La deuda histórica de la sociedad con la protección de la mujer

Golpe tras golpe. Día tras día. Año tras año. Denuncia tras de denuncia. Muerte e indignación. Sin embargo, nada ha cambiado a favor de las mujeres. Al contrario, su situación ha empeorado a números cada día más alarmantes.

Pese a que en la actualidad hay líneas de emergencias 24/7 activas, campañas de concientización mucho más globales e instituciones volcadas hacia la protección de las mujeres; lo cierto es que la realidad de ellas –en pleno 2022- es abrumadoramente preocupante. Las cifras hablan por sí solas.

Tan solo este año, según un informe del Instituto de Medicina Legal, 140 mujeres han sido víctimas de feminicidio en Colombia. Los registros oficiales, por los cuales la Procuraduría encendió las alarmas, revelan que en el presente año se han reportado 659 alertas por agresiones que podrían terminar en fatales desenlaces.

Bogotá D. C. lideró este apartado con 202 alertas (Soacha recibió 68 reportes), mientras que 76 casos se registraron en Ibagué, 59 en Medellín, 39 en Arauca y 30 en Pereira.

Números más, número menos, la ola de abusos no acaba, sino que pica y se extiende. A punta de nudillos, cuchillos, armas, manipulaciones, lágrimas y dolor.

Pero el drama no acaba ahí. De los 45.472 exámenes médicos legales que se han practicado por violencia intrafamiliar, el 77,53 % obedece a abusos contra niñas, adolescentes y mujeres. Además, el 86,50 % de las pruebas realizadas en Medicina Legal por violencia de pareja, corresponden a reportes de mujeres golpeadas.

'Son muy preocupantes las cifras. La invitación es a que las autoridades competentes prioricen la tramitación y la atención de estos casos. Además, que se adopten las medidas de protección que haya lugar. Y, principalmente, que se dé una mirada prioritaria en la agenda de todas las autoridades a la situación de violencia que venimos sufriendo las mujeres en el país', indicó Viviana Mora, procuradora delegada para la defensa de la infancia y la adolescencia, familia y mujer.

El drama que viven las niñas y mujeres no solo se ha reflejado en violencia física, sino que se ha extendido a manipulación emocional, violencia vicaria y abuso sexual, entre otros. Según el órgano de control, de los 5.823 exámenes realizados por violencia sexual contra personas menores de edad, el 87,53 % fueron practicados a niñas y adolescentes mujeres. Sin embargo, lo más grave es que el 53,27 % corresponde a personas entre los 10 y 14 años de edad. Muchas de ellas son apenas muchachas en etapa de crecimiento y que viven en malas condiciones socioeconómicas.

'La violencia uno la naturaliza como mujer. Nos aferramos a los hombres por amor, por lo que aportan a la casa o por cualquier otro motivo. Lo peor es que cuando por fin se logra salir de esa situación tan triste, vivimos con miedo, con vacíos en la vida que nos cuestan seguir adelante todo el tiempo y, lo peor, es que no contamos con protección. En cualquier momento, en cualquier calle, nos tropezamos con esa persona que nos hizo daño', contó una mujer barranquillera, víctima de violencia por su expareja, y quien estuvo un tiempo en una casa refugio.

'Es preocupante que, del total de casos reportados, las principales víctimas de violencia sexual siguen siendo las mujeres y dentro de este grupo las niñas y las adolescentes. Se evidenció también que los lugares de mayor riesgo para las víctimas son el hogar y los espacios de cuidado. Los hombres adultos, familiares o conocidos, los principales agresores', puntualizó la Procuraduría.

En ese sentido, Amazonas, Guainía, Vaupés y Guaviare, son los departamentos donde se registró mayor tasa de casos de violencia sexual en niñas y adolescentes por cada 100.000 mujeres.

