan porque no los dejaremos colgados. La demanda residencial está atendida, ISA tiene la industrial, comercial e institucional y nos sentimos cómodos ahí.
¿Este esquema podría reducir tarifa al aliviar la demanda general?
Sí. Queremos ser pioneros y protagonistas del almacenamiento porque somos capaces de crear infraestructura que permita comprar energía muy barata al mediodía, cuando más hay, y ponerla disponible en las horas pico nocturnas, cuando no hay generación solar. Si lo logramos, el beneficio será para toda la demanda: residencial, industrial y comercial. Creo firmemente que eso pasará rápido, si nos dejan.
¿De qué depende?
Tenemos todo el deseo y la motivación, pero hacen falta temas culturales y regulatorios. Si le preguntas a cualquier persona cuánto vale su kilovatio hora, muy pocas te lo pueden decir. Todos saben cuánto pagan en su factura, pero pocos tienen claro cuánto vale un kilovatio. Los países más avanzados han migrado a un modelo de tarifa horaria, no diaria ni mensual.
Con contadores que aún no tenemos…
Si se desarrollaran 5.000 megas solares y al mediodía la energía fuera barata por el exceso de oferta, alguien podría decir que mejor prende la lavadora al mediodía o pone el aire a toda y mantiene fresco en las horas siguientes. Ese es el mundo ideal. Pero mientras llegamos allá, una gran solución, útil hasta que avancemos en hábitos de la gente y de las empresas, es que almacenemos la energía barata para ponerla a disposición en las horas más costosas. Para que eso tenga sentido, tiene que haber una regulación horaria. Es decir, que el precio de la energía de 7 a 8 de la mañana sea 300 pesos, al mediodía 50, y a las 8 de la noche 600.
Eso es decisión de la CREG, ¿qué dice la comisión sobre el tema?
Nos están teniendo en cuenta. Hemos mostrado ejemplos; aún no hemos tenido toda la oportunidad de aplicarlos, pero van en beneficio del usuario. Cuando hablamos de esto, mucha gente se confunde y piensa que queremos almacenar energía en invierno para soltarla en verano, y no es así.
Supongo que es porque imaginan el escenario de los embalses y el costo de la energía…
Esto es diario; todos los días cargo mi batería y todos los días la descargo. Eso es lo que lo hace eficiente. Veo un mar de oportunidades. La región Caribe, Barranquilla y su área metropolitana se parecen mucho a nuestra operación en el estado de São Paulo, en la que tenemos mucha congestión, un desarrollo mayor al esperado y una infraestructura un poco lenta. Había riesgos de apagones puntuales y regionales e hicimos un plan sobre cuánto se demoraría ISA en llevar líneas de transmisión y subestaciones. Se calculó un tiempo de cinco años. Nos dieron la opción de proponer una solución de almacenamiento. La hicimos con el gobierno de Brasil y la pusimos en operación en 14 meses.
Acá tendría que contratarlos, por decir, la Alcaldía de Barranquilla. ¿Eso es posible?
Podría ser. Esa es la conversación que queremos tener porque hace falta conocer la problemática y entender que para cada problema puede haber más de una solución. Nosotros venimos de un modelo de una sola solución para cada problema. Ahora lo que vemos es tecnología y actores que ya están trayendo soluciones nuevas al sistema completo.
¿En qué piensa cuando dice eso?
Cuando un gigante tecnológico busca dónde ubicar un data center, piensa en calidad de la energía, precio, respaldo, conectividad y disponibilidad de agua. En la región Caribe, la tienen la mayoría de ciudades. Se interconectan con fibra, pero la energía aquí es costosa, no es confiable y los respaldos son plantas diésel. Los data centers tienen como política que su energía sea renovable porque están enfocados en eso. Ese es el cliente más exigente posible e ISA le puede dar energía renovable barata, con almacenamiento y garantizarle confiabilidad y respaldo, si hay fallas de generación. Ese es el laboratorio ideal y la Costa es perfecta.
Hay quienes dicen que aquí, por la temperatura, se gasta mucho en refrigeración y no compensa. Pero si tuviéramos energía más barata, aunque el consumo fuera mayor, compensaría. Si entre todos no nos organizamos para que eso pase, nunca ocurrirá porque los data centers son globales. Antes de decidir, una empresa grande no piensa entre Barranquilla, Santa Marta o Cartagena, lo hace entre Colombia, Venezuela, Chile, República Dominicana o Estados Unidos. Son plataformas de energía que se volvieron muy atractivas.
¿Lo que harán en Colombia, con Intercolombia y Transelca, se replicará en otros países?
Sí. Las regulaciones son distintas, pero donde podamos, lo haremos. En algunos países donde existen limitaciones, se dice que el transmisor, cuando es el incumbente, tiene mayor cantidad de dinero y puede tener un conflicto si genera para el mercado. Lo compartimos, no queremos estar en el mercado. Tenemos este nicho. También hay países donde alguien ya nos ganó. Son mercados que, tal vez, ya están consolidados. En Colombia, en cambio, hay miles de oportunidades. En Chile estamos explorando. En Perú, no, porque tiene un respaldo de gas barato que no sigue nuestra misma lógica. Brasil es un mercado muy adelantado.
