Un nuevo capítulo comenzó a escribirse en la historia de la Iglesia católica, tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril de 2025.
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Los cardenales eligieron en cónclave a Robert Francis Prevost como sucesor del sumo pontífice, para continuar guiando la fe y el amor de miles de fieles.
Desde el 8 de mayo de 2025, Prevost ejerce como papa León XIV, el pontífice 267 de la Iglesia, y el primer estadounidense.
León XIV, de 69 años, nacido en Chicago y con años de labor pastoral y misionera en Perú, desde su primera aparición ante los fieles en la Plaza de San Pedro, pronunció un mensaje de esperanza, paz y diálogo, reafirmando valores profundamente arraigados en el cristianismo, pero con un estilo personal de cercanía y escucha activa.
EL HERALDO dialogó con el vaticanista Néstor Pongutá y el teólogo Wilmar Steve Roldán, quienes hablaron sobre esta nueva pieza clave de la Iglesia católica.
Primeras acciones
Desde su ingreso al ministerio petrino, León XIV ha marcado varias líneas de acción que reflejan tanto continuidad con el legado de Francisco como nuevas señales pastorales y administrativas, así lo explica el vaticanista Néstor Pongutá.
“El 8 de mayo de este año, con la llegada de Robert Prevost, el mundo conocía a un hombre que en el momento de la elección tenía 69 años (ya tiene 70), esto es sinónimo de un pontificado largo. El nombre que escogió también, León XIV, significa una continuidad deLeón XIII, que fue el que más ha metido a la iglesia en el tema social”.

Mencionó que León XIV está preparando una encíclica sobre todos los retos, peligros y también beneficios que puede traer la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías.
Su pontificado
El inicio de su pontificado lo marcó la tradicional Misa “pro Ecclesia” junto a los cardenales en la Capilla Sixtina y luego con la ceremonia de inicio oficial en la Plaza de San Pedro, donde llamó a hacer de la Iglesia un “faro de luz” en un mundo herido por conflictos y polarización.
En su primer mensaje con motivo del Día Mundial de la Paz, el pontífice exhortó a renovar el compromiso con la mediación internacional y el derecho como herramientas para resolver tensiones globales.
“Cuando se elige al papa León XIV se buscó un líder que pudiera bajar las cargas de los polos en los cuales la Iglesia normalmente se ha catalogado entre la vertiente conservadora y la vertiente liberal, de allí que elegir un papa como León es elegir un papa metafóricamente que sea puente entre esas dos corrientes, que respete la tradición de la Iglesia, pero también que cuide la renovación en la que el papa Francisco quiso sumergir a la Iglesia. Una renovación que partió desde lo estructural, tocar las raíces más profundas de lo espiritual, una renovación, la importancia de la sinodalidad sin dejar por fuera eventos o temas como la educación, la fraternidad social, el tema ecológico con la ecología integral propuesta en su ya popular encíclica Laudato Si”, anotó el teólogo Wilmar Steve Roldán.

Es importante destacar al papa León en eventos como el Jubileo de las Familias, donde ha puesto el acento en la familia como pilar de la sociedad, y en encuentros con jóvenes de la Accción Católica, llamándolos a construir paz desde los pequeños gestos cotidianos, lo que se mencionaba anteriormente y se relaciona con las acciones del papa Francisco.
Roldán subraya que León XIV aparece como un continuador de este espíritu, aunque con matices propios. Su experiencia misionera en América Latina y su formación agustiniana lo perfilan como un pontífice que escucha, que dialoga y que no teme abordar temas complejos con profundidad teológica.
“Hay algo muy importante que debemos tener en cuenta, y es que el papa León XIV se enfrenta como los papas anteriores a un reto supremamente grande, porque no es el papa de uno, sino de toda la Iglesia católica en el mundo, pero hasta ahora ha continuado y ha demostrado lo que significan la fe, el amor, y la esperanza, sobre todo con los pobres”.
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Las señales de este primer año de pontificado apuntan a una continuidad dinámica con el legado de Francisco, mantener la promoción de la inclusión, la defensa de la dignidad humana y un compromiso vigoroso con los más vulnerables.
“Ha dado muestras de una Iglesia más participativa y abierta al diálogo con el mundo moderno, abordando temas como la paz mundial”, afirmó Néstor Pongutá.




















