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Después de décadas dependiendo de soluciones provisionales y recorriendo largas distancias para abastecerse, la comunidad de Burrusco, en Palmar de Varela, por fin tiene agua potable continua gracias a la entrada en operación de un nuevo acueducto que llegó al corregimiento con una inversión de $6.000 millones y que en la actualidad garantiza el servicio al 100 % de sus viviendas.

La obra conecta a la comunidad con el acueducto regional Ponedera–Sabanalarga, desde donde llega el agua captada del río Magdalena y tratada en la planta del municipio de Ponedera. A partir de allí recorre más de 26 kilómetros hasta el corregimiento El Martillo, donde se desprende un ramal de 5,5 kilómetros que lleva el servicio directamente a Burrusco.

En el corregimiento se construyó un tanque elevado de 50 metros cúbicos, se instalaron nuevas redes y se hicieron todas las acometidas domiciliarias. Para muchos vecinos fue la primera vez que abrieron un grifo y salió agua potable.

Durante la entrega, el gobernador Eduardo Verano destacó el impacto que tendrá este servicio en la vida cotidiana de la comunidad. “No es solo agua. Es dignidad, salud, más oportunidades y la posibilidad de que muchas familias desarrollen actividades productivas que antes no podían”.

La secretaria de Agua y Saneamiento Básico, Lady Ospina, explicó que esta entrega se suma a otras realizadas en Arroyo Negro y Arroyo de Piedra, y hace parte de un esfuerzo más amplio del departamento por cerrar las brechas entre el campo y la ciudad.

“Estamos llegando hasta los corregimientos donde las necesidades son más urgentes. La gente nos lo pedía desde hace años y ahora podemos decirles que el agua llegó para quedarse”.

Este proyecto se integra al Plan Departamental de Agua, un programa que ha sido reconocido varias veces por Acodal y el Ministerio de Vivienda como el mejor del país. Gracias a una inversión acumulada de 1,3 billones de pesos, el Atlántico ya alcanza un 97 % de cobertura en las cabeceras municipales y un 64 % en zona rural, cifras que impulsan la meta del gobernador Eduardo Verano de llegar al 100 % antes de terminar su administración.

“Vienen inversiones tan importantes como es el caso de Villa Rosa, el Acueducto Regional del Norte, inversiones en Sabanagrande, en el municipio de Galapa y tenemos un importante hecho y es que acaba de lograrse la financiación para ampliar la capacidad del acueducto en la cabecera municipal de Baranoa y por primera vez va a llevar agua potable al corregimiento de Pital de Megua”, destacó la funcionaria.

Asimismo, informó que con el nuevo acueducto inaugurado este miércoles son 550 habitantes de Burrusco que se beneficiarán de esta inversión.

CortesíaLa comunidad se encuentra satisfecha con la entrega del proyecto,

La comunidad

Una de las más contentas y agradecidas de contar con esta obra es Candelaria Charris, enfermera que lleva 14 años trabajando en el puesto de salud del corregimiento, quien destacó el impacto inmediato y profundo que tendrá el agua potable en todos los habitantes.

Recordó que, hasta hace unos días, cualquier atención médica dependía de buscar agua en otros lugares. “Esto ha sido un cambio enorme para toda la comunidad. Con el agua potable vamos a prevenir muchas enfermedades que afectan especialmente a los niños, como la diarrea o los vómitos. En odontología necesitábamos agua segura para varios procedimientos y la gerente tenía que mandarla a traer. Ahora todo será más limpio, más rápido y más seguro. Es un avance grandísimo para nosotros”, explicó.

En la Escuela Rural Burrusco también sienten el cambio. Paul David Ruba Maldonado, rector de la Institución Educativa Técnica de Palmar de Varela, contó que el acceso al agua fue durante décadas uno de los mayores desafíos del corregimiento.

“Antes la gente solo podía sacar agua del arroyo. Luego instalaron un pozo profundo y tuberías, pero aun así no era un agua completamente potable. Mejoró un poco el servicio, pero seguía causando problemas de salud e incomodidades”, recordó.

En la actualidad, con el agua tratada llegando a cada vivienda y a la escuela, la realidad es otra. “Ahora tenemos un agua con todas las condiciones higiénicas. Es un beneficio enorme para toda la comunidad, especialmente para los niños. El impacto se nota en la salud, en la economía y en la vida diaria. Nada más abrir la llave y ahí está el agua. Ese gesto tan simple lo dice todo”, señaló el rector.

Déborah Charry, madre comunitaria y una de las líderes más activas del corregimiento, dijo que tener agua potable en casa representa un giro total en su vida diaria.

“Para mí es una bendición que haya llegado el agua potable al corregimiento. Antes me tocaba traerla desde la cabecera municipal de Palmar de Varela para poder atender a los niños de mi unidad del Bienestar Familiar. Era muy duro, pero tocaba hacerlo”, contó Charry, visiblemente emocionada al recordar las dificultades que hoy por fin quedan atrás.

La comunidad coincide en que el nuevo acueducto no solo representa infraestructura, sino calidad de vida, salud y bienestar.