En definitiva, ISA es capaz de conectar a Colombia con Panamá, Centroamérica y Norteamérica y de reforzar el intercambio con Ecuador y Venezuela. Es como exportar petróleo, pero esto es energía para el mundo. Satisfago demanda local y tengo posibilidad de exportar.
¿Cómo sería posible?
Hoy ya hay intercambio energético entre Colombia y Ecuador. Dentro de pocos días tenemos la expectativa de que empiece el intercambio comercial con Venezuela para una zona específica. Y está el proyecto Colombia–Panamá, en el que ISA está enfocada en tramitar permisos ambientales para que sea una realidad cuanto antes.

Y, en ese caso, ¿quién los contrata a ustedes?
Existe un acuerdo de los gobiernos desde hace mucho tiempo. Este proyecto lleva 14 años. Hay una empresa, Interconexión Colombia–Panamá, que tiene propiedad de ISA y del equivalente de ISA en esa nación, de manera que los países ya definieron el actor para materializarlo. Tenemos grandes avances en diseño. Es una innovadora conexión submarina, con un cable submarino. Como el Tapón del Darién no permite hacerlo todo terrestre, nos tocó así. De hecho, tiene dos tramos terrestres tradicionales y un gran tramo submarino.
XM alerta sobre agotamiento en las líneas de transmisión, ¿cómo valora ISA su advertencia?
Los sistemas de transmisión en el mundo no crecen autónomamente desde las empresas, sino desde el gobierno, vía convocatorias y licitaciones por aumento de demanda. Aunque quisiéramos, no podemos invertir porque no estamos autorizados. Se requieren licitaciones que podemos ganar o no. Y ante la falta de gran cantidad de infraestructura, hoy no podemos hacer ampliaciones ni actualizaciones porque no hay respaldos. Somos conscientes de que si una subestación presenta vulnerabilidad, la intervención requerida podría dejar sin servicio a varias zonas por semanas.
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No es que ISA no quiera ni que no tenga la capacidad técnica, sino que cada vez que levantamos la mano para intervenir, nos dicen que no lo hagamos, que esperemos porque se deben juntar muchos actores e iniciativas. Ese comentario de XM, que comparto, le habla tanto a Transelca (transmisión nacional) como a Air-e (transmisión regional). Transelca tiene algunos activos ahí, pero es un todo. Los apagones nos han dado lecciones sobre los aportes.
Como a otros actores del sistema, Air-e le debe a ISA. ¿Cuál es su lectura de esta crisis?
Llevo muchos años en el sector de servicios públicos. Creer que a una empresa intervenida le va bien es una utopía y sí hay un nivel de riesgo sistémico por su crisis. Hay actores que pueden aguantar sus impagos y otros que no. Deben ser muy cuidadosos en qué y cómo destinan sus recursos limitados. ISA ha hecho un llamado en ese sentido, no somos indolentes frente a la situación, pero queremos reglas claras. No hemos suspendido un solo día el servicio ni hemos amenazado con hacerlo. Pero queremos entender cómo nos pagarán porque no somos una fundación. Somos vigilados por la Contraloría y no podemos regalar nada. Y aunque sentimos que tienen intención de resolver el tema, quisiéramos que fuera más veloz.
¿Y cuál es la solución, porque esta es una crisis de modelo?
Las intenciones eran buenas. Hubo una situación que nadie podía prever, la pandemia, que tuvo mucha relevancia en lo que hoy afrontan Afinia y Air-e. Esto se resuelve con inversiones. El sistema tiene un rezago impresionante que demanda invertir y administrar bien. Y el tercer componente, que duele decirlo por antipático, es el papel del usuario. No tengo actualizada la cifra, pero cuando estaba en EPM, menos de la mitad de las facturas entregadas se pagaban y el recaudo en dinero era de 72 %, 73 %, porque empresas, comercios e industrias pagan más y oportunamente. Por un tema cultural, uno de cada dos usuarios, o porque no puede o no quiere, no paga la factura. Y eso es insostenible.
Sobre todo, muchas empresas del sector público, colegios, hospitales, alcaldías, no pagan…
Es un círculo vicioso: “Cuando me den buen servicio, le pago”. Pero no hay forma de que esas empresas inviertan si el usuario no cambia su comportamiento. Al final, lo que se requiere es actuar de forma responsable. Se puede solucionar el tema de inversiones, administrar bien la empresa, pero sin un cambio en los usuarios, lo que se asegura es que la crisis se corra en el tiempo. El problema ahora es grande, pero en dos años será insostenible. Y, a decir verdad, hoy no siento un doliente. No se puede normalizar el fraude, ni el impago, ni normalizar quejarse sin ser parte de la solución. Entiendo que hay gente que no puede pagar, lo viví de primera mano. Pero el que puede, no tiene derecho a no ser parte de la solución.