El ascenso de Barranquilla como ciudad turística, si bien dinamiza ampliamente la economía del territorio, está generando un efecto colateral en la oferta hotelera. La parahotelería es un nuevo desafío que enfrentan no solo el gremio de alojamientos, sino también las propiedades horizontales desplegadas en diferentes localidades.
El núcleo del problema es que estas alternativas de hospedaje, que funcionan como un hotel, no están reguladas con el Registro Nacional de Turismo; es decir, no cumplen con las normas legales ni regulatorias. Por lo general, estas unidades habitacionales se alquilan por menos de 30 días y son, normalmente, ofrecidas en plataformas como Airbnb, y operan sin permisos ni supervisión formal.
A esta problemática le nace otra arista: la parahotelería funciona habitualmente en los conjuntos residenciales de la ciudad sin cumplir con el reglamento de la propiedad horizontal y sin pedir permiso a la asamblea de copropietarios. Lo que, según Silvia Padilla — presidenta de la Lonja de Propiedad Horizontal de Atlántico—, afecta principalmente a la seguridad y convivencia de los residentes.
“Cuando es un sector residencial, la gente tiene que convivir con una inseguridad permanente, ya que los inmuebles son constantemente alquilados. (...) Personas que viven en propiedad horizontal están ahora mismo compartiendo con otras que sí explotan económicamente los inmuebles. Este es el gran problema que está viviendo la propiedad horizontal: inseguridad y problemas de convivencia”, expuso Padilla a EL HERALDO.
De esta forma, aseveró que las personas que ejercen estas prácticas están violando el reglamento de propiedad horizontal, en caso de que las normas no estén modificadas y aprobadas por la asamblea de copropietarios para este tipo de explotación económica.
En ese orden de ideas, puso de manifiesto que se deben tomar las regulaciones que establece el Gobierno nacional para las viviendas de tipo residencial que quieren convertirse en uso turístico.
Hotelería informal en alza
En conversación con Mario Muvdi, el presidente de la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) reveló que se ha evidenciado un crecimiento exponencial de parahotelería en varias ciudades del país, impulsado por la creciente demanda turística.
Cotelco estableció que en Barranquilla la oferta informal crece más que la hotelería formal en más del 145 %; lo que quiere decir que hay más lugares informales que formales.
Aseveró que esto supone un riesgo para los turistas, puesto que estos alojamientos pueden no cumplir con estándares básicos de seguridad, como los planes de emergencia o salidas de evacuación, así como las revisiones técnicas de gas, electricidad y estructura.
“Se han presentado casos de explosiones de gas e incendios en este tipo de alojamientos con pérdidas humanas. Además, la falta de inspección ha evidenciado situaciones de fraude, invasión de propiedad y problemas de higiene. ¿Quién controla el abuso de menores en estos sitios?”, alertó.
Por otro lado, señaló que la parahotelería representa una competencia desleal frente a la hotelería formal, ya que no paga impuestos ni contribuciones que sí pagan los hoteles legítimos, y no incurre en costos operativos propios de un hotel formal como nómina, seguridad social, servicios e infraestructura.
Es por esto que ofrecen precios más bajos, lo que atrae a clientes que podrían optar por hoteles formales.
“Esto reduce la ocupación y las utilidades de los hoteles formales, afectando su capacidad de inversión, la generación de empleo y la calidad turística del destino a largo plazo”, advirtió Muvdi.



















