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Un especialista toma una muestra de Covid-19.
Política

La ley del Montes | Los verdaderos problemas

Mientras los partidos y movimientos políticos se ocupan de futuras candidaturas presidenciales, los colombianos tienen otras preocupaciones.

Mientras los candidatos y partidos políticos afinan desde ahora sus estrategias para buscar un triunfo en las elecciones del 2022, el “país nacional”, les envía un mensaje contundente acerca de los verdaderos asuntos que deben ocuparse. A los colombianos en su inmensa mayoría no les importa la mecánica de cómo serán escogidos los futuros aspirantes a la Presidencia, ni tampoco si son de derecha, centro o izquierda. Por ahí no pasan sus desvelos y trasnochos.

A los colombianos les preocupa -y mucho- la corrupción, el desempleo, la inseguridad, la economía y el coronavirus. En ese orden. Así lo muestra la más reciente encuesta de Invamer Gallup, que mide los principales obstáculos que deben afrontar los colombianos para alcanzar buenos niveles de desarrollo.

De acuerdo con la encuesta de Invamer, el 22,2 por ciento de los colombianos está preocupado por la corrupción del país, el 18,4 por ciento por el desempleo, el 8,5 por ciento por la inseguridad, el 8,1 por la economía y el 7,3 por el coronavirus. Estos son los verdaderos problemas que aquejan a los colombianos en estos momentos. Muy pocos están pensando al menos por ahora –como creen los políticos– en la escogencia del sucesor de Iván Duque en la Casa de Nariño, ni tampoco en su ideología. Sus prioridades y sus necesidades son muy distintas.

El que la corrupción siga siendo el problema que más preocupa a los colombianos demuestra lo poco o nada que han hecho los gobiernos nacionales o regionales para combatirla. Y también evidencia –que todo hay que decirlo– lo poco o nada que ha hecho el sector privado para dejar de fomentarla.

Aunque casi siempre se destaca a los “corruptos oficiales”, que sobornan y piden coimas para adjudicar contratos, no hay que olvidar que del otro lado de la mesa hay “corruptos privados” que ofrecen el pago de dichos sobornos y coimas. La corrupción es un problema de doble vía: hay quienes piden para dar y hay quienes ofrecen para recibir. Así funciona ese perverso fenómeno que tanto preocupa a los colombianos y tanto mal causa en materia de desarrollo. ¿La razón? A mayor corrupción, menos desarrollo y progreso, más desnutrición infantil, menos escuelas y hospitales, menos carreteras y acueductos. La corrupción es inversamente proporcional al desarrollo.

La preocupación por el desempleo también es recurrente y constante en las últimas décadas. Si bien es cierto que se venía logrando algunos avances en los últimos años, hasta el punto de llevar el desempleo a un dígito, por cuenta del Coronavirus la desocupación en Colombia se disparó y hoy es una de las más altas de América Latina.

La informalidad –que es muy grave en algunas de las principales ciudades del país, entre ellas Barranquilla y Cartagena– también se desbordó por cuenta de la pandemia. Es evidente la pauperización de sectores productivos de la economía, que han tenido que apagar máquinas, despedir empleados y declararse en quiebra. Las ayudas ofrecidas por el Gobierno nunca llegaron o no llegaron a tiempo.

La inseguridad también desvela a los colombianos, tanto en las principales ciudades como en el campo. Los colombianos no se sienten seguros. Esa es la triste realidad. Los atracos, asaltos y robos a residencias y locales comerciales son cada día más frecuentes en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. Mientras la inseguridad crece, las autoridades se muestran impotentes para contener a los delincuentes. En algunos casos las propias autoridades son señaladas de ser cómplices de los delincuentes. En este caso se mezclan la corrupción con la inseguridad.

La economía que preocupa a los colombianos tiene que ver directamente con sus bolsillos y con lo poco que les alcanza lo que ganan con lo que gastan. Su preocupación es muy simple: sienten que sus ingresos son menores que sus egresos. Es más lo que se les va en arriendo, agua, luz, teléfono y pago de impuestos, que lo que reciben por cuenta de su trabajo o sus actividades comerciales.

Llama la atención que en la encuesta de Invamer Gallup el coronavirus esté por debajo de la corrupción, el desempleo, la inseguridad y la economía. La lectura optimista es que el Gobierno ha hecho bien la tarea y logró con sus medidas evitar una verdadera tragedia humanitaria. Pero la lectura realista y si se quiere cínica muestra que los colombianos decidieron morirse de coronavirus y no de hambre. Es decir, aunque la Covid-19 es sin duda grave, las necesidades que tienen que ver con la sobrevivencia y el día a día de los colombianos resultan más apremiantes y urgentes que la propia pandemia. Veamos, pues, cuáles son los verdaderos problemas que preocupan a los colombianos:

Inseguridad: atracos y asaltos disparados en todo el país

Los atracos se dispararon en todo el país. No es un asunto de percepción: es una cruda realidad. Mientras alcaldes y gobernadores aplicaron la cuarentena con drasticidad las cifras de asaltos a buses de transporte público, viviendas y locales comerciales disminuyeron de forma evidente. Pero con las reaperturas graduales también volvieron con más intensidad las conductas delictivas.

