Sociedad

Excremento de mascotas, un conflicto común en las calles de Barranquilla

En un recorrido realizado por EL HERALDO, se pudo observar que en parques y vías públicas se presenta esta problemática. ¿Qué dicen sus protagonistas?

La escena se repite a cualquier hora, en diferentes lugares y sin discriminar estrato socioeconómico. De la incómoda situación son protagonistas las mascotas, pero los responsables directos son sus dueños.

La problemática de las heces fecales que dejan las mascotas y no son recogidas por sus dueños  se sigue presentando en Barranquilla. En un recorrido realizado por diferentes parques de la ciudad, EL HERALDO pudo comprobar que es común encontrarse con excremento de animales que dejan quienes aún no tienen consciencia ciudadana.

Muchos ciudadanos sacan a sus mascotas a la calle para que realicen sus necesidades y lo hacen sin llevar ningún tipo de elemento para limpiar o recoger el excremento principalmente. Sin embargo, hay un gran número de personas que cumplen con su deber y llevan bolsas o periódicos para recoger las heces.

Juan Pablo Manotas es un joven que saca todos los días en dos ocasiones a su mascota, para que realice sus necesidades en un parque ubicado en el norte de la ciudad. Él lleva consigo bolsas biodegradables en un cilindro para usarlas cuando sea necesario.

Dijo que usualmente las personas cuando no están acompañadas por otras dejan las heces de las mascotas y no las recogen, “como nadie los está viendo entonces simplemente ignoran el hecho de que tienen  que recogerlas, miran a  los lados y dejan el excremento ahí. Yo llevo bolsas, agarro el excremento, amarro la bolsa y hay montones de papeleras alrededor del parque y lo tiro ahí”.

Por su parte, Jimena Arango contó que en ocasiones ha tenido la oportunidad de hacerles ver a aquellos propietarios de mascotas que dejan el excremento tirado en los parques, a lo que estos responden de forma grotesca y en ocasiones agresiva.

“He tenido la oportunidad de decirles a personas que no dejen el excremento tirado ahí, pero de verdad hay gente que es grosera, le dicen a uno que no es nuestro problema y que dejemos eso así. Es incómodo, yo pienso mucho  en los niños, es un espacio donde comparten y uno debería tener mucho cuidado y consideración con los demás”, expresó la mujer.

Marlene De Santoyo, miembro de una fundación y de un grupo dedicado a rescatar y cuidar animales en un parque de la ciudad, expresó que se trata de “falta de consciencia” por parte de algunas personas, ya que, en ocasiones ha tenido la oportunidad de hacerles un llamado de atención a varias.

“Hay gente muy inconsciente. No solamente recojo lo mío, recojo lo que veo que otra gente deja porque el parque es de nosotros y debemos cuidarlo. Si veo que la gente deja ahí el excremento de sus mascotas, yo me les voy encima y les digo recojan y si no tienen bolsas yo les doy para que lo hagan”, comentó Santoyo.

Una mujer recoge heces de su mascota.

Llamado a la ciudadanía

Por su parte, la Administración distrital, a través del gerente de la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), hizo un llamado a la ciudadanía para que esté “a la altura” de los espacios públicos que están siendo brindados, con un buen comportamiento.

“Hemos hecho un esfuerzo muy grande al recuperar cerca de 1 millón 200 mil metros cuadrados de espacio público, lo hemos hecho con elementos de calidad, escuchando el clamor de los ciudadanos, le hemos dado al ciudadano lo que ha pedido y deseado a lo largo de los años. El comportamiento del ciudadano debe ser de forma coherente, conectado con todo este proceso”, dijo Alberto Salah.

El funcionario agregó que los parques no son solamente hechos como un escenario para que la comunidad se integre, actúe, interactúe, desarrolle, sino que son hechos en compañía de la gente y para que haga parte de la sostenibilidad del mismo.

