Uno de los médicos más solicitados en tiempos de festividades como las Velitas, Navidad, Año Nuevo y Carnaval es el curtido toxicólogo Agustín Guerrero Salcedo. A él le dicen el médico de las cuatro fiestas —por la canción del maestro Adolfo Echeverría y que hizo célebre la voz de Nury Borrás—, pues para estas fechas siempre debe estar atento a los casos por intoxicación que se dan en Barranquilla y la región Caribe, muy recurrentes y derivados de diferentes causas.
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Guerrero Salcedo nació en el municipio de Calamar, en el departamento de Bolívar, a orillas del Canal del Dique. Luego de cursar sus estudios de primaria llegó a Barranquilla, con el objetivo de convertirse en un gran profesional.
Se graduó de médico en la Universidad de Cartagena en 1976, y se inclinó por la toxicología clínica cursada mediante pasantías en 1978 de la Universidad de Antioquia. Luego vino el magíster de Toxicología del colegio oficial de químicos en Sevilla, España, en 2009.
Con más de 40 años de experiencia este toxicólogo ha recorrido diferentes entidades de salud en la ciudad de Barranquilla y actualmente sigue prestando sus servicios en esta especialidad, labor que complementa como docente de varias universidades en el programa de medicina.
'Puedo afirmar que no habido cargo administrativo y en la representación profesoral en el que no haya trascendido por lo positivo y excelente. Es decir, mi historia es esa, la de ser profesor y médico asistencial. En total sumo 45 años de experiencia y aún no pienso en retirarme', afirma Guerrero.
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El médico asegura que siempre está dispuesto a colaborar e indicar en qué hacer en casos que ameriten su especialidad. De ahí también surgen historias que ha enfrentado a lo largo de su carrera profesional.
'Fueron dos episodios que, por la magnitud, me marcaron mucho: el primero tiene que ver con una intoxicación masiva que hubo aquí en Barranquilla con licor adulterado con metanol, ocurrió para un mes septiembre de 1979 y la mayoría de los pacientes eran trabajadores del mercado público lo cual dejó 21 personas muertas, y otra en 2004, que tuvo un saldo de 19 muertos', recuerda.
Sostiene que con el avance de la medicina que se registra en la actualidad hay un descenso en la escala de intoxicaciones, con relación a décadas anteriores. Recuerda que en sus inicios habían pocos toxicólogos en la ciudad y les tocaba estar prestos para los casos que se registraran en toda la región Caribe.
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'Pertenezco a una generación que hemos entendido lo noble que es el arte de la medicina, y por ello con frecuencia nos seguimos preguntando por qué ha cambiado dramáticamente el ejercicio médico en los últimos años. Aun nuestros pueblos enfrentan la odisea de no contar con una salud digna y oportuna que dé respuesta a sus necesidades y eso es algo que me preocupa', expresa.
Este docente tiene otra pasión y es el deporte. En su natal Calamar estuvo en equipos de béisbol y luego softbol, pero ahora sigue de cerca el fútbol. Considera que su gran tesoro es su familia, es padre de dos hijos que también siguieron su legado en la medicina. A estos también les inculca el compromiso con la profesión.
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Algo que le impresiona y que le hace muy feliz han sido los reconocimientos que ha recibido debido a su trayectoria y sus niños de servicio. La Universidad de Antioquia recientemente le entregó una congratulación, homenaje a toda una vida en la academia de medicina de Antioquia. Asimismo, la Universidad Libre, la Universidad de Cartagena y la Fundación San Martín, entre otras academias, han exaltado la labor de este toxicólogo.
Finalmente, Agustín Guerrero impulsa campañas con otros colegas acerca de la prevención de intoxicaciones y sigue preocupado por salvar vidas. Ha escrito una gran variedad de artículos sobre la toxicología, los cuales han sido publicados en revistas y otros medios. Sigue impartiendo conferencias, seminarios, simposios, congresos regionales, nacionales e internacionales. Ha pertenecido a la Sociedad Colombiana de Toxicología, entre otras asociaciones de medicina.
