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Han pasado 20 días desde que ocurrió el accidente. Fueron 18 metros de caída libre y él, de tan solo un año y medio, solo sufrió un rasguño en la pierna.

La familia de Eliam Castillo Hernández, el menor que cayó del séptimo piso de uno de los edificios del conjunto residencial Portal de Soledad, no deja de dar gracias a Dios, debido a que ellos aseguran que si el pequeño sigue con vida es por 'la mano del Todopoderoso'.

Su progenitora contó cómo vivió esos momentos de angustia, en los que la idea de que podía perder a su hijo no era ajena a sus pensamientos.

'Nosotros vivimos en el primer piso de la torre B, y ese día fuimos donde una vecina para que nos regalara un poco de agua. Ella se convirtió en amiga mía y por eso nos dijo que nos iba a dar almuerzo a mí y a los tres niños. Cuando estaba hablando con ella sobre eso escuchamos el estruendo', recordó Naily Hernández, mamá de Eliam.

Eran las 12:40 p. m. cuando en la planta de abajo, en el primer piso de la torre C, el uniformado de la Policía Metropolitana Alexander García y su esposa, Stephanie Sánchez, se encontraban almorzando. Un fuerte golpe y rejillas cayendo los interrumpieron, pues alarmados salieron a ver qué había ocurrido y cuando revisaron se dieron cuenta de que en el piso estaba el cuerpo del niño.

De manera inmediata, el hombre saltó el balcón, tomó a Eliam y en compañía del jardinero del conjunto residencial lo llevó en una camioneta hasta el centro asistencial más cercano.

Frente a ello, García mencionó que lo primero que pensó fue en salvarle la vida.

Pero, ¿qué había ocurrido? El pequeño cayó luego de que una rejilla del balcón del séptimo piso, ubicada para los aires acondicionados, cediera.

Su mamá recordó que en ese momento corrió para ver lo que había sucedido, pero que cuando quiso llegar a la primera planta ya se habían llevado a su hijo.

'Todo pasó muy rápido. Yo solo preguntaba si él estaba bien y varios vecinos me dijeron que sí, que estaba vivo', dijo la mujer.

Imposible

El pequeño fue trasladado al Hospital Universidad del Norte, de Soledad, y luego remitido a la Clínica Reina Catalina, de Barranquilla. Ninguno de los médicos especialistas que lo atendieron se explicaban cómo era posible que él, después de lo que le ocurrió, estuviera bien.

Una de las personas que vivió el desasosiego fue su abuela materna, la señora Josefina Magdalena.

'Yo estaba en la finca y mi hija me llamó a decirme que me viniera para donde ella, que el niño se había caído. Frente a su angustia yo le dije que tuviera calma, que Dios no iba a permitir que pasara nada, sin embargo, le pregunté que como estaba y ella me dijo que se lo habían llevado inconsciente', aseguró.

Tras recibir la noticia, Josefina y su familia comenzaron a orar, todos agarrados de las manos.

Continuó: 'Cuando yo venía llegando vi a un señor que señaló el séptimo piso y aseguró que desde ahí se había caído el bebé, y yo no sabía eso. En ese momento recogí a los otros dos niños y comencé a orar de nuevo'.

Momentos después su hija la volvió a llamar para decirle que ya había visto al bebé, que la había reconocido. 'Me dijo que no tenía ni una sola fractura, que no tenía nada, pero que el médico decía que lo veía mal, y claro, era que los doctores estaban completamente confundidos porque a la altura a la que él cayó, con lo que presentaba, no tenía explicación', contó Josefina.

Aseguró además que lo que todos esperaban era que ocurriera algo fatal, pero no fue así, pues se presentó algo que ellos llamaron milagro.

'Nadie podía creer que él no tenía nada. Dios nos los entregó de nuevo. Eliam es un milagro, porque no hay quien explique cómo el niño, al caer de esa altura, no tenga nada, porque de esa caída nadie se salvaría', aseveró la abuela del menor.

Más sano que nunca

Solo 10 días después de lo ocurrido, el niño fue dado de alta y en el conjunto donde reside lo recibieron con regalos y felicidad.

