Sociedad

El Rancho Currambero pone fin a su bembé

El estadero y restaurante ubicado en el barrio Montes se fue a la quiebra debido a la crisis desatada por la covid-19.

Hay nostalgia entre los amantes de la música autóctona y entre quienes se inclinan por degustar la comida típica costeña. Luego de 36 años de historia, el Rancho Currambero, sitio icónico ubicado en la carrera 24 con calle 36, en el barrio Montes (suroriente de Barranquilla), cerró sus puertas.

Así lo anunció a EL HERALDO su propietario, Robinson Albor  Rodríguez, rey Momo del Carnaval de Barranquilla en el 2000, y quien ha sido nombrado Rey Vitalicio del Carnaval de la 44.

El estadero y restaurante que en 1999 fue declarado por la Alcaldía de Barranquilla como Patrimonio Cultural, y en 2011 la Gobernación del Atlántico lo declaró Patrimonio Gastronómico, fue escenario de inolvidables presentaciones de orquestas internacionales, nacionales y locales.

El denominado ‘Rey Momo del Nuevo Milenio’, quien siempre luce sonriente, esta vez recibió la visita de este medio con los ojos aguados, debido a que su negocio ya está desmontado. Las placas que lo acreditan como Patrimonio Cultural y Gastronómico fueron removidas de la entrada principal. También hicieron lo propio con la silletería, la discoteca, amplificación y los elementos de la cocina central.

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La covid-19 lo tenía “arrinconado”, Robinson trató de reinventarse, cumplió con los protocolos de bioseguridad y reabrió, pero su clientela, conformada esencialmente por un público adulto, no volvió. “Implementamos los domicilios, pero las ventas eran bajas y no daban para soportar la nómina ni los otros gastos, así que con gran dolor en mi alma decidí que lo mejor era cerrar el Rancho Currambero. Fueron épocas muy bonitas las que se vivieron aquí, conocí muchas parejas que se enamoraron aquí y luego traían a sus hijos para mostrarles el lugar donde inició su romance. En medio de mi tristeza me queda la satisfacción de que se hizo un gran aporte a la ciudad”, dijo Albor con voz entrecortada.

En sus inicios Grupo Raíces fue la orquesta de planta del Rancho Currambero. Luego ganó popularidad.

Juan Carlos Maestre es uno de los moradores del barrio Montes que esperaba ansioso los fines de semana para pasar un rato agradable con su familia en el estadero y restaurante cuyo techo de paja le daba un toque singular.

“El Rancho se convirtió en el epicentro del barrio, le cambió la cara porque en el pasado a este sector lo conocían como el Barrio Chino y era visto como una zona algo peligrosa, pero con las prestigiosas orquestas que aquí se presentaban fue cambiando la imagen. De verás duele mucho que se vayan, porque incluso manejaban un volumen moderado y su clientela era elegante, definitivamente nos está doliendo este cierre”.

El reconocido locutor Luis Arias ‘El Cañonero’ fue el encargado de crear el eslogan que se popularizó por toda la ciudad: “Rancho es Rancho, lo demás es choza”. Como él lo explica esto surgió luego de que en la calle 21 con carrera 64 cobrara vida La Candelosa, un estadero con un techo de paja similar al del Rancho.

“En medio de un evento se me ocurrió lanzar esa expresión y quedó para la historia: Rancho es Rancho, lo demás es choza. Para ese entonces Robinson metía muchas orquestas al nivel del Hotel El Prado y como ellos decían ‘Prado es Prado’, yo dije ‘Rancho es Rancho’ ”.

En cuanto a lo gastronómico serán recordados los sancochos de guandú que hacía María Rodríguez de Albor, madre de Robinson, y también las “butifarras currambeñas” que preparaban en esa misma sede.

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El boricua Tito Gómez junto a Robinson Albor.