De igual forma recordó que los guardaparques que se encuentran en estos espacios no solamente están para hacer las tareas operativas de la sostenibilidad, sino que va más allá de la operatividad, del hecho de barrer,  arreglar, su labor va en razón o en la  búsqueda de acompañar al ciudadano en la utilización del espacio público.

“Son unos pocos los que normalmente afectan lo que nos trae tanto beneficio y bienestar a muchos. El llamado es a que podamos estar a la altura de ese espacio público de calidad que hoy tiene la ciudad para ofrecer, si nosotros comprendemos eso seguramente comenzaremos a mejorar un poquito las prácticas, una de esas es llevar al animal al espacio público y no recoger sus heces, que es el deber ser”, culminó el gerente de la ADI.

Marlene De Santoyo bota el excremento de su mascota en la caneca de basura.
Normatividad

Existe una ley en Colombia, la 746 de 2002, en la que determina en su artículo 2 que está “prohibido dejar las deposiciones fecales de los ejemplares caninos en las vías, parques o lugares públicos. Los propietarios o tenedores de los ejemplares caninos son responsables de recoger convenientemente los excrementos y depositarlos en bolsas de basura domiciliaria, o bien en aquellos lugares que para tal efecto destine la autoridad municipal”.

Y agrega que los propietarios o tenedores de ejemplares caninos que no recojan los excrementos en los lugares señalados en el inciso anterior tendrán como sanción impuesta por la autoridad municipal competente, multa de (5) salarios mínimos diarios legales vigentes o sanción de uno (1) a cinco (5) fines de semana de trabajo comunitario consistente en limpieza de los lugares que la respectiva alcaldía municipal defina.

Un hombre se dispone a recoger las heces de su perro.
¿Falta de cultura ciudadana?

El hecho de dejar excremento de mascotas en lugares públicos es considerado por muchas personas como “falta de cultura ciudadana”. Este medio consultó a un experto sobre el tema.

El sociólogo Jair Vega Casanova explicó que “precisamente la cultura ciudadana tiene que ver con aprender a convivir en la ciudad, lo cual va ligado a la forma como se cohabita cotidianamente en los diferentes espacios que existen en las zonas urbanas, además del privado, como lo son los espacios comunitarios y el espacio público”.

Agregó que los espacios comunitarios o colectivos hacen referencia, por ejemplo, a las áreas comunes de los conjuntos residenciales. Aunque no son espacio público porque no todo el mundo puede usarlos, sino solo quienes hagan parte de esa comunidad, en ellos comienzan a regir unas reglas necesarias para la convivencia colectiva, porque son espacios compartidos con otras personas que no hacen parte del núcleo privado. Entonces se crean reglas relacionadas con asuntos como el ruido, turnos de ocupación, el cuidado de las áreas comunes, y aquí se incluye el  tema de quienes tienen mascotas, como la responsabilidad que tienen que adquirir sobre ellas para no afectar negativamente el entorno ni a otras personas.

El espacio público, afirma el sociólogo, aparece cuando salimos al andén, a la calle, al parque, a otros espacios que son aquellos a los cuales todas las personas que convivimos en la ciudad tenemos acceso de manera igual, pero como tal también tenemos que tener un compromiso con el cuidado.

“Cuando hablamos de cultura ciudadana, entre otros elementos, está la importancia del cuidado tanto de los espacios colectivos como de los espacios públicos y la responsabilidad que tenemos tanto de usarlos de manera adecuada como de garantizar su cuidado. Es un tema en el cual se ha invertido poco desde la administración pública, por eso la cultura ciudadana en ciudades como la nuestra es tan incipiente”, indicó Vega.

Además insistió en que es un tema sobre el cual hay que trabajar mucho para que la gente entienda la responsabilidad que tiene sobre el cuidado de lo público. “Es un trabajo que hay que seguir haciendo, hay que pensar en todos los ámbitos desde los cuales se puede construir cultura ciudadana, en dónde se puede hacer pedagogía de lo público y creo que este tema de las mascotas es un pequeño ejemplo, es uno de los casos que se puede constituir en una disculpa para trabajar en ello”.

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