'El niño salió del hospital perfecto, con un apetito voraz, porque si hay algo que tenía era hambre. Ahora lo que hace es travesuras, nos mira con una picardía, y ahora lo vemos más sano que nunca', sostuvo Josefina Magdalena.

Por su parte, su progenitora recalcó que 'Dios permitió esto para que viéramos su grandeza'.

De acuerdo con la familia del pequeño se encuentra Stephanie Sánchez, esposa del uniformado que socorrió a Eliam.

'Yo recuerdo que fue muy grande la impresión después de que nos percatamos de que el niño se había caído del séptimo piso. Fue un milagro de Dios, definitivamente, Dios estuvo todo el tiempo protegiéndolo', mencionó la también vecina del niño.

Finalmente, su mamá aseguró que han tomado precauciones, y que solo por control Eliam seguirá siendo sometido a exámenes rutinarios con especialistas.

'Sí es un milagro'

Frente al caso, EL HERALDO consultó a algunos físicos, quienes dieron sus teorías en torno a la caída del pequeño Eliam, de 11 kilos de peso, y por qué este no sufrió lesiones de gravedad. Hay que recordar que la altura de la que cayó el niño fue cercana a los 18 metros y ese día el viento en Soledad tenía una velocidad cercana a los 15,6 km/h.

En ese sentido, Óscar Martínez, uno de los físicos consultados, expuso que 'en el movimiento de caída libre que tuvo el niño, solo se tiene en cuenta la gravedad. Él va a acelerarse a medida que va bajando. Pero la posición que vaya teniendo el niño en la caída, si él cae de pie se va a maltratar mucho más que si cae acostado, porque hay más resistencia del aire con su cuerpo. Sí ha podido colaborar la brisa a sostener un poco el niño, pero de todas formas es un milagro. La forma cómo cayó y la resistencia del aire ayudaron a que el niño se haya salvado'.

Por su parte, Aldemar de Moya, otro experto, señaló que otra teoría se basa en 'que como el niño sale por la rejilla de los aires, que es la que está en medio de los balcones, entonces entre cada uno de los pisos la velocidad que fluye va a ser mayor. Esa velocidad del viento que fluye ayudaría a amortiguar la velocidad del niño'.

Ahora su familia solo quiere disfrutar de cada sonrisa, cada travesura y cada picardía del más pequeño de la casa, de ‘Eliam, el milagro’.

Expertos hablan sobre el caso Liam

Un estimativo sencillo que involucra la física de caída libre de cuerpos en el aire (tema usual en los cursos introductorios universitarios) conduce a que la reducción debida a un viento de 15.6 km/h del golpe recibido por un niño de 11 kilogramos al caer desde un piso séptimo (aproximadamente 18 m) no llega al 7%.

Erick Tuirán Otero, Profesor tiempo completo de la Universidad del Norte y miembro del Departamento de Física y Geociencias explicó a esta casa editorial de manera científica lo que pudo haber ocurrido sobre el caso Liam.

Indicó que era casi imposible que el viento hubiese empujado al niño verticalmente.

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'Se concluye entonces que el viento aun siendo tan rápido en estas épocas del año no pudo ser el factor determinante para que el niño, afortunadamente haya sobrevivido', sostuvo.

Añade que, existen factores más importantes. Entre estos están la flexibilidad de los huesos y articulaciones del niño, la elasticidad de sus músculos, la gran cantidad de masa corporal que es muy elástica en relación con el esqueleto. En pocas palabras: los niños pequeños logran 'rebotar' con gran facilidad sin tener fracturas.

'Ya existen estudios detallados que confirman una mayor probabilidad de supervivencia de bebés o incluso pequeños infantes (cercanos a 2 años) a diversas clases de accidentes: automovilísticos, de aviación, y caídas de grandes alturas', precisó.

Tuirán aclara que en este tipo de accidentes no se descarta para nada, graves daños en futuros insucesos, por lo cual, la obvia recomendación es la asistencia constante de los mayores, pues no es la brisa, ni la flexibilidad del bebé lo que los va a salvar, sino unos padres y acudientes cuidadosos y preocupados por sus hijos, puntualizó.