Orientado a crear desde la libertad que le permite su sensibilidad por el arte, Kenny Muñoz Guerra, creativo de la marca Kenn Kozz Atelier, y seudónimo por el que realmente es conocido, ha diseñado no solo vestidos, sino su vida misma a través del compromiso y la disciplina.
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Aparentemente alejado del oficio de la costura, lo más cercano que tenía en su casa eran los arreglos que hacía su mamá, Marta Guerra, quien entre un manejo sencillo era capaz de ajustar y crear prendas según lo necesitara.
A diferencia de muchos otros diseñadores que se han formado con interés particular desde niños, Kenn menciona que nunca lo vio como una opción, es por ello que su desarrollo académico y profesional estuvo dirigido a otros entornos.
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Superando la decepción
Sin embargo, la vida, que en medida justa se encarga de colocar a cada quien en el lugar en el que merece estar, parecía que tenía un plan ya destinado para él. Al terminar el colegio entró a la universidad y se graduó como administrador portuario y marítimo, pero una decepción le cambiaría su visión.
'La historia de como comienzo a diseñar es muy curiosa, porque realmente nunca tuve un interés en aprender, pero no fue hasta que me gradué de la universidad y no encontraba trabajo que entonces me tocó buscar otras alternativas para mí'.
Ese desespero natural por crear, combinado con la falta de oportunidades en su campo, se transformaron en una opción de empuje para que descubriera su propia creatividad.
'En medio de lo abrumador que se hizo no tener trabajo decidí sentarme un día con mi mamá, ella me enseñó lo básico y lo tomé como una distracción, cosía un par de prendas, pero nada terminado hasta ese momento'.
Hasta que de repente llegaría el día de la revelación, en el que se daría cuenta de que su talento estaba en el mundo de la moda.
'Un día cualquiera me despierto con la inquietud de hacer algo para mí, veo las telas y comienzo a dibujar, me invento en ese momento una camisa con diferentes colores y texturas, me senté en la máquina y salió perfecta'.
Desarrollando su arte
En ese momento Kozz se da cuenta de que si quería seguir su crecimiento en el diseño tenía que comenzar a estudiar, por lo que su siguiente paso fue inscribirse en el Sena, donde perfecciona sus habilidades.
'Volver a entrar a estudiar fue curioso, yo venía de estudiar administración y me había ido mal porque no conseguí empleo, pero con el diseño sentía que era distinto, nunca tuve esa prevención del fracaso, sino que solo lo disfruté'.
En ese proceso Kenn creció demasiado, aciertos y desaciertos en la construcción de sus prendas nunca faltaron, pero cada cosa él la transformaba en aprendizaje, tanto así que comenzó a mostrar su arte por medio del Carnaval.
'Toda la vida he sido carnavalero, a pesar de que no estudié en La Normal la Hacienda, siempre hice parte del Rumbón Normalista porque me encanta bailar, y el color y el brillo siempre era algo que me llamaba'.
Es justo ahora cuando en la historia entra uno de sus ángeles, la maestra Xenia Fernández, directora del Rumbón Normalista y quien le encomienda la tarea de vestir a la comparsa para el Carnaval del 2018.
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'Ya yo había hecho colecciones de ropa masculina para vender. De hecho mi papá, Cristian Muñoz, fue el que me dio la primera plata para lanzar algo, pero Carnaval no había hecho a tal magnitud y la maestra Xenia confió en mí'.
El trabajó de Kenn terminó siendo un éxito, tanto que terminó vistiendo a Mary Borrás, quien ese mismo año fue reina del Carnaval del Atlántico. 'Mi arte y yo nacimos con el Carnaval, creo que eso es lo que me hace diferente, y no hay nada que diseñe en lo que la fiesta no esté presente'.
Actualmente, Kenn es una de las nuevas figuras del diseño de vestuario para Carnaval en Barranquilla, vistiendo a Samia Maloof Habib, reina del Carnaval de los Niños 2024.
Uno de los momentos más gratificantes en este recorrido hacia el reconocimiento, Kenn menciona que ha sido haber ganado la convocatoria del Fondo Emprender del Sena, dinero con el cual crea su taller y proyecta tener su primera tienda física este año bajo el sello Kozz Atelier.
Y de los más duros la pérdida de Heriberto Luquetta, su gran amigo con quien trabajaba en conjunto en la construcción de vestuario para la fiesta. Sin embargo, su historia se ha basado en consolidaciones de procesos y aprovechamiento de oportunidades.
