El 10% de la población femenina se ve afectada por la endometriosis, es decir 190 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva en todo el mundo. En Colombia, Dayan Melissa Gaona Duarte hace parte de esta cifra. La joven mujer de tan solo 25 años carga con un dolor a cuestas, o más bien dentro de sí, al ser la endometriosis una enfermedad en donde en la parte exterior del útero crece un tejido similar a la mucosa interior de esta y que puede causar un dolor intenso en la pelvis. A raíz de este padecimiento, y que no solo ha afectado su salud reproductiva, Duarte enfrenta otro calvario de salud: la solicitud de la eutanasia, argumentando un sufrimiento y vida indigna debido a la endometriosis severa y crónica.
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Según la OMS, esta enfermedad se puede presentar a partir de la primera menstruación hasta la menopausia. Fue hace 15 años, en la etapa de la pubertad que el malestar característico se manifestó en el cuerpo de Melissa, al experimentar el primer dolor con su menstruación inicia la corta edad de 10 años. El dolor fue aumentando con el transcurrir de los últimos cinco años y no solo afecta su órgano reproductivo, actualmente atraviesa en su diario vivir: dolor crónico abdominal, vómitos, náuseas, dolor extremo al orinar, defecar, comer, caminar, moverse e incluso respirar.
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Las redes sociales han sido su aliada para compartir su proceso, en un vídeo en su cuenta de Instagram la joven compartió que se encuentra diagnosticada con un quiste hemorrágico de 4.3. También presenta una grave infección bacteriana que se extendió de sus intestinos a su sangre, sufre intensos pujos abdominales y dificultades para orinar por horas, con riesgo de infección si usa sondas para tratarlo.
Su calidad de vida es insostenible y por ello solicita la eutanasia, “lloro toda la noche porque no he podido orinar, no he podido dormir, no he podido descansar, me duele orinar 5, 6, 2, 3 horas intentando orinar, no me pueden pasar sondas y cosas porque hay riesgo de infección”.
Sin remedio para la enfermedad
Actualmente, no existe cura para la endometriosis pero sí tratamiento para el alivio de los síntomas. Sin embargo, Melissa ha agotado todas las vías médicas posibles al someterse a 7 cirugías y diversos tratamientos entre ellos múltiples hospitalizaciones, medicina alternativa, fisioterapia pélvica, terapias psicológicas, y medicamentos analgésicos de alta potencia. Ninguno con algún resultado remoto de mejoría para con su condición médica.
Sumado a ello, la joven es alérgica a muchos medicamentos como el diclofenaco, dipirona, naproxeno, ibuprofeno, tramadol, medios de contraste y la mayoría de los opioides, lo que ha complicado la posibilidad de acceder otras alternativas de tratamiento para manejo del dolor.
Por parte de los expertos en materia, doctores en ginecología y expertos en endometriosis le han comunicado a Melissa que “lamentablemente ya no se podía hacer nada”, en su caso más allá de una cirugía “abrasiva” que no garantizaría la erradicación del dolor ni de la enfermedad al 100 %.
Es aquí donde la eutanasia, a pesar de tener opiniones contrariadas, es la mejor respuesta ante los muchos interrogantes que le ha traído la endometriosis a su vida."No deseo vivir en una vida en la que tenga que sufrir con solo respirar”, Duarte pide que se respete su voluntad y su derecho a decidir sobre su cuerpo y su dignidad, el derecho a una muerte digna, un lugar donde no exista el dolor que le quita el suspiro llamado vida.
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Derecho a una muerte digna
En Colombia la eutanasia es legal y se encuentra despenalizada desde 1997, en la sentencia C-239 de ese mismo año, se declara exequible el artículo 326 del Código Penal, despenalizando el “homicidio por piedad” bajo condiciones específicas: que fuera realizado por un médico a un paciente terminal que hubiera consentido su voluntad.
En una versión mas reciente, en la sentencia C-233 del 2021 se amplió el alcance de la eutanasia al considerar que no solo se aplica a pacientes con enfermedad terminal, sino también a quienes sufren una lesión corporal o enfermedad grave e incurable que produce intenso sufrimiento físico o psíquico. El caso de Duarte aplica, por lo cual envió una carta al servicio de ginecología de un hospital en Bogotá el pasado 31 de julio de 2025, manifestando su voluntad “de manera libre, consciente, informada” de acceder al procedimiento de eutanasia: “esta vida que estoy viviendo realmente no es una vida digna, estoy atrapada en un dolor y en un sufrimiento”, manifestó.
“Ya no puedo más”, no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante, y de eso es testigo la joven mujer quien sigue luchando por agotar todas sus posibilidades para vivir sin dolor.
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