El 30 de abril de 2021, las secuelas del coronavirus ganaron la danza entre la vida y la muerte que luchaba Leopoldo Klee Palacio, fundador del Garabato del Norte y rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2003.
Vestido siempre con su capa, camisa amarilla, pantalón negro, sombrero y garabato, este barranquillero enfrentó a la parca desde 1993 —año en el que fundó el Garabato— al ritmo del chandé.
A él lo acompañaban los demás integrantes de la comparsa con los que danzaba en el cumbiódromo de la Vía 40, lugar en el que desfiló por última vez en febrero de 2020. Esa fue su despedida.
A los 77 años su vida se apagó, pero su pasión por vivir la cultura, el Carnaval y la tradición se convirtió en una huella imborrable que sigue vigente en cada uno de los garabateros que él formó y que todavía integran la agrupación que fundó hace 28 años atrás y que ha ganado 14 congos de oro, máxima distinción de las carnestolendas.
El Garabato del Norte obtuvo su más reciente galardón en 2020, por su destacada participación durante la Tarde de Danzas y la Gran Parada de Tradición, tras lograr la máxima puntuación: 300/300.
'Ese es el legado que queremos que continúe. Están sus nietos y la idea es que, si Dios nos da vida, lo sigan. Esa es la herencia que él nos dejó y tenemos que meterle el hombro para sacar esto adelante.
Estamos a la expectativa por la pandemia. Mientras tanto estamos organizándonos y comprometiéndonos. Es difícil porque el motor era él, pero nosotros también le podemos poner el corazón y hacer de su legado historia', dijo a EL HERALDO Karin Klee, hermana de Leopoldo e integrante del Garabato hace aproximadamente 25 años.
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Un garabato familiar
Así como ella, en el Garabato del Norte también han participado sobrinos, primos, hijos, hermanos y otros miembros de su familia, pues esa pasión carnavalera, como define Klee, la 'llevan en la sangre'.
De hecho, cuenta que en sus inicios era un grupo, en su mayoría, familiar que con el paso del tiempo se fue enriqueciendo con amigos, conocidos y bailadores que año tras año desean danzar al ritmo del folclor.
'Queremos que la gente pueda entender qué es el Garabato del Norte. No es el norte de Barranquilla, de gente pudiente, sino de la Costa Norte de Colombia porque así fue que se inició este garabato, de gente que venía (por ejemplo) de Riohacha, Cartagena y Santa Marta. Actualmente también viene gente de Estados Unidos, España, Alemania, Bélgica y otras partes. Le mandamos los videos y ellos ensayan. Ese es el legado de Leo, donde la cultura garabatera carnavalera y barranquillera se multiplica', explica Harry Barrios, músico de Makia Tambó, agrupación que acompaña desde hace ocho años a la comparsa.
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Su legado
Otra de las tradiciones que quieren mantener como grupo es presentarse con música en vivo.
Barrios cuenta que este caporal empleaba a 14 músicos que desfilaban junto a las parejas garabateras al son de la tambora, el alegre, el llamador, las maracas y la flauta de millo. Leo, como de cariño lo llamaban, consideraba que 'el folclor hay que mantenerlo desde su naturaleza: sin la intervención de micrófono y parlantes', ya que esto también trae como consecuencia que otras agrupaciones 'no puedan disfrutar' de su música mientras van por el recorrido, ni tampoco los espectadores.
Así se cumplió en la Vía 40 y el 2020 en la 44.
De hecho, ese año Leopoldo bailó bajo el sol inclemente de febrero frente a los miles de espectadores que vivieron junto a él en lo que se convirtió en su último carnaval.
'A Leo ese año Édgar Blanco, del Carnaval de la 44, le hace una invitación muy especial para rendirle un homenaje. Además de ser su último carnaval, fue un homenaje en vida y se convirtió en su gran despedida. Algo que nadie imaginaría', recuerda Carolina Gómez, miembro de la danza.
A casi un año de su partida, su familia y equipo lo recuerdan con el amor que desbordaba por su Carnaval. Describen su ausencia como 'algo realmente duro' de lo que todavía no se reponen en totalidad.
'Uno no se imagina un carnaval sin Leo. Él era una persona muy metódica, todo lo tenía en los tiempos y llevaba una agenda. Para él, el Carnaval más allá del desorden y la guachafita era algo serio: era un desorden muy bien organizado', cuenta Gómez.
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El futuro del Garabato
Actualmente en la casa de Leopoldo Klee reposan las decenas de reconocimientos y premios que tanto él como el grupo han recibido. Los dos pisos tienen en sus paredes portarretratos, afiches y pinturas que narran la historia del ‘Garabato que sí baila’ y que ahora se prepara para salir adelante sin el caporal mayor.
Sobre esa figura, explica Carolina, conservarán los caporales por consanguinidad, antigüedad y dirección del grupo con los tres colores (amarillo, azul y rojo) que existen actualmente y que es lo que caracteriza al vestuario del hombre en el garabato.
'Con el tiempo determinarán quién será el caporal que llevará al grupo en desfile, pues son las aptitudes que se verán con el tiempo para reconocer quién tiene la fuerza para hacerlo', agrega Gómez.
Ahora, como agrupación, quieren honrar su memoria danzando, así como Leo lo hubiese querido. Están a la expectativa con los cambios que trae la pandemia y los cuidados que se deben tener todavía con la realización del Carnaval. Así lo sostiene Alexander Barros, presidente de la junta directiva del grupo e integrante desde 2010.
'Venimos de un año de receso cuando estábamos acostumbrados a bailar en los desfiles, sacar la capa y maquillarnos. Ahora esperamos volver a tener esa experiencia y sentimiento que solo las personas que bailamos en los desfiles conocemos. Seguimos a la expectativa del qué puede pasar porque estamos viviendo una pandemia y es algo que ninguno de nosotros tiene la ciencia o la respuesta correcta para decidir, pero mientras tengamos vida y salud seguiremos para adelante con el grupo', finaliza.