Epicentro de grandes orquestas

Entre las icónicas agrupaciones que se pasearon por este sitio que abrió sus puertas el 30 de agosto de 1984 se destacan la Orquesta Aragón de Cuba, Manolito Simonet y su Trabuco, el Sexteto Nacional de Cuba, Conjunto Caney, Albita Rodríguez, Los Blanco de Venezuela, Nelson Henríquez, La Billo’s Caracas Boys, Dimensión Latina; algunos músicos de ascendencia boricua como Johnny Colón, Hermán Olivera, entre otros.

También los boricuas Joe Quijano y Tito Gómez, quien se convirtió en una de las grandes voces del Grupo Niche, los dominicanos José Bello y Johnny Ventura. Orquestas colombianas de renombre como Grupo Star, Adolfo Echeverría, Juan Carlos Coronel, Los Tímidos, entre muchos otros.

Charlie Gómez, vocalista fundador del Grupo Raíces, recordó que en 1985 nació allí esta orquesta salsera creadora de éxitos como: Fiesta, Alcoba, Perdóname, No me provoques y Soraya.

“Fuimos contratados como el grupo de planta, nos queríamos dar a conocer y el Rancho fue nuestra plataforma. El plan resultó porque Emisora Atlántico transmitía en directo los fines de semana desde ahí y ganamos popularidad, pero siempre seguimos presentándonos, era nuestra sede natural. De hecho nuestro reencuentro en septiembre del año pasado lo hicimos ahí, es una lástima que cierren porque fue una plataforma muy buena, Checo Acosta también surgió ahí”.

Joe Quijano también actuó en este icónico lugar.

Eventos originales

A lo largo de cada año se realizaban innumerables eventos en los que la música en vivo era el ingrediente principal. Sin embargo, hubo tres de estos que se convirtieron en marca registrada del Rancho Currambero. El primero en la temporada de precarnaval denominado ‘Evento de coleccionistas de música pal’ Carnaval por el rescate de lo nuestro’; el segundo ocurría cada 8 de marzo en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y el tercero en el puente del 12 de octubre, cuando cobraba vida el Día de la Costeñidad.

“Fueron eventos que permanecieron arraigados en el corazón de la gente y en los que se hicieron reconocimientos a grandes figuras de diferentes sectores. Buscaremos la forma de seguirlos haciendo a futuro, porque aunque esta sede desaparezca, nuestra esencia no”, indicó Albor sentado en una silla plástica amarilla y con la mirada puesta en el tradicional techo de paja.

Robinson Albor le dice adiós a su gran proyecto. Orlando Amador

“Lo ofrezco como sede educativa”

Con resignación Robinson Albor admite que a futuro no intentará reabrir las puertas de su negocio para ofrecer diversión. Por el contrario quiere cumplir uno de sus sueños: convertirlo en una sede educativa para la formación de músicos, danzantes y cocineros.

“Aquí queda el local que por fortuna es de mi propiedad y sería bueno convertirlo en una sede formativa, es una idea que siempre me ha rondado en la cabeza y si encuentro aliados de seguro lo haré, porque tenemos un buen espacio para recibir a los jóvenes”.

La debacle del Rancho inició en 2017, luego de que dos incendios devoraran una parte importante de su estructura, la amplificación, archivos de videos y acetatos. Tras hipotecar la propiedad, Albor logró salir a flote logrando abrir una sede en el norte (donde funcionaba Rico Melao), inaugurándola el 1° de diciembre de 2019. “Tuvo buena aceptación, comenzamos bien con muchos eventos empresariales hasta el 15 de marzo cuando la pandemia nos obligó a cerrar”.

Las pérdidas, según contó el empresario, ascienden a los $300 millones y su preocupación es cada vez mayor, debido a que el sustento de su familia se derivaba de este negocio. “Nuestro último gran evento en la sede del barrio Montes fue el 18 de octubre del 2020, Día de la Costeñidad que dedicamos a Alci Acosta. Yo no tengo pensión, vivo de la ayuda de mis hermanas que han sido muy solidarias, Dios proveerá”.

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