En el asalto a viviendas, por ejemplo, en lo que va del 2020 se han presentado cerca de 20.000 en todo el país, siendo Bogotá la que más casos registra. Pero la inseguridad urbana no es la única que se ha disparado. El campo colombiano también ha sufrido los embates de los delincuentes. Los llamados grupos disidentes de las Farc mantienen un asedio constante a ganaderos, comerciantes y campesinos mediante la extorsión y el secuestro.

El narcotráfico sigue siendo su principal actividad para financiar sus acciones criminales. Hay masacres en buena parte del territorio nacional, especialmente en Cauca, Antioquia y en Sucre. De acuerdo con el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), desde el año 2016, cuando se firmó el acuerdo de paz con las Farc, hasta agosto pasado, fueron asesinados en el país 1.000 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos.

Economía: el día a día no deja pensar en proyecciones hacia futuro

Más que el estado de la economía del país –que es delicado por cuenta de la pandemia– lo que más preocupa a los colombianos es la situación de su bolsillo. Más allá de la recesión en la que entró el país, después de 20 años de haber padecido la última, o de la dramática caída del PIB, entre otros indicadores, lo que preocupa al colombiano de a pie es la incertidumbre de no saber qué pasará mañana con su empleo o con sus ingresos y los de su familia.

El suplicio de tener que vivir al debe el día a día no les permite a millones de colombianos ocuparse de las proyecciones macroeconómicas para el 2021, oficio que desempeñan con mucha eficiencia los analistas económicos. La preocupación que muestra la encuesta de Invamer Gallup tiene que ver con esta situación, más que con la subida o bajada del dólar, o con el incremento de los precios del petróleo, entre otros, que sin duda también terminarán impactando sus bolsillos.

La crisis económica del presente no les permite a los colombianos de a pie ocuparse del futuro. La preocupación de los colombianos indica –eso sí– que la llamada reactivación económica, que empieza a enviar señales positivas en algunos frentes, todavía no ha arrojado los resultados que se esperan.

Corrupción: la pandemia que nunca se acaba

El coronavirus trajo otra plaga nacional. O mejor: la acrecentó. Se trata de la tristemente célebre corrupción, que tanto daño le ha hecho al país en las últimas décadas.

 La lucha contra la corrupción se ha convertido hasta en bandera política de políticos señalados de corruptos. ¡Hasta ese nivel hemos llegado! ¡Los corruptos hablan de luchar contra la corrupción! Los informes de la Procuraduría General sobre corrupción de funcionarios públicos, alcaldes y gobernadores, desde que empezó la pandemia en marzo pasado, son demoledores: 837 funcionarios tienen investigación disciplinaria. Ello comprende 417 alcaldías, 26 gobernaciones y 32 concejos municipales. Son funcionarios que, al parecer, hicieron uso fraudulento y criminal de recursos que deberían destinarse para atender a la población en riesgo de contagiarse con Covid-19.

El procurador Fernando Carrillo destaca como modalidades frecuentes por parte de los funcionarios investigados, los sobrecostos, el direccionamiento contractual y el pago de los favores políticos, entre otros. Por cuenta de la pandemia volvieron las contrataciones directas y las licitaciones amañadas, según las investigaciones no solo de la Procuraduría, sino de la Fiscalía y la Contraloría.

Desempleo: un verdadero ejército de desocupados

En septiembre pasado la tasa de desempleo nacional fue de 15,8 por ciento, según el Dane. Es decir, tuvo un aumento de 5,6 por ciento comparada con el mismo mes de 2019, que había sido de 10,2 por ciento. En julio dicha tasa había llegado al 20,2 por ciento, mientras que en agosto fue de 16,8 por ciento. Es decir, en los últimos meses las cifras de desempleo han mostrado una evidente y significativa reducción.

En septiembre la población desocupada en Colombia fue de 3,8 millones, cerca de 1,3 millones más, comparados con el mismo mes del año anterior, cuando no había pandemia en el país. Pero si queremos combatir el desempleo en serio tenemos que empezar a medirlo por la tragedia social que hay detrás de cada persona que pasa a ser desocupada, después de haber tenido un empleo formal. Más que números, al desempleo debemos ponerle rostro. Punto.

Coronavirus: relajamiento social, pero aún no hay vacuna

Que la preocupación por el coronavirus haya sido relegada por la corrupción, el desempleo, la inseguridad y la economía muestra que para los colombianos existen hoy otros asuntos más prioritarios. Y ello no deja de ser preocupante, puesto que las cifras indican que la pandemia sigue causando estragos en el país no solo en pérdidas humanas, sino en términos económicos y sociales. En Colombia más de 36.000 personas han fallecido y más de 1.200.000 han sido contagiadas.

En el caso de Barranquilla, por ejemplo, el Instituto Nacional de Salud (INS), mediante declaración de su directora Marta Ospino, sostuvo que el 55 por ciento de la población ya se había visto afectada por el virus, lo que podría considerarse como haber alcanzado la “inmunidad de rebaño”, que haría decreciente y sostenida la tendencia a disminuir el número de personas contagiadas. No obstante, esa buena noticia vino acompañada de otra muy preocupante y es que en las últimas horas se registraron 215 casos de personas contagiadas, cifra que es muy superior al número que venía mostrando la ciudad y que no superaba los 100 casos por día. Mientras tanto, los anuncios optimistas sobre la fabricación de vacunas para combatir el virus son recibidos con incertidumbre por los colombianos, que creen que al país ese remedio tardará en llegar.

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