'Hay tantas viudas que lo lloran, yo no me voy a poner a competir con ellas', dijo la soberana del Carnaval de Barranquilla Stephanie ‘Fefi’ Mendoza Vargas sobre su decisión de ser una viuda alegre en el funeral de Joselito Carnaval.
Con el glamour del cisne negro de Chaikovski, un traje diseñado por el programa de Diseño de Modas de la Universidad Autónoma del Caribe, la reina partió de la carrera 54 con calle 58, abriendo el desfile ‘Joselito se va con las cenizas’.
'Uno se levanta nostálgico y de verdad que he derramado una que otra lágrima por Jose, pero nunca se lo voy a admitir. Soy una viuda que está más pendiente de cómo se ve, que de cargar con el muerto', dijo.
Y agregó, rodeada del calor humano de una muchedumbre de luto, 'es que ese man es cachón, borracho y parrandero. Yo necesito a alguien mejor, me lo merezco'. Así, se bailó el recorrido, le reprochó al fallecido y cacheteó a ‘las otras’.
'Niño, se fue Jose', gritaba un vale del difunto, que minutos antes le rogaba a un santo 'que no se lo llevara, que ahora sí se iba a portar bien'. Pero el de Jose era un caso perdido, el cajón cayó al piso por el peso del cadáver sin alma. Y ahí mismito llegaron sus numerosas viudas. La más vieja de todas iba muerta, pero de la risa, mientras las amigas que el fiestero conoció allá por el Imperio Persa le decían con voz grave a los espectadores del bordillo: 'Mira cómo me dejó rota por todos lados. ¡Ay Jose! Mira, estúpida, como estoy'. Estos eran los talentos de las Casas Distritales de Cultura de la Alcaldía de Barranquilla, entre ellos el del estudiante de administración Róger Pérez, que se les tiraba y hacía reclamos a extranjeros sorprendidos.