Sentenciado está: el fandango y el porro, este último en todas sus modalidades, no están en riesgo, pues existe una semilla de estos músicos que está creciendo y que en esta edición 40 del Encuentro Nacional de Bandas, en Sincelejo, han hecho gala de lo que saben.
Niños y niñas con edades entre los 5 y los 16 años que integran los procesos de formación que se conocen como Bandas Escuelas, demostraron este viernes 31 de octubre en varios escenarios públicos de la capital de Sucre que con ellos la música de viento tiene larga vida.

Esta nueva generación de músicos procedentes de los departamentos de Sucre, Córdoba y Bolívar no se apega al celular, sus manos se inclinan más por poner a sonar platillos, trompetas, clarinetes y redoblantes con una destreza que hasta los lleva a actuar en el escenario.
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Y qué decir de los bailadores y bailadoras de porros y fandangos, esos también mantienen viva la tradición y esta noche del viernes lo ratificaron en medio del desfile infantil Pola Becté que fue despedido con el concierto de las Bandas Escuelas Infantiles: 300 músicos en escena llenaron de folclor el Centro Histórico de Sincelejo con un sonido que salía desde las afueras de la Catedral San Francisco de Asís.





















