En otro país menos descompuesto, con tanto político adicto a la mermelada de la Casa de Nariño y tantos rabos de paja, Petro no hubiera ratificado a Benedetti o, desde noviembre, se habría rebelado la cúpula petrista, en contraste, cada vez más acomodada al neoliberalismo de Petro y a la abyección de Gustavo Bolívar.
El insufrible espectáculo mostró que el gobierno no tiene norte ni brújula, que improvisa, que nadie se preocupa por pensar los problemas nacionales, por reflexionar estratégicamente, por buscar soluciones, por argumentar con base en hechos, datos, cifras. Es un caos de charlatanes, ignorantes y mediocres, lambones, pusilánimes.
La funcionaria se refirió al tema durante el consejo de ministros de este martes 4 de febrero.
¿Qué hacer ante el sesgo ideológico y la falta de rigor del presidente en sus declaraciones y discursos?
Expresó en un documento que el proyecto del Gobierno de Petro está poniendo en riesgo “la estabilidad” del sistema.