Su corazón late tan fuerte como las ganas que tiene de seguir respirando, de ver la sonrisa de su esposo e hijos cada mañana, de contemplar el amanecer mientras se toma una taza de café, y otras acciones que pueden parecer simples, pero que para Gloria Espinosa representan toda una fortuna de la vida, de aquellas que se pueden acabar en un segundo por un diagnóstico que nunca quisiera ser revelado.
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Barranquillera, administradora de empresas, pero sobre todo es una valiente que mira con positivismo los embates de la vida.
Padecer de liposarcoma mixoide ha sido su batalla más dura. Este tipo de cáncer poco frecuente que se forma en las células que almacenan la grasa en el cuerpo es hoy su mayor infortunio, pero no su fiel representación.
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En 2012 inició una batalla que no había solicitado, pero que enfrentó con una valentía digna de admiración. Durante siete años, Gloria luchó contra la enfermedad con todas sus fuerzas, logrando mantenerse firme y esperanzada. Sin embargo, en 2020, el cáncer volvió, más agresivo y despiadado.
“Busqué la acupuntura y aceites esenciales para calmar el dolor. Así comenzó todo esto como de asimilar que ya me tenía que ir de este mundo”.
Sin rendirse, Gloria encontró en estas acciones un refugio para “no quedarse en el aire”, aferrada a cualquier esperanza que pudiera encontrar.
En medio de esta nueva realidad, comenzó a asimilar lo inevitable: su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin.
Aunque la gente a su alrededor le decía que Dios tenía la última palabra, Gloria aceptó su destino con una serenidad admirable.
Un cumpleaños anticipado
A lo largo de este viaje, Gloria ha demostrado una gran resiliencia. Pese a que su cumpleaños número 50 es el próximo 17 de octubre, decidió celebrarlo con sus amigas el mes pasado, todo un hecho que se hizo viral en redes sociales, siendo admirada por los cibernautas por su capacidad para sobrellevar este momento.
“Mis amigas saben que yo decía ‘Las patronales 50 de Gloria’. Entonces, todo el mundo sabía que ese era mi sueño. Y en tres días me organizaron eso. Y se ha vuelto a viral. El cuerpo médico indica que me quedan cuatro semanas de vida como máximo”.
Con la misma determinación, Gloria ha preparado su propio funeral. Ha dejado claro que no quiere un vestido elegante ni una ceremonia convencional.
Ha pedido a sus seres queridos que, en lugar de un velorio tradicional, se reúnan para compartir una comida, un momento de unión y recordación.
“Y me hice un video donde les estoy diciendo que ‘estoy aquí presente hoy, que gracias por acompañarme, pero yo no quiero de verdad nada’. No quiero que estén pensando todos los meses qué día me voy a morir. No quiero que queden con esa carga de que si me muero, ese día no van a estar aquí en ese momento. No, cada quien va a la misa a la hora que quiere, cuando quiera”.
Cambió su perspectiva
En la sala de su casa, Gloria empezó a abrir su corazón. Al verla, nadie imaginaría lo que está padeciendo, su rostro transmite ganas de seguir viviendo. En su mirada se refleja la valentía con la que ha enfrentado esta dura enfermedad.
“Lo que pasa es que desde el 2012 empieza como una asimilación. Cuando ya yo superé el primer cáncer, yo estaba tranquila. Pero cuando me lo vuelven a decir, ya sabes más de tu enfermedad, sabes más de los manejos, sabes qué quieres saber, qué no quieres saber. Ya no estás como asustada, por lo menos a mí no me da susto”.
A diferencia de muchos, Gloria ha encontrado una paz interior que la ha llevado a enfrentar su afección sin temor. Lo que realmente preocupa son los dolores intensos que se han vuelto parte de su vida diaria.
“Se supone que esto es cada 12 horas y ya no estoy aguantando las 12 horas. Entonces ya los tiempos se me acortan, pero mientras tenga el manejo, no hay problema. Yo sé que esto es cuestión de días, pero estoy tranquila y preparada para irme”.

“No hay que victimizarse”
Cada historia de lucha contra el cáncer es única, y la de Gloria se distingue por su profunda reflexión sobre la vida, la muerte y las relaciones humanas. Para ella, es crucial mantener una actitud positiva y no convertir su enfermedad en una carga para sus seres queridos.
“No deben victimizarse porque hay muchas personas que también me veo que chantajean a la familia: ‘Vas a salir y me vas a dejar sola y qué tal que me muera’. Tú no puedes estar viviendo ni hacer vivir esos malos momentos a las personas, ni tú pensando que te vas a morir todos los días porque es un infierno”.
Gloria ha tomado una decisión consciente sobre cómo desea pasar sus últimos días, prefiriendo estar en casa. “Aquí en la casa están las personas que quieres. Las personas que quieres que estén. El duelo lo haces tú solito. No estás en una clínica”.
Además, ha firmado un consentimiento anticipado para asegurar una muerte digna: “Yo firmé una cosa que se llama cómo morir dignamente. Que tú dices, no me reanimen. Si ya me dio esto y colapsé, tampoco me reanimen”.
Con tranquilidad y reflejando su valentía, Gloria espera que la recuerden con su sonrisa tan auténtica, con su esencia, tranquilidad y esa capacidad de resiliencia que es capaz de revivir hasta al más moribundo.
“Las enfermedades hay que asumirlas y yo quiero que me recuerden con toda la paz que les brindé. Con toda mi esencia y tranquilidad. Estoy tranquila y preparada para irme”.
Grandes amistades que la respaldan
En su camino ha tenido grandes amigos, como el chef Alex Quessep, a quien conoce hace más de 20 años. El sincelejano le expresó a EL HERALDO que Gloria siempre ha sido una mujer templada y valiente, que confronta la muerte de manera directa y sin rodeos.
“Está asumiendo la muerte como parte del estado de la vida. Uno en la vida tiene algo seguro que es morir. Es decir, cuando uno nace, la otra certeza que tiene es morirse. Cada día lo humano, lo que humanamente nos hace vulnerables y sensibles, crece. Entonces, es una amiga que admiro y que quiero mucho y que desde ya extraño”.





