Cabe recordar que el ICBF tiene abiertos 20.703 procesos asociados a violencia contra niños, niñas y adolescentes. Uno de esos trabajos obedece al hecho que se registró hace algunos días en Cartagena luego de que extranjeros hayan abusado sexualmente de tres niñas de 9,10 y 11 años en Cartagena. Un horror que parece no tener fin.

'Cantamos sin miedo, pedimos justicia, gritamos por cada desaparecida. Que resuene fuerte ¡nos queremos vivas!,que caiga con fuerza el feminicida'. Así se dibuja el clamor de millones de mujeres en el mundo que en unísono cantaron las estrofas de la Canción sin miedo de la cantante mexicana Vivir Quintana, un tema alzó la voz del género femenino por las numerosas víctimas que han quedado en el olvido por parte de sus gobiernos.

Una de ellas es Gloria Yamile Roncancio, abogada boyacense con especialización y maestría en Derecho Administrativo que en diciembre de 2014 fue víctima de violencia sexual por parte de su expareja.

El abandono o ausencia del aparto judicial es uno de los desasosiegos que más desalientan en este tipo de procesos.

'Los mayores niveles de impunidad que tenemos en el país está en los delitos sexuales, incluso más que los homicidios. Sin embargo, en materia de feminicidios, lo que se observamos es una altísima tendencia, los cuales son cometidos por hombres desconocidos que no son esclarecidos, son casos que finalmente son olvidados por las autoridades'.

¿Qué sucede con estos casos en el país, quién responde por ellos, se archivan?, para la abogada, muchos de ellos ni siquiera se investigan.

'Es que no se investigan y dejan a las familias totalmente desamparadas. Esto no debe ser un asunto solo de mujeres, es de Derechos Humanos y se requiere un compromiso social e institucional'.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que en el planeta una de cada tres mujeres ha sufrido o sufrirá violencia a lo largo de su vida, cifra que para la representante de ONU Mujeres en Colombia, Bibiana Aido, ha permanecido inalterable durante la última década.

'Esta es una violencia que está lamentablemente muy normalizada. Comentarios verbales no deseados, tocamiento y violencia sexual, tienen un amplio espectro y está totalmente subestimada. No hay información realista, no hay datos concretos que puedan ser verificables'.

Para Aido, se deben reestructurar las políticas públicas que en realidad beneficien y apoyen a la mujer.

'Hay que modificar toda la política pública en lo que tiene que ver con el enfoque de género, en el espacio público porque eso conlleva desde la generación de datos, transformación de los imaginarios y planeación con enfoque de género. Son muchos más los retos que las victorias'.

Además, la abogada feminista y defensora de Derechos Humanos, Luz Estella Romero Villalba, que recientemente recibió el galardón de Defensora del Año en el Premio Nacional de los Derechos Humanos hizo énfasis en la aceleración que debe existir en estos procesos.

'La Justicia y en general todo el Estado Colombiano debe acelerar las medidas afirmativas de erradicación de la violencia para poner a Colombia a la altura de las agendas internacionales de atención a la desigualdad de género'.

La educación sexual es una de las aristas que deben componer la erradicación de este flagelo. Es por ello que a través de su cuenta de Twitter, el Presidente de la República, Gustavo Petro, manifestó que Colombia es el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) con el porcentaje más alto de violencia contra la mujer (37.4 %).

'El colegio no está formando sexualmente a los hombres y la víctima de ello es la mujer', puntualizó el Jefe de Estado.

Para la Magíster en Género y Políticas Públicas, Carmen Rosa Mendivil, es de carácter urgente un programa de Educación Sexual y Equidad de Género en las instituciones educativas.

'Necesitamos programas que enseñen cómo ser ciudadanos más respetuosos con la Equidad de Género y por supuesto en la promoción de la no discriminación. Pero entramos en un dilema cuando se empiezan a sancionar moralmente este tipo de temas'.

No poder observar su rostro en el espejo durante semanas fue la cruda realidad que enfrentó Alondra* cuando a causa de 12 puños propinados por su expareja, hizo que las secuelas no desvanecieran en su cara.

