Por allá, hace casi una década, la barranquillera Sofía Vergara le dijo a EL HERALDO que aunque seguía en la comedia estaba abierta a aceptar el reto de hacer algo más dramático e incluso 'de loca, o de drogadicta, o algo con suspenso donde yo sea una psicópata asesina (risas)'.
Superando todo
Quizá, solo quizá, hoy no se hablaría de Sofía Vergara si no hubiese hecho aquel famoso comercial y el culpable, o mejor, a quien hay que agradecerle es al director Mario Mitrotti, quien la 'descubrió' aunque él no lo considere así.
'Cuando uno tiene la experiencia de haber hecho tantos comerciales, uno sabe quién puede hacer un trabajo excelente. Aunque, nunca imaginé que ella llegaría hasta donde ha llegado', explicó a EL HERALDO.
Asimismo, dijo que haber hecho más de dos mil comerciales, 'ninguno como ese de la gaseosa, esa publicidad fue portada de revistas, se transmitió en muchos países y fue imitado en otros más'.
Siempre cercana
Uno de los aspectos de la actriz que quizá es poco conocido en su vida privada es su relación con los más cercanos, amigos y familiares.
No obstante, una característica que se ha conocido, gracias a amigos y familiares consultados por EL HERALDO es su carisma y cercanía con los suyos.
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'Sofía sigue siendo la misma barranquillera de siempre. Es una persona muy cercana, atenta, eso en ella no ha cambiado. Incluso, está en todos los detalles y tiene una memoria excelente, a veces hablo con ella de momentos que vivimos y ella se acuerda a la perfección de todo', comentó Katya González, excuñada y amiga de la barranquillera.
Por su parte, Filiberto Mancini, amigo de juventud de Sofía, comentó que 'es una lectora empedernida. Muchos no lo saben, pero siempre tiene un libro en la mano'.
Mancini, agregó: 'Siempre la conocí como un miembro de familia, muy sencilla y aplomada. Su cercanía con los familiares es algo de admirar'.
‘Griselda’ se estrena en Netflix
La serie está inspirada en la vida de la astuta y ambiciosa Griselda Blanco, que terminó creando uno de los cárteles más rentables de la historia. En el Miami de los años setenta y ochenta, su mezcla letal de brutalidad súbita y encanto la ayudó a transitar hábilmente entre su negocio y la vida familiar, lo que le valió el famoso sobrenombre de la Madrina.