A los 27 años vivió los episodios más oscuros de su vida. Escenas que solo pudo narrar cuando cumplió 32, y hoy, tres años después, su caso continúa impune.

'Fue tan doloroso no encontrar apoyo en las autoridades cuando denuncié a mi agresor. Por allí sigue caminando las calles y yo aún vivo con el temor de que pueda atentar contra mi o mis 2 hijos'.

Alondra decidió denunciarlo en el 2019, año en el que las respuestas nunca existieron.

'A pesar de lo duro que es hablar en Colombia, yo sigo invitando a que no se callen porque esto nos hace salir de un callejón del que yo pensé no tener salida'.

Un informe publicado por el Instituto Nacional de Medicina Legal indicó que durante 2021 fueron asesinadas 993 mujeres, de las cuales el 15 % estuvo a manos de sus parejas o exparejas.

Estas conductas agresivas de los hombres frente a las mujeres se convirtió en la atroz cotidianidad de aquellas que ya no están y otro porcentaje que transita una batalla para castigar los deplorables actos de los que han sido víctimas.

Este tipo de comportamientos representa para la Psicóloga Clínica y Magíster en Psiconeuropsiquiatría, María Eugenia Sarmiento el poder y dominio que durante siglos ha querido ejercer el género masculino sobre aquel que consideran ‘el sexo débil’ de la sociedad.

'Todo maltratador quiere ejercer poder y dominio sobre una persona que se encuentra en indefensión, quiere humillarla, controlarla y que su pareja haga lo que él está determinando. Por lo tanto, en esa lucha del poder termina ofendiendo y logra el dominio que al final termina ejerciendo'.

Además, la etapa de crecimiento del agresor y lo que experimenta desde la niñez es uno de los detonantes que más marca sus conductas.

'Estas conductas violentas de los hombres vienen desde su niñez cuando el niño vive en entornos donde lo único que observa es agresividad por parte de la figura paterna hacia la madre o desde la misma televisión porque la agresividad es una conducta aprendida y el niño aprende a imitar lo que ve'.

Ante esto, el niño puede llegar a considerar que la única manera de relacionarse con otras personas es a través de la violencia. Es allí donde el papel de las madres cumple un papel fundamental en aquel camino de aprendizaje que emprenden desde su nacimiento.

El estado de indefensión de la mujer es uno de los aspectos que más satisface la mente de un hombre violento. Es por ello que en cada golpe pretenden reafirmar esta premisa.

'Cada vez que un hombre golpea y humilla a la mujer la hace sentir el ser más despreciable y más cuando por temor, callan por años estas conductas'.

Por su parte, la Psicóloga Clínica y activista feminista, Elena Bustos Rincón, expuso que el poco control emocional de estos hombres conduce con mayor rapidez a la presencia de estos hechos. 'Son momentos en los que no les media la razón y actúan por impulso. A eso hay que sumarle sus pautas de relación marcadas por el machismo'.

La Línea Púrpura es un canal de atención telefónico y de mensajes de texto por Whatsapp que funciona las 24 horas, todos los días del año en Colombia. Esta línea es atendida por un equipo de psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas y enfermeras expertas en temas de género que brindan acompañamiento y asesoría en casos de violencias basadas en género y en casos de afectaciones de salud física y mental de las mujeres.

Brinda servicios a mujeres mayores de 18 años que identifiquen estar viviendo una situación de violencia. Así como a ciudadanas y ciudadanos que tengan conocimiento de una situación de violencias.

Además, informa y orienta sobre los derechos de las mujeres víctimas de violencia, los mecanismos y rutas para hacerlos efectivos, los servicios disponibles para su atención y protección integral, así como de las entidades encargadas de la prestación de dichos servicios. Desde el 16 de agosto hace parte de los Canales de Atención Psicosocial y Acceso a la Justicia. Se puede llamar al 01 8000 1121 37 o al WhatsApp 300 755 1846.